Capítulo 3. Amigos, somos amigos

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―¿Entonces? ¿Irás conmigo o no? ―preguntó el ojiazul con efusividad―. No puedes quedarte ahí en el sofá perdiendo el tiempo Harry.

El recién mencionado sonrío colocando sus cejas en un arco. Porque era obvio que sí podía. Pero decidió contemplar la propuesta de su mejor amigo, posando su mirada sobre él con ese toque analítico y exagerado que tanto detestaba el castaño.

Louis se cruzó de brazos por sobre su suéter gris y las cadenas que llevaba por accesorios, sus labios formaron una fina mueca y su celestina mirada destiló veneno en dirección a Harry. Era el comienzo de un berrinche.

―Vale, Harry. No empieces a mirarme así, que me pone nervioso. Siento que me tomas por un muñeco de los del laboratorio y estás listo para tasajearme.

―No haré eso, porque bien sabes que solo estoy estudiando tu comportamiento ―burló Harry en su dirección.

Eso no le hizo mejor al castaño de ojos azules, quien se giró para alcanzar cualquier cosa que pudiera tirarle al rizado. Los parciales los tenían asfixiados y esa noche en particular Louis se plantó frente a su mejor amigo para pedirle, casi de rodillas que salieran juntos a una fiesta que harían los de la Facultad de Arquitectura. Consiguiendo entonces a Harry con su pijama y docenas de apuntes a su alrededor.

Harry y Louis estudiaban leyes, con la diferencia que Harry quería especializarse en Medicina Legal o algo que tuviese que ver con lo forense, mientras que Louis, por su parte quería entrar en toda la movida política y por eso formaba parte del movimiento estudiantil, gracias a eso se enteraba de todo primero que nadie en toda la universidad.

―Harry.

―Louis.

―Vístete, o no volveré a hablarte por lo que quede de carrera.

Harry sonrío, sabiendo que ninguno podría sobrevivir ese tiempo sin la presencia del otro. Así que terminó por levantarse para hacer como casi siempre, todo lo que Louis quería.

Porque en el fondo, él quería ir también. Quería ir con él.

Eligió una bonita chaqueta de jean y unos tenis blancos a juego con su ceñido pantalón negro. Intentó peinar sus cortos rizos, y ya estuvo listo para encontrarse de nuevo con Louis en el recibidor de su departamento.

―Promete que no me arrepentiré de esto ―le dijo Harry.

―Lo prometo, será divertido. Solo tú, yo y docenas de universitarios alcoholizados y restregándose unos con otros ―respondió Louis.

Harry rodó los ojos y se dejó arrastrar por su mejor amigo a través de la puerta pintada de su departamento.

Ya estando fuera, Louis se permitió rebuscar entre sus bolsillos la caja de cigarrillos que siempre llevaba entre estos para cuando saliera del sitio que compartía con Harry pudiera hacerlo con tranquilidad.

―No...―lo detuvo Harry.

Ahora fue Louis quien entornó los ojos.

―No iba a fumar contigo aquí, ricitos. Calma. Son para la fiesta.

Harry asintió no muy convencido, pero al final lo vio volverla a guardar y con su mano libre volvió a tomar la de Harry. Es que acostumbraban a hacerlo, a estar juntos, a tomar el metro juntos, y pues... Vivían y estudiaban juntos ¿Qué tenía de raro eso? Nada.

La pregunta era graciosa, si se detenían a pensar en el hecho que uno de los dos, ya estaba enamorado. Y para él, para Harry, este contacto tan normal para ambos en otro momento, significaba todo. Lástima que, para Louis solo seguía siendo el acto de arrastrar a Harry a cualquier lado.

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