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Capítulo 17. Nunca soy suficiente

—Me gustas, Louis...me gustas ¿puedes entenderlo? —habló apenas con un hilo de voz.

Sentía que el tiempo se había detenido, y solo eran ellos dos allí en ese lugar. Su respiración era irregular, las lágrimas bajaban a toda velocidad por sus mejillas, estaba destrozado.

Harry sentía que había perdido todo lo que alguna vez le dio sentido a su vida.

Y por última vez, se permitió recordar el roce de sus dedos, la calidez de su cuerpo, la sonrisa de su rostro, sus finos labios amoldándose a los suyos.

Por una última vez, recordó el brillo de sus ojos, el compás de sus pies, la suavidad de sus manos, las arruguitas de sus ojos cuando se ríe.

Harry lo había perdido en ese preciso instante, quizá siendo demasiado duro para no haberlo tenido nunca, porque nunca lo tuvo ¿Verdad?

Louis solo lo observó con los ojos muy abiertos, intentó extender su mano derecha para alcanzarlo de nuevo pero Harry se negó. Louis sonrío, había sido una sonrisa triste, una sonrisa rota de esas que nunca alcanzan a llegar a los ojos, sin embargo Harry no se percató de ello. Por un segundo, los papeles parecieron estar invertidos.

Louis intentó en vano acercarse a Harry porque dentro de sí, verlo en ese estado le dolió, una vez más, estaba lastimándolo.

Harry sorbió como pudo su nariz y limpió un poco los restos de maquillaje que habían quedado esparcidos en su rostro. Suspiró antes de verlo nuevamente, frente a él, aparentemente impasible, frío, como solía serlo cuando se trataba de Harry. Un frívolo y egoísta.

—Fue un error hablar demasiado, no debía decírtelo ¿cierto?—se interrumpió solo para tomar algo de aire—, sabía que te ibas a burlar de mí...—finalizó con un doloroso mohín.

—Harry...—susurró Louis al tiempo que tomaba el rostro del contrario entre sus manos.

Sentía en ese instante como las lágrimas de Harry empapaban las yemas de sus dedos pero no se alejaría, no cuando lo necesitaba tanto, ahora, podía permitirse ser vulnerable porque su compañero de piso acababa de ponerle un fin a su amistad, acababa de cruzar a través de palabras los escombros de esa pared que él mismo se encargó de romper entre ellos hace semanas atrás, cuando lo besó en la pista de baile.

Harry acababa de decirle que estaba enamorado y Louis no podía corresponderle.

No iba a hacerlo.

—Harry...escúchame por favor, escúchame ¿si?—susurró de nuevo, contemplando el rostro del más alto frente a él.

Su profunda e inundada mirada le atravesaba el cuerpo como mil cuchillos, le rompería, le dejaría ir de una vez por todas porque no podía hacer que se quedara ahí esperando algo que no iba a darle, no lo soportaría, no le haría eso a Harry.

Harry asintió y eso fue lo que Louis necesitó para continuar, comenzó entonces por limpiar los rastros de lágrimas, entonces le habló:

—Lo siento, Harry. Lo siento, lo siento, lo siento tanto...pero yo, yo no siento lo mismo que tú. Eres mi mejor amigo, mi compañero de piso y mi hogar está dónde estés tú...pero, Harry, no estoy enamorado de ti, no lo estoy y no puedo pretender que esperes ahí a qué lo haga, porque yo no sé qué sentir, no sé ni siquiera como debo tratarte. ¿Por qué debería querer qué estés conmigo? Si solo te hago daño ¿No lo ves? —tragó en seco mientras Harry negaba con pesar.

Louis soltó el aire que sin darse cuenta estaba reteniendo ya que esto no estaba siendo fácil para ninguno de los dos.

—Dijiste que me necesitabas —intervino Harry colocando sus manos sobre las de Louis.