XV

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Tao parecía estar flotando por encima del cuerpo de Baeckhyun. Su mundo se redujo hasta que sólo existía el doncel que yacía inmóvil en el suelo. Al principio, parecía que Baeckhyun estaba muerto, que su fuerza vital lo hubiera abandonado por completo. Lentamente, en su propia inmovilidad, con una nueva conciencia, Tao pudo sentir la tenue energía que desprendía Baeckhyun. Los colores vibraban a su alrededor, pero eran pálidos y parecían desvanecerse.
—Bien, Chanyeol —ordenó Yugyeom. Las palabras fueron pronunciadas en voz alta, pero también en su cabeza. Tao se dio cuenta de que no había visto a Chanyeol. Estaba en alguna parte con Kai, manteniendo vivo a Baeckhyun en la distancia. El quería pedirle perdón por haber permitido que sucediera esto, pero la luz en la que Tao se había convertido ya se estaba posicionando encima de Baeckhyun. Se sorprendió un poco al ver que parecía saber lo que tenía que hacer, pero se dio cuenta de que no estaba solo. La bola de blanco puro que tenía a su lado guiaba todos sus movimientos. Todos sus pensamientos estaban centrados en el cuerpo de Baeckhyun. Tao notó que Chanyeol le daba a Baeckhyun la orden de despertar a la inconsciencia mortal. La sangre salió de golpe, brotaba de todas sus heridas. Su corazón latía con fuerza y retumbaba a través de la luz que era Tao. Se encontró nadando en sangre y cauterizando las peores heridas. Trabajaba deprisa totalmente concentrado para contener el flujo de la vida de Baeckhyun antes de que les abandonara. El cerebro de Tao evaluaba el daño interno de cada órgano incluso mientras actuaba. Las heridas las suturaba a través del pensamiento. Cada punto era meticuloso, cada extracción de fragmentos de bala precisa y realizada con sumo cuidado. Era igual que una operación física, salvo porque era más cansado. Mantener el grado de concentración necesario durante tanto rato era agotador. Aun así, no tenía demasiada noción del tiempo, igual que le sucedía cuando estaba en el quirófano, Tao se quedaba absorto en lo que estaba haciendo. Incluso notaba que cuando sudaba, una enfermera le empapaba el sudor en una gasa. Este era el mundo que Tao conocía. Su mundo. Tenía la calma para tratar las grandes heridas. Tenía el conocimiento y las habilidades, pero sobre todo contaba con su gran determinación. No perdía la paciencia si veía la más mínima probabilidad de éxito. El destrozo era tremendo. Estaba asombrado de que Baeckhyun hubiera sobrevivido tanto tiempo. Ni siquiera en un centro de urgencias le habrían podido salvar la vida, tenía demasiadas heridas mortales. Y el bebé... ¿Cómo podría sobrevivir el bebe? Yugyeom se aproximó al diminuto ser con suma delicadeza. La extensión de los traumatismos era tremenda. El bebé se estaba muriendo con cada borbotón de sangre que salía del cuerpo de su madre. Podía sentir su intención de querer alejarse del dolor y el destrozo del ataque. Sólo esperaba que Tao pudiera detener pronto la hemorragia, puesto que tenía que concentrarse en el bebé. Era tan diminuto, casi inexistente, sin embargo, él podía sentir su sufrimiento y desconcierto. Había conocido el miedo antes de nacer y ahora ya quedaría grabada en el la impresión de que el mundo no era seguro, ni siquiera en el vientre de su madre. Yugyeom murmuró suavemente, dándole confianza. Ya la había bañado una vez con su luz y ahora el le había reconocido, se acercó hacia él, buscando consuelo. Con mucho cuidado se preocupó de la herida en la arteria que era la que le suministraba el alimento. Muy pronto él le daría su propia sangre, sellando así su destino, vinculándolo a él para siempre. Había varias grietas en la placenta que selló meticulosamente. Se asustó al notar que la luz de Yugyeom se aproximaba, por lo que él le envió vibraciones tranquilizadoras. Había una herida en su muslo derecho. Dolía y la sangre se vertía en el líquido que la envolvía. Con el más ligero de los toques Yugyeom cerró la herida y la sensación de su contacto la tranquilizó. Su canto y su tono grave, sonaban en su corazón, en su mente, empapaban su alma. Yugyeom le hablaba mientras trabajaba, la pureza de su tono lo cautivaba y relajaba, por lo que optó con quedarse con su madre en lugar de rendirse a la muerte y desvanecerse con cada pérdida de sangre. Yugyeom podía sentir su fuerza, su determinación. No cabía duda de que era hijo de Chanyeol y de Baeckhyun. Si elegía marcharse, lo haría, pero si se quedaba, lucharía con todas las fuerzas que le quedaran en su cuerpo. Yugyeom se aseguró de que quisiera luchar. Le susurró con su tono más cautivador, le prometió un futuro fascinante, la fascinó con los secretos y la belleza del universo que le esperaba. Le prometió que jamás se sentiría abandonado, que él estaría junto a el para guiarlo, protegerlo y velar por su felicidad. Antes de que pudiera completar su trabajo, notó que Tao temblaba, que de pronto volvía a ser consciente del dolor de sus propias heridas. Asegurándole a el niño que iba a regresar, salió del cuerpo de Baeckhyun y se llevó a Tao con él. Se estaba tambaleando sobre las rodillas, tan pálido y exhausto que estaba gris. Aunque las heridas de su hombro y brazo no eran críticas, había perdido más sangre de lo que se podía permitir. Kris lo estaba sosteniendo, abrazándolo contra su pecho para que no se desplomara. El no parecía darse cuenta, sólo le empujaba sin conseguir resultado alguno.
—Todavía no he terminado. ¿Por qué me has sacado Yugyeom? —protestó el, enojado. Su único pensamiento era regresar a su paciente. —Has de alimentarte o no podrás continuar —le dijo para consolarlo. Estaba tan cansado y exhausto que apenas podía girar la cabeza para encontrar el hueco de su cuello, al momento su cuerpo se contrajo al notar la calidez de la piel de Kris. Se la acercó todavía más, notó el arañazo de sus dientes y un ligero mordisco en su cuello. Kris casi gimió en voz alta, maldiciendo la fuerza de la sexualidad carpatiana que hacía que su cuerpo enseguida se endureciera, provocándole una dolorosa necesidad cuando la sangre y la muerte le rodeaban. Tao le susurró algo en su yugular, algo dulce y un suspiro que invadió su cuerpo de una tremenda necesidad de un contacto íntimo. Disimuló su gemido de deseo de satisfacción urgente cuando el hincó a fondo sus dientes en su cuello. Las llamas recorrían su torrente sanguíneo y le perforaban los músculos y los nervios. Le puso las manos en la cintura, luego en la espalda y después le tomó la cabeza para acercársela más. Su cuerpo necesitaba saciarse de el. Nunca el calor había sido tan insoportable, ni la necesidad tan grande. Yugyeom se rasgó la muñeca con sus propios dientes. Su mente estaba conectada con la de Chanyeol y juntos obligaron a Baeckhyun a alimentarse. Todavía era como un polluelo, apenas tenía un cuarto de siglo, sin embargo era muy fuerte. Hizo falta la voluntad de ambos para que se alimentara de alguien que no fuera Chanyeol. Se resistió un momento.
- Por nuestro hijo, por nuestra pequeño —susurró suavemente Chanyeol, doblegando amorosamente su voluntad a la suya—.
Has de hacer esto por nuestro hijo. Yugyeom añadió su propio refuerzo.
- Nunca te he pedido nada Baeckhyun, nunca te he pedido nada por nuestra amistad. Ahora te pido esto.
Baeckhyun dejó a un lado su repulsión y dejó que Yugyeom y Chanyeol lo pusieran en trance para que pudiera aceptar el fluido de la vida que tanto necesitaban el y su hijo. Yugyeom se concentró en conectar con el niño. Era tan pequeño, tan indefenso y tenía tanto miedo. Sin embargo, ya era un ser vivo y pensante. Pudo sentir la confusión y su repentina consciencia de que estaba solo. Le envió vibraciones de apoyo. Su sangre, fluía por su pequeño cuerpo, lo cual estrecharía su vínculo, ello aseguraría su mutua atracción. Se había pasado toda la vida preparándose para este momento, el día en que tuviera la oportunidad de elegir a su pareja. Siempre había sabido que sería hijo de Chanyeol. Cuando años atrás Baeckhyun había sido atacado y herido mortalmente, Yugyeom se aseguró de suministrarle la sangre que necesitaba para su curación. Su sangre antigua era poderosa y fuerte y con ella había enviado los primeros vínculos con la esperanza de que Baeckhyun, un doncel humano concibiera un hijo doncel o una hija. Ahora podía reforzar ese vínculo, marcar a ese niño para él para toda la eternidad. Estaba ligado a él, en cuerpo y alma y él era para el. Por primera vez en siglos sentía esperanza y para un hombre carpatiano a punto de convertirse en vampiro, la esperanza era lo único que le quedaba.
Tao cerró la herida en el cuello de Kris con un sensual lamido, luego parpadeó mirándole con unos ojos ligeramente vidriados y aturdidos. Casi al momento cambió su expresión y apartó a Kris de un empujón. No se trataba de que él le hubiera arrebatado su libre albedrío, sino de que el se hubiera alimentado de todos modos para salvar a Baeckhyun y a el niño. Era el modo en que él lo había obligado a matar sus enemigos. Con calma, sin emociones, le había dado la orden.
-Siempre has sabido que había un demonio dentro de mí, pelirrojo.
Tao se pasó la mano por la cara y luego se apartó su salvaje cabellera como si también quisiera incluirle a él.
- Siempre pensé que actuarías como un hombre, no como un animal deseoso de matar. - Matar está en nuestra naturaleza. Somos depredadores.
- Aunque estuvieras intentando salvarme la vida y creyeras que tenías que matar a Wallace, no tenías que haberme utilizado para hacerlo de un modo tan sádico.
¡Lárgate! He de trabajar y estoy muy cansado. Kris no se apartó de su lado. A pesar de la lluvia había luz en el exterior. A pesar de la gran tormenta que estaba generando, la luz estaba empezando a afectar sus ojos. Les quedaba muy poco tiempo para terminar, pronto sus cuerpos exigirían el sueño de su especie. Más tarde ya convencería a Tao de que no era un monstruo. En ese momento su trabajo era proteger a todos los presentes mientras estos trabajaban. No dejaba de inspeccionar sus alrededores. Había provocado la tormenta y hacía que se mantuviera agitada y frenética por encima de sus cabezas, haciendo que la zona no fuera un lugar seguro para desplazarse por ella. Sostenía el tambaleante cuerpo de Tao y vigilaba al sanador, que se le veía pálido y demacrado. Lo que estaban haciendo era un misterio para Kris. Estaba orgulloso de que Tao pudiera realizar aquel milagro y también le complacía secretamente que el sanador necesitara ayuda. Kris sabía que a Chanyeol la preocupación le debía estar consumiendo y que se sentiría impotente. Él había sido quien había optado por la lógica opción de llevar a Kai a la cueva de la sanación y colocarle en el suelo hasta que el sanador pudiera ocuparse de él. Eso significaba que debía mantener vivo a Baeckhyun a distancia, hazaña que al cabo de un tiempo resultaba agotadora. Además hubiera preferido ser él quien le proporcionara su sangre a su pareja para protegerlo de daños mayores. Kris maldecía en silencio. Tres carpatianos no deberían haber dejado jamás que los humanos les engañaran. ¿Por qué no habían detectado la presencia de los hombres en el bosque? ¿Por qué no había podido descubrir la amenaza contra Baeckhyun y Tao? Miró el brazo de Tao, rojo y abierto con las heridas y volvió a maldecir. Él había jurado protegerlo y velar por su felicidad. Hasta ahora no había hecho muy buen trabajo. ¿Cómo iba a conseguir que se le pasara el trauma de este día y mostrarle la belleza de su vida juntos? Por primera vez se fijó en el cuerpo de Eugene Slovensky. Suspiró y se apartó de Tao para levantar el cadáver, colocárselo sobre el hombro y lanzárselo a los lobos. Lo último que necesitaba Tao al terminar su extenuante operación era ver la funesta evidencia de su matanza. Kris se pasó la mano por el pelo y de pronto se dio cuenta de lo cansado que estaba. Todo lo relativo a su relación con Tao había ido mal. Lo había atraído inconscientemente sin su conocimiento ni consentimiento. Ni siquiera lo había ayudado en los procesos difíciles. Peor aún, había abusado de el cada vez que su mente se fragmentaba. Y ahora, para añadir a esta larga lista de errores, había eliminado sádicamente y con alegría a un enemigo utilizándolo como guía. No era precisamente un esposo excelente. Kris intentó utilizar sus recién recuperados poderes para buscar el recuerdo de cuando Chanyeol atrajo a Baeckhyun. Chanyeol también lo había hecho sin su consentimiento, sin que el supiera de la existencia de los carpatianos. Lo había hecho a toda prisa, para salvarle la vida y ninguno de ellos sabía si funcionaría, ni siquiera Chanyeol. Baeckhyun se vio forzado a aprender una nueva forma de vida. Un ligero sonido le hizo girarse para ver a Yugyeom, que se alejó tambaleándose del cuerpo de Baeckhyun. Tao se derrumbó al lado de el doncel y no se movía. Los dos sanadores parecían exhaustos, casi impotentes.
—Necesitas sangre —le dijo Kris a Yugyeom—. Le has dado demasiada a Baeckhyun.
—El lo necesitaba —respondió Yugyeom cansado. Se estiró en el suelo y se puso un brazo encima de los ojos para protegérselos.
—Deja que te alimente. Hoy me he nutrido bien. Kris le hizo el ofrecimiento formalmente. El sol seguía subiendo a pesar de la fuerte tormenta.
—Gracias, Kris, pero estoy demasiado cansado. Esta es la antigua cabaña de Chanyeol. Busca la habitación escondida. Kris probó su fuerza y buscó la conexión perdida con su hermano.
- ¿Chanyeol? Están demasiado cansados para continuar. Tendrás que custodiar a Kai y yo me cuidaré de todos los presentes. En esta cabaña debías tener una habitación privada para descansar. ¿Dónde está?
- Debajo de la mesa hay una trampilla que conduce a una zona que está debajo de la cabaña. Ve con cuidado, no está muy bien escondida. Pero si descubrieran la cabaña o le prendieran fuego, podrías cerrar la tierra por encima y sobrevivirías.
- El sanador no aceptará sangre hoy. Aunque la necesita.
Hubo una breve pausa mientras Chanyeol contactaba con Yugyeom para evaluar su estado.
- Sobrevivirá. Condúceles a un lugar seguro. Sintiéndose de nuevo como un verdadero carpatiano, Kris se abrió paso hacia la cámara oculta. No era habitual en los de su raza compartir los dormitorios, ni que tan siquiera supieran dónde descansaban. Al ser totalmente vulnerables durante la tarde, tenían mucho cuidado de proteger su lugar de descanso. Kris no se sentía muy cómodo con esa situación y sabía que el sanador todavía menos. Con su fuerza flaqueando y el sol ascendiendo, Kris llevó el destrozado cuerpo de Baeckhyun a la cámara subterránea y lo puso en una manta. Tras cerrar la cabaña, asegurar las ventanas y apagar el generador, Kris tomó el frágil cuerpo de Tao en sus brazos. El dio un ligero suspiro de protesta, pero sus brazos se agarraron a su cuello y su cuerpo se acopló al de Kris. Estaba en un sueño ligero cuando él lo llevó abajo. Yugyeom les siguió tambaleándose, demasiado agotado para ir flotando. Se estiró atravesado en la guarida y allí se quedó. Junto con Kris pronunció las palabras para ordenar a la tierra que les protegiera del día y dijeron unos sortilegios para protegerse de los intrusos. Antes de quedarse dormido recordó la pradera con la enmarañada trampa mortal de cables y envió una advertencia silenciosa para evitar que algo o alguien pasara por allí. Más adelante desmantelaría esas peligrosas trampas. Kris colocó tierra y saliva sobre las heridas de Tao y las de Baeckhyun. Sólo entonces curvó su cuerpo alrededor de su compañero para protegerlo y se dispuso a dormir. Siguió lloviendo durante todo el día. La precipitación era natural y la lluvia caía de forma regular dándole a la tierra un tono grisáceo y deprimente. Pocos animales se habían aventurado a salir bajo la incesante tormenta. La tormenta había sido demasiado larga, impredecible y peligrosa. Alrededor de la pequeña cabaña algo inquietante advertía a toda forma de vida para que se alejara de la zona. Pocos humanos frecuentaban el espeso bosque por sus tierras salvajes, animales salvajes y leyendas salvajes. En la cámara subterránea, Yugyeom se despertó varias veces, siempre vigilando, siempre consciente, dormido o despierto, de quienes tenía a su alrededor y de la región que les envolvía. Buscó a el niño en su mente. Era valiente e inteligente, una criatura viva entrañable que iluminaba su eterna oscuridad. Sus ojos plateados atravesaron el velo del sueño para mirar la tierra que tenían encima de su cabeza. Estaba muy cerca de transformarse, mucho más de lo que Baeckhyun y Chanyeol sospechaban. Se estaba manteniendo por los pelos. Hacía tanto tiempo que le habían abandonado los sentimientos que no podía recordar la calidez o la felicidad. Giró la cabeza para ver la delicada forma de Baeckhyun.
- Has de vivir pequeño. Has de vivir para salvar a nuestra raza, para salvar a la humanidad. No habría nadie en esta tierra que pudiera detenerme. Vive para mí, para tus padres.
Algo le llamó la atención. Le impresionó que un feto pudiera mostrar semejante poder e inteligencia, sin embargo, sentía su presencia, diminuta, tembloroso, inseguro. Daba igual, ese ser estaba allí y se aferró a el, lo cobijó cerca de su corazón durante un largo rato antes de volver a dormirse. Kris enseguida se despertó en cuanto se puso el sol. Yugyeom ya se había marchado, estaba cruzando el cielo en busca de una presa. Kris se unió a él en la caza, también necesitaba alimentarse. Tendrían que curar a Kai y eso suponía que tendrían que alimentarse varias veces. Planeaba por el cielo, su corazón latía y la sangre corría por sus venas. Se sentía muy vivo.
- No podemos dejar a los donceles y a las mujeres solos durante mucho tiempo Kris .
—La voz de Yugyeom se dejó oír en su cabeza—. El vampiro estará furioso por no haber conseguido su objetivo. Kris envió una llamada a través del grisáceo cielo, que se oyó silenciosamente en muchos kilómetros. Una pequeña cabaña emplazada en un bosque cobijaba a tres cazadores reunidos alrededor de un fuego. Al notar su presencia cambió inmediatamente de dirección. Yugyeom planeó detrás de él. Cazar era automático, fácil y llamar a la víctima algo normal. Pero en este caso era más práctico acudir donde estaban. Tao oyó una voz. Yacía en silencio, sin saber muy bien dónde estaba. Por un momento le pareció como si todo hubiera sido una lejana pesadilla. Pero cuando miró a su alrededor, supo que se encontraba en una cámara subterránea. Alguien le había puesto tierra y hierbas aromáticas encima. Probó sus fuerzas con prudencia, se sentó y se arregló impacientemente el pelo que le caía por la cara. El brazo era una tremenda herida y le pinchaba por tantos sitios que parecía ser la encarnación del dolor. Se tocó el hombro y su mano se manchó de sangre pegajosa y de tierra. Haciendo un gesto de dolor, Tao se inclinó para examinar a Baeckhyun. No parecía tener pulso, ni ritmo cardíaco. Su rostro estaba pálido y sereno, muy hermoso. Tao suspiró. Inspeccionó como lo hacía Kris cada vez que se disponía a dormir. Al no poder hacer nada por Baeckhyun se levantó y se estiró. Se sentía incómodo sin Kris y quería contactar con él, pero instintivamente sabía que necesitaba alimentarse. Estudió la cámara hasta que descubrió la entrada. Primero intentó buscar un mecanismo oculto para abrirla. Palpó cuidadosamente toda la superficie. Al sentir claustrofobia, su corazón empezó a latir con fuerza, se sentó y pensó. Kris jamás lo enterraría vivo. Tenía que haber una salida. Miró la tierra que tenía encima y se enfocó en ella.
- ¡Ábrete, ahora!
—La imagen era muy vivida en su mente y la orden fue tajante. No obstante, se quedó pasmado cuando la tierra que tenía encima se abrió y pudo ver los tablones de madera de la cabaña.
Entusiasmado, Tao se acercó a la entrada de la cámara y dio otra orden. Orgulloso de sus poderes psíquicos recién descubiertos entró en la cabaña por la trampilla. Necesitaba el acto humano de ducharse para tener la ilusión de normalidad. Dudaba que pudiera abandonar del todo sus hábitos humanos. A lo lejos Kris levantó la cabeza alarmado. Corría un hilero de sangre por el cuello del cazador que llegaba hasta su hombro. Maldiciendo, Kris se inclinó una vez más para alimentarse. ¿Cómo se había despertado Tao sin su permiso? ¿Era ya tan fuerte que podía desobedecer sus órdenes? Todavía debería estar durmiendo, sin embargo estaba fuera de la protección de la cámara. Tenía que darse prisa. Tao salió del porche frontal vestido con ropa limpia, todavía tenía el pelo húmedo. No había ni rastro de la lucha mortal que había tenido lugar por la mañana. Llegó a la conclusión de que Yugyeom y Kris lo habían limpiado todo. Pensó que los carpatianos lo habían hecho durante cientos de años y que eran expertos en eso. Ese pensamiento hizo que le diera un vuelco el estómago y empezó a pasear bajo los árboles. Las hojas recogían la lluvia y la dejaban caer sobre su cabeza, pero no le importaba, eso le hacía sentir que formaba parte de la naturaleza. No quería alejarse mucho por si Baeckhyun necesitaba protección, así que se dirigió al sendero que conducía a su jardín de plantas medicinales. Se agachó para tocar una hoja que había sido dañada y vapuleada por la tormenta. Una sombra oscura y siniestra atravesó su mente. De pronto empezó a temblar de manera incontrolada. Se levantó deprisa y se giró para mirar al alto y pálido extranjero que emergió del bosque. Era físicamente atractivo, impresionante. Tao nunca había visto a un hombre tan bello. Sus ojos eran profundos, tristes y magnéticos. Era imposible decir su edad. Su sonrisa estaba cargada de pena.
—Siento haberte asustado, puedo notar el latido de tu corazón.
Tao dio un paso atrás inconscientemente, sobre todo porque sentía la atracción de acercarse a él. Su llamada era intensa y sintió que estaba atrapado en un hechizo.
—¿Quién eres? —Su voz era como un hilo y estaba cargada de asombro.
—¿No me conoces? Te he buscado por todo el mundo. ¿Por qué no respondiste a mi llamada? —Sus palabras eran suaves, pero revelaban ira. Tao se mantenía firme, pero se le había secado la boca.
—Lo siento, pero no te conozco. Es la primera vez que te veo en toda mi vida.
—Te despertaste a mi llamada. Has venido aquí conmigo. Tú eres mi amada Maggie. Si tu deseo era castigarme con tu silencio, lo has conseguido completamente. Ahora has de perdonarme, salir de este lugar y alejarte de quien cuyo hedor estás invadida.
—Esta vez su voz se convirtió en un gruñido. Tao luchó contra el deseo de llamar a Kris.
—¿Eres Rand? Él se acercó a el y su estómago se encogió como protesta.
—¿Cómo es que no me conoces? ¿Te han herido? ¿Ha destruido tus recuerdos El Oscuro y te ha implantado los suyos? Tao se puso la mano en el estómago para calmar su protesta y dio otro paso hacia el bosque para poner distancia entre ambos.
—No lo entiendo, ¿por qué llamas a Kris "El Oscuro"? Pensaba que ese mote estaba reservado para el sanador. Su silbido fue letal. —Él es el mal, Maggie. Su hermano y él intentaron destruirnos. Pensé que ellos te habían separado de mí y tenía razón. El loco planeó su venganza y te atrajo a este lugar de muerte y ahora estás atrapada en su red de mentiras.
—Siguió avanzando como si fuera su macabra pareja de baile, Tao siguió apartándose. ¿Era este su padre? ¿Era Rand? ¿Había estado realmente buscando a Maggie creyendo que ella todavía estaba viva? Parecía tan atormentado, tan sincero, que sólo quería consolarle, estrecharle entre sus brazos, sin embargo, había algo que se lo impedía.
—Creo que me confundes con mi madre. Yo soy Tao O'Halloran. Si tú eres Rand, entonces eres mi padre.
—Has estado con él Maggie. Él es capaz de retorcer tu mente, de doblegar tu voluntad. Colocó recuerdos en tu mente que crees que son reales. No es así. Quería vengarse de la muerte de su hermana. Me culparon a mí porque yo te amaba. Me obligaron a enterrarme y a ti te castigaron alejándote de mí. Esta es la verdad. Incluso me arrebataron a mi hijo y se lo dieron a otra pareja para que lo cuidara. Le volvieron contra mí, de modo que sólo les era leal a ellos. Todo parecía muy vago, su mente estaba confusa y perezosa. Ahora lo estaba acechando, siguiendo cada uno de sus movimientos hacia atrás con un paso hacia adelante, inclinando su cabeza para acercarse a su cuello. El debía dejar que se alimentara ¿no es así? Aunque no fuera Maggie, era su hijo y él estaba muy solo y atormentado. Pudo sentir su aliento caliente en su cuello, su voluntad lo empujaba, su hambre afectaba a ambos. El no quería eso. ¿Qué le pasaba que estaba de pie tan quieto, esperando a que él tomara su sangre, cuando todas las células de su cuerpo le decían que debía salir corriendo?
- ¡Tao! ¡Por Dios! Apártate de él. No sé lo que está haciendo, pero estás en peligro. No dejes que beba tu sangre.
—La voz de Kris sonó fuerte en su mente. Tao dio un salto y puso distancia entre el y el atractivo hombre.
—Me estás asustando. Como era habitual en el cuando la asaltaban las emociones, anteponía su cerebro para encontrar una salida.
—Ya no sé a quién creer. ¿Me estás diciendo que Chanyeol y Kris planearon nuestra separación porque tú no amabas a su hermana? Tao levantó las manos como implorando y sus enormes ojos verdes suplicaban sin vergüenza. Se detuvo a pocos metros de el, mucho más relajado al ver que buscaba respuestas en él.
—Creyeron que yo fui el responsable de la muerte de Noelle, porque la dejé desprotegida mientras estaba contigo. Ella fue asesinada por
Slovensky y sus amigos.
—¿Conocías a Slovensky? —preguntó el con calma, conteniendo la respiración—. ¿Podría ser su padre el responsable de todas aquellas muertes? ¿Podría ser él el vampiro?
—Si hubiera visto alguna vez a ese hombre le habría partido el cuello en el acto. Él es el único responsable de la muerte de Noelle. Puede que no la quisiera, pero ella era la madre de mi hijo. —Inclinó la cabeza y era fácil perderse en sus oscuros y misteriosos ojos. Tao palpó detrás en busca de un tronco de árbol, necesitaba tocar algo real. Todo esto era como una gigantesca tela de araña, tan cargada de intrigas que no sabía hacia dónde dirigirse. Algo no iba bien. Estaba cada vez más confuso y su mente le empezaba a jugar malas pasadas. Presionó deliberadamente la palma de su mano en la corteza del árbol intentando enfocarse en algo que rompiera el hechizo que él había tramado a su alrededor.
- Yo soy tu alma gemela, mi amor. Es a mí a quien has de recurrir cuando tengas miedo y estés necesitado.
—La voz de Kris era firme y notó que ya estaba cerca. Tao movió mentalmente la cabeza. Era como si estuvieran tirando de el en dos direcciones opuestas. Sabía que era el hijo de Maggie. Rand puede que creyera lo que le estaba diciendo, pero el sabía quién era. ¿No es cierto? Rand dio un leve suspiro.
—Todos podemos implantar recuerdos, Maggie. Es lógico pensar que ellos dirían que eres tu propia hijo. De ese modo podrían decir que no hay modo alguno de que podamos estar juntos. ¿No te das cuenta de la genialidad del engaño, de la magnitud de la venganza? Duraría toda una eternidad.
—Un carpatiano sólo tiene una compañera. Soy Kris.
—Al echarse el pelo hacia atrás se dio cuenta de que le temblaba la mano y se la puso detrás de la espalda.
—Ha tenido muchos años para trabajar en tus recuerdos. Años. Se abrió paso en tu mente y luego te poseyó. ¿Realmente crees que pudo vivir todos esos años en ese sótano? —Su voz era suave y razonable. Le dolía tanto la cabeza que apenas podía pensar. Cerró los ojos un momento y cuando los abrió, Rand se había acercado más y estaba de nuevo inclinado sobre su garganta.
- ¡Apártate!
—Las palabras eran tan claras y contundentes que Tao se apartó como pudo, perdió su calzado y tropezó con un tronco caído. Kris estaba furioso y su furia era algo tedioso. Cayó del cielo como un fantasma silencioso para llegar hasta el antes de que lo hiciera Rand. Sus dedos asieron posesivamente su brazo. Lo ayudó a incorporarse y acto seguido la puso tras él y miró al padre de Tao.
—¿Qué estás haciendo, Rand? —Dijo bruscamente. Su voz era grave y siniestra. Rand sonrió con calma y gentileza.
—¿Y ahora también me vas a matar a mí? ¿Estás sediento de sangre verdad? Dices que soy su padre, sin embargo estás deseando matarme. —Lo miró directamente a los ojos—. ¿Tiene sentido esto? —Su tono era grave y triste—. ¿Que quiera destruir a tu padre?
—Estás intentando confundirlo
—El rostro Tao con claras marcas de cansancio, se había endurecido por la ira. Tao estudiaba cada uno de sus amados detalles. De pronto, Rand no le pareció tan atractivo. Había algo siniestro en sus facciones perfectas y su sonrisa de labios finos. Rand parecía desprovisto de emociones, casi sin vida, su tristeza era irreal, mientras que el poderoso cuerpo de Kris temblaba de emoción volcánica. Su mente era como una neblina roja de ira y temor a perderlo, de haberlo puesto en peligro sin haberse dado cuenta. La rabia era contra Rand que era capaz de engañar a su propia hijo. Rand suspiró suavemente y movió la cabeza.
—Con qué facilidad te has dejado engañar por este oscuro vampiro. Tu cuello tiene las respuestas que buscas. Las heridas son sucias y salvajes. ¿Quién sino un vampiro puede alimentarse con tanta falta de cuidado? ¿Acaso un amante compañero abusaría de su doncel de este modo? Cuando esta mañana ha matado utilizando tu inocencia, tu mente y tu alma para ayudarle ¿acaso no sentía felicidad? Cuando le suplicaste que se detuviera, ¿no continuó? Y cuando vino a ti con las manos ensangrentadas ¿no pudiste ver su oscuro deseo y sed en su mente, en sus ojos y en su cuerpo? ¿No viste la oscura compulsión de matar? Los vampiros son muy listos querida y has caído bajo su maldición. Kris miró al hombre más mayor con ojos oscuros y vacíos. —¿Me estás retando? Tao dio un grito ahogado. ¿Kris y su padre? Se presionó la cabeza con ambas manos. No podía soportar esta confrontación, iban a luchar por el como dos perros por un hueso. Ni siquiera sabía ya lo que era cierto.
- Sí, sí lo sabes, mi pequeño pelirrojo. Está intentando embrujarte. Pensaba que yo estaría ocupado con Kai. Pensó que podría alejarte de la seguridad de nuestra gente. No aceptará un reto justo.
—Kris intentó tranquilizarlo. El se esforzaba por guardar la calma, pero había padecido demasiados traumas en los últimos días. Kris estaba seguro de que Rand no sólo lo había planeado todo, sino que también contaba con ello para dominarlo. La sonrisa de Rand era tranquila.
—No quiero causarle a Maggie más sufrimiento. Pero quedas advertido, Oscuro, si Chanyeol no fuera tu hermano serías cazado y destruido. Has engañado y herido a la persona que yo amo y no dejaré que te salgas con la tuya. Pero no seré el causante de que sufra más. Kris enseñó sus colmillos.
—Estaba seguro de que dirías algo semejante. Prefieres hacer tu trabajo sucio con trucos. Rand levantó una ceja.
—Escúchale amor mío. Luego me acusará de haberme asociado con los asesinos humanos. ¿Vas a decir que yo intenté matar a Kai? ¿Y qué me dices de Noelle? Quizás sea el responsable de lo que te pasó a ti y a mi propio hijo. Pero tú eres el vampiro Kris y eres lo bastante poderoso como para engañar a alguien como Yugyeom. Sería estúpido si luchara contra ti cuando tienes a Maggie como rehén. Tao se agarró a la camisa de Jacques por la espalda. —Rand, te equivocas respecto a él. Me parezco a Maggie, pero en realidad soy tu hijo. Y yo lo sabría si de verdad fuera un vampiro. Rand la miró con ojos tristes. ¿Cuántas veces te has preguntado qué es? ¿No sentiste el placer que sentía al matar? Deseaba hacerlo, lo estaba esperando y se alimentó vorazmente. Eso no puedes negarlo. ¿Quién mejor que Kris para tramar todo esto? Noelle era su hermana y la adoraba. Él te apartó del resto y de la mujer de su hermano. Mató a los humanos porque podían identificarle. —Inclinó la cabeza cansado—. Sé que no puedo convencerte, pero con el tiempo te darás cuenta de que tengo razón. Dime Maggie, ¿no me viste distinto cuando él llegó? ¿Quizás te parecí más un villano? ¿Me preguntó quién proyectaría esa imagen en ti? Dudo que fuera yo quien lo hiciera.
—Su mente estaba más tranquila y podía discernir mejor en mi presencia, como bien sabes. Vete, Rand, vuelve al agujero del que has salido.
—Kris gesticuló, su rostro se había oscurecido preparándose, al igual que su cuerpo para un posible ataque de Rand. Rand simplemente desapareció de la vista, su suave risa hizo temblar a Tao. Al momento se apartó de Kris y no se atrevió a mirarle. Con sus suaves dedos le tomó la barbilla obligándolo a mirarle.
—Te quiero, Tao. No puedo luchar contra las mentiras que te ha contado hasta que no pague mi deuda con Kai. Espera a juzgarme hasta que podamos hablar tranquilamente. Su voz era tan adorable, su tacto tan tierno que le abrió el corazón. De pronto estaba de nuevo inmerso en la seductora profundidad de sus ojos negros. Estaba dispuesto a hacer lo que le ordenara. Su cuerpo respondía al de él, a su atormentada mirada, a su deseo desesperado. El cuerpo de Tao cobraba vida y llamaba al de Kris, ablandándose y volviéndose más flexible ante la expectativa. Le dolían el pecho y ardía por que lo tocara. Tao rechazó su mirada y se echó atrás para que el calor de su cuerpo no le afectara a él, de ese modo se interrumpió la corriente eléctrica que había entre ambos. Aturdido, se pasó la mano temblorosa por el pelo.
—¿Cómo vas a convencerme, Kris? ¿Con sexo? Él ardía de deseo, una oscura sed que no se apagaba jamás. Una vez encendido, crecía hasta una urgencia que casi le devoraba. El era básicamente humano y no podía entenderlo, ni siquiera sabía la magnitud del deseo que embargaba a las almas gemelas.
—Amor, tú eres lo bastante inteligente para ambos. Tú mismo descubrirás quién dice la verdad. Rand está enfermo. Me gustaría que no fuera así, pero si realmente creyera que tú eres tu madre me habría atacado inmediatamente. Un verdadero compañero sólo puede proteger a su compañero. Así ha sido siempre. Ningún otro hombre puede estar con el o ella. Se está aprovechando de tu ignorancia sobre la forma de vida carpatiana no he de convencerte de lo que siente mi corazón ni de lo que siente el tuyo. Sé que estoy trastornado. Tú también lo sabes, pero te darías cuenta si realmente fuera malvado. Lo sabrías. No habría modo de que pudiera ocultártelo. —Le alargó la mano—. Piénsalo con tu cerebro lógico. Confío en que hallarás tu propia respuesta.
—Kria —dudó el, queriendo tocarle, necesitando tocarle, pero temiendo perderse en el desenfreno de la atracción sexual a la que no podía resistirse—. ¿Cómo sé si estoy pensando por mí mismo si siempre estás conmigo, siempre estás compartiendo mi mente?
—Tendrás que descubrirlo tú solo, Tao.
—Sus ojos negros se desplazaron amorosamente por su rostro—. Me conoces mejor que nadie y jamás he intentado ocultarte nada. Si me calificas de monstruo, hasta yo te creeré.
—Su sonrisa era dulce y tranquilizadora. Tao respiró profundamente y entrelazó sus dedos con los de Kris. Parecía tener razón y estar tranquilo. Saltaron chispas desde su piel hasta la de Tao y su pulso se aceleró, pero caminó pausadamente por el bosque junto a él, feliz de estar a su lado. Kris era ya una parte de el, del propio aire que respiraba. Lo aceptó porque lo ayudaba a sentirse completo.

~Dark Desire~ [Kristao] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora