Kris llegó al borde de la pradera al final del bosque donde halló a Chanyeol inspeccionando cuidadosamente un trozo de tierra.
—Trampas para lobos —dijo lacónicamente y prosiguió con su inspección.
—Ve con cuidado con los alambres finos, quizás no puedas verlos —le advirtió Kris—. Debe hacer algo para ocultar los alambres. Yugyeom asumió forma sólida. Se quedó de pie muy quieto, inhalando el aire de la madrugada.
—Todo esto es una trampa gigante, amigos míos. No me gusta nada que sólo haya un humano con Kai.
—Eso en el supuesto de que Kai realmente esté dentro —añadió Kris—. ¿Dónde están los otros?
—El vampiro debe estar bajo tierra, protegido del sol —dijo Chanyeol—. Una vez transformado no puede volver a ver la luz solar por nada del mundo.
—Entonces, ¿dónde están sus amigos humanos? —preguntó Kris en voz alta. Chanyeol se encogió de hombros intranquilo.
—Sugiero que nos acerquemos sin hacer ruido e invisibles para los ojos humanos.
—Dispersémonos para que podamos ayudarnos en caso de que sea necesario.
—¡El alambre! —la voz de Yugyeom era un hilo de voz—. Está ensartado a través de la pradera a diferentes alturas. Un delgado artilugio parecido a un garrote está situado de modo que nos seccione la garganta, pero también está colgado para que nos haga múltiples cortes y nos debilite. Es evidente que tampoco han pensado en los animales ni en otros humanos que puedan pasar por aquí.
—¡Ah, sí, ya los veo! Muy inteligente nuestro vampiro —dijo Chanyeol—. No cabe duda de que nos esperan, aunque creo que no hasta esta noche. Quizás sus amigos humanos hayan ido a por provisiones, pensando que tienen todo el día para torturar a Kai sin el peligro de nuestra interferencia.
—No lo sé Chanyeol. Noto algo que no me gusta —advirtió Yugyeom—. Hay algo que no cuadra.
—Yo también lo noto —dijo Kris— aunque no puedo explicar qué es. Es como si todo estuviera planeado y nos estuviéramos metiendo en una tela de araña. Conozco este lugar, puedo sentir el dolor y el sufrimiento, tengo la sensación de que todo se está repitiendo.
—Y así era, sus entrañas se retorcían y encogían. Le costaba mantener la calma por fuera cuando su carne se estremecía de dolor y su mente estallaba en mil pedazos de modo que no podía distinguir la realidad de su pesadilla sin fin.
—Quizás estés sintiendo el sufrimiento de Kai —le dijo Chanyeol preocupado. El rostro de Kris permanecía impasible, pero se le marcaban más las arrugas y su frente empezó a exudar gotitas de sudor.
- Kris, ¿estás herido? Voy a buscarte . La dulce voz de Tao se dejó oír en su mente, captó los fragmentos de sus pensamientos y empezó a recuperarse. El era, como siempre, lo único que le devolvía a la realidad.
- Quédate donde estás, pero sigue conectado conmigo Tao. Estar en este lugar me desorienta. Te necesito para que me ayudes a controlarme .
—Le estaba suplicando, pero en realidad no tenía otra opción. El era su alma gemela y su presencia en su mente podía suponer el éxito o el fracaso de su misión. No quería ser la causa de la muerte de sus amigos. Una tenue sonrisa iluminó la boca sensual de Yugyeom, sus ojos plateados proyectaban una peligrosa luz.
—Pretenden capturarnos a los dos, Chanyeol. A nosotros dos, los más poderosos de nuestra raza. Quizás necesiten una verdadera demostración de poder. Kris miró a Chanyeol un tanto nervioso. Quizás era por el modo en que su cuerpo recordaba cada quemadura y cada corte. Con la edad el dolor era más intenso, si se era capaz de sentir. A diferencia de los vampiros los carpatianos podían experimentar grandes sensaciones. Kris había padecido lo que ningún hombre, humano o carpatiano, podía haber aguantado. Ni siquiera fue en nombre de la ciencia, sólo para satisfacer los deseos de un sádico.
- Regresa Kris . —La voz de Tao estaba cargada de preocupación.
- No puedo, no puedo dejar que Kai corra mi misma suerte.
- Puedo sentir tu dolor Kris. Te está costando mucho concentrarte en lo que estás haciendo. Tu mente está muy dispersa. ¿Cómo vas a ayudar a Kai si te capturan? Vuelve conmigo.
- Yo le sacaré de allí, sólo quédate conmigo Tao .
—Kris se concentró en el, retuvo su fuerza y consuelo en su mente para luchar contra el creciente dolor que sentía. La tierra parecía rodar bajo sus pies y la lluvia le azotaba. Le quemaba la carne, podía olerlo. Sus heridas se abrieron y empezó a sangrar. Se tocó el pecho en el momento en que el dolor se apoderaba de él y empezaba a romper sus músculos y huesos. La garganta se le cerró y le fue imposible respirar. El corazón le latía con tal fuerza que parecía que iba a explotar.
—¡Kris! —Yugyeom le asió por el brazo—. Es parte de la trampa preparada especialmente para ti. El vampiro sabía que vendrías y estás atrapado en su red. Está ampliando tus propios temores y el dolor que padeciste. Él no está aquí, no es más que una envoltura en la que estás atrapado. No es real, lucha para salir de ella.
—No te entiendo. —Puntitos de color escarlata salpicaron todo el cuerpo de Kris y le mancharon la camisa. Sus ojos reflejaban dolor y locura.
- Yo sí.
Tao captó la información de su mente. Le envolvió en la calidez de su amor—. Siénteme, Kris. Concéntrate sólo en mí y en lo que sientes cuando me tocas, cuando nos besamos . —El le imaginó en su mente tomándolo posesivamente y con ternura a la vez, su boca buscando la suya con voracidad. El modo en que el se sentía en esos momentos, caliente y tierno, necesitándole y deseándole. Su boca tan hambrienta como la de él. Sus manos enredadas en su densa melena—. Siénteme, Kris . —El susurro de Tao se deslizó sobre su piel como si fueran sus dedos. Kris concentró toda su atención eliminando todo lo demás hasta que pudo olerlo, saborearlo, notar el tacto de sus dedos, su voz suave y seductora. El se convirtió en su mundo, era su mundo, siempre lo sería. Nada más era real. El era su corazón y su respiración. La respiración de Tao reguló de nuevo la de Kris. El corazón de Tao devolvió al de Kris su ritmo lento y normal. La piel de Kris ardía, pero no ya por las quemaduras y la tortura, sino de deseo. El aliento de Tao parecía calentar su oído, su mente.
- Te quiero Kris. Haz lo que tengas que hacer y vuelve pronto conmigo.
—El le dejó ir con muy pocas ganas, dejando la estela de la calidez de su amor. Kris movió la cabeza para volver al presente. Casi al momento, la tierra se movió bajo sus pies y el dolor intentó atacarle de nuevo. Pero el vampiro no le atraparía dos veces en la misma trampa. Kris se recompuso y se concentró en el sabor de la boca de Tao, en la curva de su cadera en su mano, en el modo en que se iluminaban sus ojos antes de reírse. Lo tenía cerca de su corazón, mantenía la visión de su salvaje melena delante de él, mientras se abría paso a través de la envoltura del maleficio y salía a cielo abierto.
—Bien —aprobó Yugyeom—. Pero éste es un gran maestro. No me gusta nada el cariz que está tomando este asunto, Chanyeol. Alcemos el vuelo y salgamos de los alambres, intentemos acercarnos desde otro ángulo. Yo iré primero. Nuestro pueblo no puede permitirse perderos a vosotros.
—Yugyeom —le recordó suavemente Chanyeol— si el niño es tu alma gemela y cometes alguna imprudencia, lo estarás condenando a muerte. Recuerda esto cuando entres en ese lugar donde reina la locura. Los ojos plateados de Yugyeom miraron a su viejo amigo.
—¿Crees que me arriesgaría a que a el le sucediera algo? Llevo esperándolo muchas vidas. Estos humanos no son nada. Llevan mucho tiempo persiguiendo a nuestro pueblo y ya es hora de terminar con esto. Chanyeol asintió con sus negros ojos tan parecidos a los de su hermano.
—¿Estás preparado para esto Kris? La sonrisa de Kris sólo expresaba una promesa de venganza.
—No te preocupes por mí. Hace tiempo que esperaba este momento.
Chanyeol dio un suspiro.
—Dos salvajes sedientos pensando que están en la Edad Media. Kris intercambió una fría sonrisa con Yugyeom.
—La Edad Media no fue tan mala como ahora, al menos se podía administrar justicia sin preocuparse de lo que pensarían los donceles o a las mujeres.
—Los dos os habéis ablandado —respondió Yugyeom—. No es de extrañar que nuestro pueblo tenga tantos problemas. Los donceles y las mujeres son los que mandan y vosotros idiotas perdidos hacéis lo que quieren. La forma sólida de Kris empezó a ondularse y se hizo transparente.
—Ahora veremos quién es el más blando, sanador.
—Su cuerpo desapareció por completo de la vista. Chanyeol miró a Yugyeom, se encogió de hombros y luego le siguió. Nada de esto era de su agrado. Yugyeom era una bomba de relojería que podía estallar en cualquier momento. Y sólo Dios sabía de lo que Kris era capaz. Parecía el peor momento de todos para enfrentarse al enemigo, cuando se estaban debilitando con la luz diurna. Yugyeom esperó hasta que Chanyeol y Kris hubieran desaparecido, antes de disolver su cuerpo. Alzó el vuelo hacia el cielo haciendo un gesto de dolor cuando la luz solar atravesó las oscuras nubes y le dio en los ojos. Cada vez que eso ocurría maldecía en silencio. Baeckhyun estaba solo con un doncel que no sabía apenas nada de las facultades de su pueblo. Además estaba muy débil. Ese niño era su única esperanza y era una estupidez rescatar a un hombre carpatiano que estaba a punto de transformarse. Unos pocos años más y Yugyeom iría a cazarle.
Kris se desplazó a través de la pradera, volando alto por encima de la alambrada. El agua resbalaba por los finos alambres como si fueran gotas de cristal. Planeó lentamente en círculo sobre las ennegrecidas ruinas, en busca de la entrada oculta en el suelo. Le preocupaba no saber exactamente dónde estaba o que los otros lo averiguaran antes que él. Eso le hacía sentirse incompetente o que todavía estaba muy enfermo. Una risa suave le produjo un cálido estremecimiento por todo el cuerpo. - ¿Desde cuándo has sido tú alguna vez incompetente? Me volviste loco incluso cuando estabas en la cama supuestamente indefenso. La primera vez que me besaste me olvidé hasta de mi nombre. Eso no es ser incompetente.
Kris notó que la tensión se disolvía. Tao tenía la habilidad de conseguirlo con el mero sonido de su voz y su calidez.
- Estoy buscando la entrada de la bodega. No se ve ninguna marca en el suelo.
- Cuando atravesé la pradera y me acerqué a las ruinas, la chimenea de piedra estaba a mi derecha. Rodeé el perímetro desde la derecha. La puerta estaba enterrada en la tierra. No podía verla, pero la noté con la mano. Recuerdo que tenía la chimenea a la derecha a unos cuatro metros.
- Gracias, mi pequeño pelirrojo . —Kris se agachó bajo la lluvia y pasó la mano por la tierra húmeda cubierta de musgo.
—Por aquí hay algo —dijo Chanyeol en voz baja, sus ojos buscaban alguna trampa oculta. Su cuerpo planeaba por el área, mientras examinaba el terreno.
—Hay marcas en el suelo, como si hubieran arrastrado una rama hasta aquí. Han esparcido tierra y piedras sobre este punto. —¡No lo toques! —Ordenó Kris tajantemente—. La chimenea ha de estar a la derecha y más lejos.
—¿Recuerdas esto? —preguntó Chanyeol escéptico.
—Tao lo recuerda, puede ser otra trampa. La lluvia debería haber borrado estas marcas.
—No han tenido mucho tiempo para colocar trampas —observó Chanyeol—. Hace apenas una hora que se llevaron a Kai. —Quizás estemos subestimando a este vampiro, Chanyeol. Yo hubiera podido fabricar estas trampas, igual que tú. Sehun y Lay también podrían haberlo hecho y también Kris. ¿Quién más conocemos que tenga este poder? —preguntó Yugyeom.
—No hay muchos más que excedan los seiscientos años —respondió Chanyeol.
—Quizás este sea más un crimen de odio que de edad —se aventuró a decir
Chanyeol—.
Lo que me hicieron a mí fue con la intención de causarme el mayor sufrimiento
posible antes de morir. Ese es un crimen de odio, de venganza. Yugyeom y Chanyeol intercambiaron una rápida mirada de complicidad.
—Es evidente que has de tener razón, Kris. —Respondió Chanyeol en nombre de los dos ancianos—. Un vampiro nos evitaría, no intentaría atraernos hacia él. Entonces, ¿a quién has enojado de tal modo como para ganarte este odio? Kris se encogió de hombros. Su propio odio era profundo y ardiente, una rabia tan arraigada que sabía que surgiría el demonio en el momento en que se encontrara frente a quienes estuvieron implicados en su captura y tortura. Quienquiera que le odiara de ese modo había creado un sentimiento semejante en él, un odio que no solo igualaba sino que sobrepasaba lo que cualquier vampiro pudiera sentir.
—Tú sabes más sobre mi pasado que yo, pero en realidad no importa, siempre y cuando él piense que fui yo quien le agravió —dijo Kris—. Está aquí. La puerta está aquí. —El humano está dormido —Chanyeol sondeó cuidadosamente la mente del hombre al que todavía no veía—. Está totalmente seguro de que no le vamos a molestar. Yugyeom también sondeó al humano.
—No me gusta nada de esto, Chanyeol. Todo parece demasiado fácil. El vampiro sabe que podemos desplazarnos a primera hora del día. Aunque nuestros poderes no estén en su máxima potencia, incluso mermados podemos fácilmente con los humanos.
—Quédate fuera del alcance de la vista, Yugyeom, cúbrenos las espaldas
—le indicó Chanyeol—. Ordenaré al humano que nos abra la bodega y que nos deje entrar. Kris y yo comprobaremos la trampa.
—Kris y yo entraremos, Chanyeol. No podemos arriesgar tu vida. Ya lo sabes.
—Yugyeom no esperó respuesta. Había pasado la mayor parte de su vida protegiendo a Chanyeol, el administrador de justicia de su pueblo. Incluso con su alma gemela tan próxima, Yugyeom no renunciaría a su deber. Se incautó de la mente del humano con facilidad para pedirle información.
Jeff Smith se despertó de golpe, con un terrible dolor en la cabeza y una extraña sensación en el alma. En su mente había algo que no le pertenecía, algo muy poderoso que le pedía todos los detalles de los últimos días, que insistía en que paso a paso fuera rebobinando las últimas horas. Intentó resistirse, pero era demasiado fuerte para conseguirlo. Le contó todos los detalles. El vampiro llevando al carpatiano paralizado. Donnie quemando y cortando a la víctima. Slovensky riéndose y azuzando. El vampiro observando impertérrito, con ojos vacíos y francamente aterrorizando a Jeff.
Donnie y Slovensky habían ido a buscar provisiones, chismorreando entre ellos y con el vampiro. El vampiro les prometió que nadie les encontraría, sus hechizos protegerían la mazmorra provisional hasta el anochecer. Los otros vampiros quedarían atrapados en la tierra hasta la noche. Jeff estaba a salvo y podía torturar a la víctima a voluntad. Smith hubiera preferido haber capturado a el doctor pelirrojo. Tenía unos deliciosos pensamientos sobre lo que podía hacer con el durante horas.
Kris emitió un sonido, no en voz alta sino mentalmente e inmediatamente cortó la conexión con Tao. Así el no podía ver el demonio que estaba surgiendo de su interior. Los colmillos ya estaban estallando en su boca y la neblina roja que auguraba una muerte se elevaba con violentas y asesinas intenciones. Se le escapó un gruñido grave de advertencia y silbó a Yugyeom para que se alejara de su presa. Chanyeol se abalanzó para detener a su hermano.
—Necesitamos a este hombre. Yugyeom se colocó firmemente entre los dos carpatianos, dándose cuenta de inmediato que la trastocada mente de Kris sólo pretendía una cosa.
- No intentes interferir, Chanyeol. Te atacará. Todavía no está curado del todo y es muy peligroso. No podemos controlarle y ha dejado fuera de su mente a el doncel. El es su único vínculo con la realidad. No podemos salvar a este humano. Se encogió de hombros como queriendo decir que no le importaba lo que le pasara. Y así era. Si Chanyeol no hubiera estado con ellos, Yugyeom ya habría dispensado justicia él mismo. Smith notó que algo se apoderaba todavía más de su mente. Esta vez no era la misma petición de información. Era un ataque de un ser extraño, como si una mano de acero le estuviera aplastando el cráneo. Smith dio un grito y se giró para mirar al desmoronado hombre que yacía aparentemente indefenso delante de él. Tenía los ojos abiertos, mirándole fijamente, estaban cargados de dolor, incluso de maldad, pero su víctima parecía medio muerta. El vampiro le había asegurado que éste estaba paralizado de cuerpo y mente, que podía sentir el dolor que le causaban, pero que no podía gritar para pedir ayuda a su gente, ni hacerles daño a los humanos. Smith tomó un cuchillo, todavía manchado con la sangre de la víctima y se dirigió hacia el ensangrentado ataúd. Al momento, una fuerza invisible le proyectó contra la pared y el cuchillo se dirigió hacia él. Jeff dio un grito y soltó el arma. La cabeza le estallaba de dolor. Lo que quiera que fuese, se encontraba fuera exigiendo que abriese la puerta. Se puso ambas manos en la cabeza, intentando resistir la compulsión, pero sus pies ya se estaban dirigiendo, obedeciendo al dictador invisible. El ente estaba impaciente y aplicó más presión. Jeff sabía que iba a dejar entrar a su propia muerte mientras se encaminaba hacia la podrida escalera. Cada paso que daba acercaba su cuello a esos afilados colmillos. Pero no podía detenerse. El ente le mandó una clara imagen a su cerebro, pero no podía parar. Su mano ya estaba en la puerta. Dio un empujón. La puerta de madera explotó hacia arriba y dos manos con zarpas le apresaron y le arrastraron bajo la lluvia. El trueno retumbó y cayó un rayo sobre un árbol partiéndolo en dos con un ruido ensordecedor. Se produjo una lluvia de chispas. La tierra pareció abrirse cuando Jeff fue propulsado por los aires. Ahora reconocía el rostro, al hombre que le había torturado durante varios días. El hombre que siete años antes le había enterrado vivo. Esos ojos negros que le habían jurado la muerte, le habían acechado durante años y ahora eran hielo y fuego, ribeteados de rojo. Los dientes blancos, afilados y sedientos resplandecían. Jeff gritó de nuevo al notar que su aliento quemaba su cuello. Sintió que los dientes le desgarraban la carne, dejando al descubierto su yugular. El líquido caliente cayó sobre su pecho y miró hacia abajo para ver el río de su propia sangre. Ahora la criatura le estaba consumiendo mientras su corazón se esforzaba por seguir latiendo y su mente pedía otra oportunidad. A su alrededor los fantasmas de las mujeres y donceles a los que había violado y asesinado, los hombres a los que Donnie le había incitado a torturar, rondaban por su mente. La lluvia caía por su cara que miraba al cielo. La criatura le dejó caer sobre el fango con un ruido sordo. Jeff se retorció, intentó arrastrarse y al girar la cabeza vio a un lobo que se acercaba desde el comienzo del bosque. Intentó emitir un sonido pero sólo salió un grito ahogado. Kris se agachó y le miró con frialdad absoluta, observando el aspecto vidriado de los exorbitados ojos de Jeff Smith.
—Irás al infierno que mereces, humano —dijo con desprecio en la mente del moribundo. Kris permanecía agachado al lado del hombre, sus ojos lanzaban llamas rojas, el demonio que había en su interior rugía y reclamaba venganza. Sabía que Kai estaba atrapado en la bodega, que ese humano y sus amigos le habían torturado, igual que habían hecho con él años antes. La adrenalina y el poder recorrieron su cuerpo. Chanyeol andaba de un lado a otro nerviosamente. Kris era más animal que hombre, actuaba según el antiguo instinto del depredador. Emitía continuamente unos gruñidos graves en su garganta, de lo cual Chanyeol estaba seguro que no era consciente. Kris se inclinó, tomó al humano por la camisa manchada de sangre y se lo acercó, su necesidad de muerte era inminente. La llamada era fuerte y salvaje. Cada palabra que Tao había dicho respecto a este hombre y a su compañero y lo que habían prometido hacerle a el retumbaba en su mente. La necesidad del hombre carpatiano de proteger a su compañero y la sed de venganza le impulsaban a sentir cada momento del acto de quitarle la vida. Chanyeol podía ver su lucha interior. Sería difícil para él vivir con eso, beber su sangre mientras le asesinaba. Tanto Yugyeom como él lo habían hecho, pero la experiencia era adictiva y peligrosa. En el estado en que se encontraba Kris podía trastocarle para siempre. Se acercó a él prudencialmente.
—Kris, no hagas esto. Tienes mucho que perder. Kris se giró hacia él, le enseñó los dientes y le lanzó un gruñido de advertencia, lo que provocó que de nuevo Yugyeom tuviera que situarse entre ambos. —Déjale, Chanyeol. Si le mata y se bebe el resto de la sangre de este idiota, eso es lo mínimo que le deben estos asesinos. Ya no es un niño al que debas proteger. Chanyeol lanzó un improperio, enojado con Yugyeom por restarle importancia a ese momento. Muchos se han perdido en estas situaciones. Chanyeol pensaba que ya había perdido a Kris una vez y que no quería volver a perderle. También conocía a Yugyeom lo bastante bien como para saber que para detener a su hermano tendría que enfrentarse a su amigo. Yugyeom creía que Kris era un peligro para todos. Con un suspiro se resignó a que sucediera lo inevitable. Yugyeom observó cómo el deseo de luchar desaparecía en Chanyeol y concentró su atención en Kris, simplemente esperando a que tomara la decisión. Kris olió la incitadora sangre. Su sed se había saciado, pero el sabor del miedo, la adrenalina y la necesidad de venganza, le quemaban. El impulso le consumía, pero el viento fresco que suponía Tao le anclaba en la realidad. Su cuerpo temblaba con la necesidad de consumir mientras mataba, de sentir cómo le absorbía la vida a ese hombre. Con desgana fue soltando la camisa y dejando ir al hombre. Jeff Smith podía morir por sí solo y Kris renunciaría al poder último de una matanza. Respiró lento y profundo y se apartó del destrozado cuerpo, observando cómo sus hermanos, los lobos, se acercaban a la víctima. Consiguió vencer al demonio, luchando con todas sus fuerzas para recobrar el control. Le costó bastante volver a reconocer que los dos carpatianos eran sus amigos en lugar de sus enemigos. Yugyeom asintió, luego se giró y entró en la bodega con precaución, inhalando el aire rancio, buscando trampas ocultas. El lugar olía a sangre y a miedo, a sudor y a carne quemada. Kai yacía en un ataúd ensangrentado, su cuerpo tenía miles de cortes y quemaduras. Sus ojos enseguida vieron a Yugyeom, se angustió y desesperó. Yugyeom intentó contactar con él a través de la vía de acceso habitual entre los carpatianos, pero la mente de Kai estaba petrificada, no podía moverse ni comunicarse. Sin embargo, por la desesperación que había en sus ojos, Yugyeom sabía que el sótano era peligroso para cualquiera de su raza. Kris entró en el lugar de la muerte con reparo, el olor le daba náuseas. Captó la advertencia que silenciosamente le había hecho Yugyeom y no se acercó con su forma al ataúd. Era demasiado fácil. El vampiro sabía que acudirían y Jeff Smith había sido una víctima propiciatoria. Posiblemente, los otros dos humanos también lo sabían.
- ¿Qué piensas? —Yugyeom quería saberlo. Kris tenía que luchar para controlarse. Su cuerpo no dejaba de temblar y la necesidad de matar seguía quemándole. Le costaba pensar, concentrarse. Era consciente de los lobos que había fuera y de cómo disfrutaban descuartizando el cuerpo. Se sentía conectado con su forma de vida salvaje. Le llamaban para que se uniera a ellos, para cazar y alimentarse.
- ¿En qué piensas, Kris? Yugyeom utilizó deliberadamente su nombre para sacarle de esa necesidad de correr salvaje, de cazar, de matar y de ser verdaderamente libre.
- Algo no va bien .
—Kris no sabía qué era, pero estaba seguro de que había un peligro oculto. Los ojos de Kai eran elocuentes, era evidente que intentaban comunicar algo. Cuando Yugyeom se acercó más, parecía más agitado, la sangre manaba de sus heridas. —Tranquilo Kai, duerme. Ningún vampiro va a cazarnos en su trampa. Chanyeol nos espera fuera. Somos tres.
—El tono de Yugyeom era armonioso, puro y relajante.
—Déjate llevar, lentifica tu ritmo cardíaco y deja que tu cuerpo hiberne. Te llevaré a un lugar seguro donde pueda curarte. Mi sangre es poderosa, sanarás rápido.
La sangre salía en mayor cantidad a medida que Kai se ponía más nervioso. La voz de Yugyeom se fue suavizando hasta convertirse en el viento y el agua, en la propia tierra.
—Kris ha intercambiado sangre contigo en muchas ocasiones. Él puede darte la suya si prefieres mantener tu pacto con él. No temas por nosotros, no hay trampa que haya preparado el vampiro que no podamos descubrir. Ahora duerme y deja que terminemos con esto.
—Ahora sus palabras fueron un mandato. Aunque la mente de Kai era imposible de controlar, la voz de Yugyeom conseguía que todo aquel que la escuchara quisiera obedecer. Kai estaba exhausto y desecho por el dolor. Notó que su conciencia se iba desvaneciendo. Se le escapaba la vida y no podía revelarles el monstruoso y diabólico complot que acabarían descubriendo con el tiempo. Kai apagó su corazón para evitar las hemorragias. Sus pulmones trabajaron durante un momento y luego tras un leve suspiro, se inmovilizaron como si estuvieran muertos. Yugyeom dio un suspiro de alivio.
—Podía sentir su sufrimiento.
—Yo también lo he sentido antes —respondió Kris con una pequeña sonrisa—. Será mejor que no sienta o sepa nada hasta que podamos cuidarnos de sus heridas.
—No quiere mi sangre —dijo Yugyeom con su tono calmado y suave. Nada le agitaba, nada le conmovía. Mataba o curaba con la misma tranquilidad que hablaba.
—Sé que he hecho un pacto con él y voy a cumplirlo —dijo Kris—. Vamos a descubrir esta trampa para poder sacarle de aquí. Este lugar está maldito. Yugyeom examinó el ataúd en busca de alambres ocultos o algún tipo de bomba. Pasó la mano cuidadosamente por la cara externa de la burda caja de madera.
—El humano que estaba aquí no sabía nada, lo dejaron como cabeza de turco. Esto ha de ser una trampa mortal. —Yugyeom inspeccionó el cuerpo que yacía totalmente inmóvil con sumo cuidado—. Está en mal estado. Debía haberse puesto a dormir inmediatamente. Puede que antes quisiera morir o sabía que nos estaban esperando y quería avisarnos. Sea cual fuere la respuesta, el día se nos está echando encima y hemos de llevarle a una cueva donde podamos darle sangre y ponerle la tierra que necesita.
—Detente, sanador, déjame levantarlo a mí. Es mi amigo, aunque no le recuerde. He de cumplir con mi compromiso con él.
—Ve despacio, Kris. La bomba, si hay alguna estará debajo.
—Yugyeom en lugar de apartarse, se acercó más para apartar cualquier cosa que pudiera ser peligrosa.
- Deprisa, Yugyeom. La luz es cada vez más intensa y empiezo a sentirme mal —dijo Chanyeol desde fuera. Kris palpó con mucho cuidado por debajo del cuerpo de su amigo, tomándose su tiempo como si la luz de la mañana no les afectara. El olor a sangre se le metió en la nariz y la peste a carne chamuscada le revolvió el estómago. Cerca de las caderas de Kai encontró una pequeña resistencia. Se detuvo al instante. —Aquí está Yugyeom, un cable trampa, afilado como una navaja. Me está cortando la muñeca. ¿Puedes verlo? No me atrevo a moverme hasta que no esté seguro de que no está conectado a ningún tipo de explosivo. Yugyeom se agachó y examinó el intrincado cableado.
—Una bomba burda, bastante absurdo. El vampiro sabía lo fácil que sería para mí desmantelarla.
—Quizás sea un regalo de los dos humanos. Más bien parece una trampa humana
—comentó Kris, esperando pacientemente a que Yugyeom solventara el problema. Su gran fuerza Yugyeom permitía aguantar el peso muerto de Kai con una mano sin cansarse—. ¿Hay algún otro dispositivo? Quizás el primero no sea más que una trampa. Yugyeom ya estaba más que preocupado. Él era un maestro del engaño y de la astucia. Esta era una trama demasiado elaborada como para haber sido urdida en tan sólo una hora. Esto había sido planificado mucho tiempo antes, por alguien que estaba esperando la oportunidad para poder realizarlo. ¿Con qué fin? Chanyeol también se sentía incómodo, al igual que Kris. En todo eso había algo muy perverso, pero ¿de qué se trataba? Perplejo, volvió a examinar el dispositivo, para no perderse nada.
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~Dark Desire~ [Kristao] #2
FanfictionTao tiene que dejar su trabajo como cirujano en Estados Unidos y huir a través de toda Europa, perseguido por unos fanáticos que asocian los síntomas de su extraña enfermedad con el vampirismo. De alguna manera, se siente atraído hasta los Cárpatos...