XIV

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Tao veía caer la lluvia a través de la ventana de la cabaña. Las gotas eran como pequeñas perlas plateadas que caían del cielo gris. Tembló sin razón aparente y cruzó los brazos como para protegerse.
—¿Qué pasa Tao? —preguntó Baeckhyun con delicadeza, sin intención de interrumpirlo en sus pensamientos.
—Kris se ha desconectado totalmente de mí —dijo tragando saliva. Todo este tiempo había estado muy seguro de que necesitaba sentirse libre de su continuo vínculo con Kris, sin embargo, ahora que él se había desconectado, casi no podía respirar—. No puedo contactar con él. No me deja.
Baeckhyun se sentó más erguido y su rostro se quedó inmóvil.
- ¿Chanyeol?
- Déjame ahora —le ordenó.
Baeckhyun captó que temía por la cordura de Kris y la furia violenta y turbulenta que se manifestaba en los hombres carpatianos antes de que Chanyeol rompiera el contacto con el. Se aclaró la garganta—. A veces intentan protegernos de los aspectos más duros de sus vidas. Tao se giró para mirarlo de frente con las cejas levantadas.
—¿Sus vidas? ¿No estamos los dos vinculados? ¿No han hecho algo para vincularnos a ellos irremediablemente? ¿No se trata sólo de sus vidas? Ellos nos han metido en esto y no tienen ningún derecho a decidir arbitrariamente lo que debemos o no debemos saber. Baeckhyun se pasó la mano por su oscuro pelo.
—Yo he pensado lo mismo durante mucho tiempo —dijo suspirando—. Lo cierto es que sigo pensando igual. Pero insistimos en juzgarles según nuestras reglas humanas. Son una especie diferente. Son depredadores y tienen una visión totalmente distinta del bien y del mal. Baeckhyun se pasó la mano por el pelo frunciendo el entrecejo.
—Yo quería esperar a tener un bebé, pero Chanyeol había empezado a notar diferencias en Yugyeom y ambos sentimos que necesitaba algún tipo de esperanza para sobrevivir. No obstante, me preocupa porque todavía me cuesta mucho adaptarme a su mundo. Tao atravesó la habitación y se sentó en la cama que había al lado de la silla de Baeckhyun. Podía sentir el miedo en su voz y algo en el respondió de inmediato.
—Al menos ahora somos dos. Podemos conchabarnos contra ellos. Baeckhyun
se rió dulcemente.
—Mantener algún tipo de control sobre mi vida con Chanyeol supone una lucha constante. Tengo la impresión de que con el bebé todo esto va a empeorar.
—Y es evidente que vas a tener al sanador tras de ti —añadió Tao. Es más implacable que el hermano de Kris.
—Me gustaría poder decir que eso no es cierto, pero va a ser horrible, realmente horrible. Aunque no puedo culparle.
—No sé exactamente a qué se refería, pero parecía primordial que yo cuidara de ti. Baeckhyun metió los pies debajo de la silla.
—Los carpatianos tienen muy pocos hijos. Hay algo que impide que puedan concebir donceles y mujeres. La mente de Tao enseguida se concentró en recopilar datos.
—¿Puedes contarme más? Baeckhyun estaba dispuesto a hacerlo.
—Casi un ochenta por ciento de todos los hijos que conciben son varones. Nadie sabe cuál es la razón. Sólo aproximadamente un setenta por ciento de los embarazos llegan a buen término. De los niños que nacen, sólo unos pocos sobreviven al primer año. Tampoco nadie sabe por qué. La última niña que nació fue hace unos quinientos años —dijo Baeckhyun con un suspiro—. Los hombres están desesperados. Chanyeol y Yugyeom tienen la teoría de que sólo los donceles o las mujeres humanas con verdaderas facultades psíquicas pueden conseguir que se produzca un cambio y tienen la química correcta para ser verdaderos compañeros. Aunque tengan razón, ya te puedes imaginar la magnitud del problema sin mujeres, donceles y sin hijos, su raza no puede sobrevivir. Los hombres se convierten en vampiros porque no tienen esperanza.
—Quizás sea la forma que tiene la naturaleza de controlar la población. Viven mucho tiempo —Tao murmuraba más para sí que para ser oído.
—Su raza pronto se extinguirá si no descubren cuál es la causa del problema —dijo Baeckhyun tristemente—. Yugyeom es un gran hombre. Se ha entregado mucho a su pueblo y ha sufrido durante mucho tiempo. Se merece un destino mejor que convertirse en un vampiro y ser odiado y temido por el mundo. Por respeto, Chanyeol jamás permitiría que otro le cazase y le destruyera, sin embargo, para él tener que hacer eso sería una agonía. De hecho, tampoco estoy seguro de que nadie pudiera destruir a alguien como Yugyeom solo. Para Yugyeom sería algo terrible ser cazado por la propia gente a la que ha protegido y curado.
—Yugyeom debe haber investigado el misterio de por qué no han nacido mujeres o donceles en siglos. Seguramente ya debe haber llegado a una conclusión después de todo este tiempo. Al menos debe tener algunas ideas. —Comentó Tao para llegar a su propia hipótesis. De pronto quería hablar con Yugyeom y conocer todos los datos que había recopilado con los siglos.
—Él ha trabajado mucho en ello. Quizás sería una buena cosa que los dos os reunierais para compartir información —dijo Baeckhyun con tacto—. Pero sabes una cosa Tao, ninguna información sobre nuestro pueblo puede caer en malas manos. Cualquier documentación sobre nuestra raza puede ser peligrosa. Por el bien de nuestro pueblo debes destruir todos tus datos.
—No tengo ningún dato sobre los carpatianos, Baeckhyun. Ni siquiera sabía la existencia de esta raza. Yo buscaba la respuesta a una enfermedad sanguínea. Siempre he sabido que a la gente de esta región se la acusaba de ser vampiros. Creo que muchas leyendas encierran algo de verdad, por eso pensé que aquí pasaba algo. Eso y el hecho de que mi padre fuera de esta región fue lo que me decidió a venir aquí para ver qué podía descubrir. Sinceramente, Baeckhyun, no hay nada en mis archivos que indique la existencia de una especie diferente con el tipo de poder que tienen los carpatianos. Toda la información es puramente médica.
—Sigue siendo peligrosa para nosotros. Si cae en manos de esos llamados científicos pueden deducir muchas cosas. —Baeckhyun puso una mano en un brazo de Tao—. Lo siento sé que tus archivos suponen años de investigación, pero aunque el trabajo fuera para ti, es posible que tengas las respuestas a nuestras preguntas.
—El trabajo era para todas aquellas personas con el mismo trastorno sanguíneo que yo.
—No es un trastorno sanguíneo y esas personas no necesitan un remedio. Son una especie totalmente distinta, no son humanas y son una raza muy evolucionada. Trabajan mucho y contribuyen en la sociedad, pero nunca serán aceptadas por la raza humana. Si quieres hacer investigación médica, investiga sobre el verdadero problema, como la razón por la que no podemos llevar a buen término nuestros embarazos. Por qué mueren nuestros hijos. Por qué no concebimos niñas o donceles. Eso supondría un gran servicio. Créeme todos los carpatianos te estarían eternamente agradecidos. Yo te estaría agradecido. —Se puso las manos en actitud protectora sobre su vientre—. Si consigo parir este hijo, no podría soportar perderlo—. Baeckhyun de pronto se sentó erguido—. Estoy seguro de que tú puedes conseguirlo Tao, de que puedes hallar la respuesta para todos nosotros apuesto que puedes hacerlo.
—¿Conseguir algo que Yugyeom no ha conseguido en todos estos años? Lo dudo. Me cuesta mucho creerlo —dijo Tao escéptico.
—Fue a Yugyeom a quien se le ocurrió la idea de que los donceles humanos con facultades psíquicas quizás seríamos la solución y estoy seguro de que tenía razón. Tu madre y tú confirmáis esa teoría. También cree que hay algo en la química de las mujeres carpatianas que hace que sea casi imposible que el cromosoma femenino o de doncel venza al masculino.
—¿No sabes que él pensaría siempre que es culpa de el doncel o de la mujer? —respondió Tao con desprecio—. Es más que probable que sean los hombres los que determinen el sexo, como sucede en los humanos y que sencillamente sean ellos los que no pueden concebir hijas o hijos donceles. —Le dijo a
Baeckhyun sonriendo—. Los hombres son los que están provocando su propia destrucción. Baeckhyun se rió. —Chanyeol nunca volvería a hablarme si nos oyera. Ya piensa que soy demasiado independiente y poco respetuoso. —Se encogió de hombros sin importarle demasiado—. Probablemente sea cierto. Pero es muy divertido. Me encanta ver su cara apenada. Está muy mono.
—¿Mono? Estoy seguro que le gustaría esa descripción. —Tao se levantó y caminó impacientemente. Estaba angustiado sin poder conectar con Kris y no quería que Baeckhyun se diera cuenta de ello. Se había desconectado hacía sólo un rato, pero se sentía mal, más que simplemente mal. Ansiaba el consuelo del contacto de su mente. —Quizás tengas razón. Quizás deba destruir todos estos papeles. No quiero ni pensar que el repugnante Don Wallace pudiera hallar un modo de utilizarlos en contra de alguien. Ese hombre es un sociópata. Lo digo en serio Baeckhyun está verdaderamente enfermo. Tao empezó a recoger montañas de papel para llevarlas a la chimenea. Dudó en tirar sus cuadernos de notas. Había recopilado una gran cantidad de datos sobre el folclore de la región, junto con información científica. Odiaba tener que desprenderse de ellos. Respiró profundo y los tiró a la chimenea junto con una cerilla encendida. Tuvo que controlar sus lágrimas. Sintió que le quemaban los ojos y se le cerraba la garganta hasta impedirle respirar. Sabía que no era sólo por perder los papeles, sino por la ausencia de Kris en su mente. Se sentía muy solo, desolado. Cada vez le costaba más concentrarse sin su presencia. ¿Cuándo había empezado a necesitarle tanto? Odiaba el sentimiento de vacío, de esterilidad. ¿Dónde estaba él? Quizás le había pasado algo. Quizás había muerto y la había dejado totalmente solo.
—¡Tao! —dijo Baeckhyun con un tono agudo—. ¡No te pongas así! No estás solo. A Kris no le ha pasado nada malo. Es sorprendente cómo te afecta su silencio, cuando hace sólo unos minutos que habéis perdido el contacto. Tao se frotó los brazos que de pronto estaban fríos. Su estómago se estaba rebelando y todavía le costaba respirar.
—Creo que es porque Kris no me deja nunca. No puede soportar estar solo. Baeckhyun abrió los ojos.
—¿Nunca?
Tao movió la cabeza.
—Al principio pensaba que iba a volverme loco. La mayor parte del tiempo no lo notaba, pero él sabía lo que yo estaba pensando y luego me daba cuenta de que había estado todo el tiempo conectado. Ha estado tanto tiempo solo que necesitaba estar siempre en contacto conmigo para estar tranquilo.
—Eso debe ser terrible para él —dijo Baeckhyun
—. Si ha roto la conexión es porque debe estar haciendo algo muy importante. Chanyeol también me está bloqueando y lo mismo Yugyeom. Pero no te preocupes estaremos bien los dos juntos y si algo les pasa nos enteraremos. Tao encendió el generador para conectar su ordenador. Se sentía muy intranquilo, inquieto, incluso alarmadi.
—Baeckhyun, ¿tú no notas que pasa algo malo? —Tecleó su clave de acceso y esperó a que aparecieran los archivos en la pantalla. —No, pero estoy acostumbrado a contactar de vez en cuando con Chanyeol para asegurarme y luego desconectamos. Llevamos juntos el tiempo suficiente como para haber creado una rutina. Contacto con él y tanto si él me deja entrar en su mente como si no, sé que está bien. Podrías probarlo. Tao se concentró durante un momento en dar las órdenes en el ordenador para destruir los datos. Dando un suspiro volvió al lado de Baeckhyun.
—No es ese tipo de malestar. Se trata de algo más, al principio pensé que era porque no podía contactar con Kris, pero ahora no creo que sea eso. Tengo la sensación de que algo malvado nos está observando. Baeckhyun se puso a buscar e inspeccionar mentalmente el bosque que los rodeaba. Había ciervos a unos dos kilómetros. Sus tres hombres carpatianos estaban todavía más lejos.
—Conejos, zorros, lobos a varios kilómetros, pero no puedo detectar nada peligroso —le aseguró el. Tao tomó la pistola y la abrió para cerciorarse de que estaba cargada.
—Casi me estoy mareando Baeckhyun
. Hay algo allí fuera.
—Es la separación de Kris. La primera vez a mí también me pasó, la noche se me hizo eterna. Sinceramente, Tao, la separación es muy difícil la mayor parte del tiempo, mucho más a primeras horas de la mañana cuando estamos más débiles y sabemos que nuestros hombres están en peligro. Puede que nosotros fuéramos humanos, pero ahora ellos son nuestra pareja. Es normal que echemos de menos su contacto. Tao quería creerlo, pero al igual que había notado la presencia maligna en el bosque, ahora también sentía el peligro. Miró a Baeckhyun, ese doncel era importante para todos. Tao le había prometido a Yugyeom que lo protegería y no iban a pillarlo por sorpresa. —Quizás —dijo el asintiendo suavemente. Aun así se dirigió hacia la puerta, la abrió y salió al porche para inspeccionar el bosque. Nada. La lluvia caía con más fuerza y Tao pudo oír el estruendo de un trueno en la distancia. El cielo se iluminó con un relámpago. De pronto estaba temblando y su dedo inconscientemente había buscado el gatillo. Enojado consigo mismo, regresó al interior, colocó la pistola debajo de la ventana e intentó controlarse. Su conducta era inaceptable para el mismo. No podía creer que necesitara tanto a Kris como para encontrarse mal físicamente y tener esa sensación de peligro por el mero hecho de no estar en contacto con él. No quería pensar que era una ilusión, un truco de su mente, sin embargo, ese era el menor de los males.
—Estás muy pálido, Tao. Has de alimentarte —le dijo Baeckhyun con cautela, consciente por propia experiencia de lo delicado del tema. Tao tragó saliva. Estaba mareado de debilidad. Quizás fuera ese el problema, quizás nada tenía que ver con Kris.
—Sé que todavía no puedo enfrentarme a ello. Sé que he de acostumbrarme, pero todavía me resulta todo demasiado nuevo.
—¿No eres capaz de verte mordiéndole el cuello a alguien, verdad? —Dijo Baeckhyun riéndose— yo tampoco. ¡Ug! Bueno... —El se sonrojó y una leve mancha rosada se esparció sobre su aterciopelada piel—.
Chanyeol tiene una forma de conseguirlo... —Se detuvo. Tao también se sonrojó.
—Sí, ya sé a qué te refieres. Me parece que Kris hace lo mismo. —Su mano volvió a ceñirse alrededor de la culata de la pistola e intentó acallar el latido de su corazón. Tenía la boca seca de miedo. Tao le robó una mirada a Baeckhyun. Estaba tranquilamente encorvado, casi sereno. Tao soltó un improperio en silencio. Allí pasaba algo terrible, lo sabía en lo más profundo de su ser, pero no podía hacérselo entender a Baeckhyun.
—¿Has intentado abandonar a Chanyeol alguna vez? Baeckhyun lo miró sorprendido. Una tenue sonrisa curvó sus labios.
—No puedes abandonar a tu alma gemela. En primer lugar, sabe lo que estás pensando y en segundo lugar te encontrará dondequiera que vayas. Además, no puedes estar mucho tiempo alejado de él, es demasiado incómodo, tanto física como mentalmente. Si dejas a Kris, lo que sientes ahora no sólo no cesará, sino que empeorará. No puedes dejarle, Tao. Tendrás que aprender a vivir con él.
—Sé que en realidad no quiero marcharme —admitió Tao. Estaba a punto de llorar. La sensación de la presencia de un ente maligno era cada vez más fuerte, sin embargo no podía explicarlo. Se sentía muy confundido. Quería que Kris estuviera cerca porque todo ese mundo era demasiado siniestro y extraño. Se encontraba totalmente fuera de su elemento. Baeckhyun se puso inmediatamente de pie y le pasó un brazo por los hombros, malinterpretando su malestar.
—No te maltrata ¿verdad? —Le preguntó examinando la tenue marca de sus morados en el cuello—. Fue él quien te lo hizo ¿verdad? Conscientemente, Tao se puso la mano en el cuello para cubrirse las marcas.
—No quería hacerme daño. No siempre sabe lo que está haciendo, pero no es el tipo de hombre que maltrata a los donceles. Estoy lo suficientemente dentro de su cabeza como para estar seguro de ello. Tampoco soy el tipo de doncel que soportaría eso. —Tao dejó que el otra doncel le abrazara, necesitaba consuelo.
—Tengo miedo constantemente. Tengo miedo de todo. Ese no soy yo. Además lloro y yo nunca lloro.
—Lo que quiera que los acechara ahora estaba muy cerca. Quería llamar a Kris.
—Has pasado una etapa traumática, Tao, y también tu cuerpo. Estás agotado y necesitas alimentarte.
—Baeckhyun la soltó y dio un paso atrás—. Yugyeom es un gran sanador. Sé que piensas que podría ser un vampiro.
—Se te ve en la cara cuando le miras— pero él daría su vida por ti, por mí o por Chanyeol. Es un gran hombre. Te podría ayudar mucho si le dejaras.
—Es el hombre más tenebroso que he conocido —admitió Tao—. Si yo tuviera un hijo o una hija, no me gustaría que ese hombre fuera su marido.
—Pero tú no sabes suficiente sobre las almas gemelas. Si mi hijo es su alma gemela y le elige —y será su elección, a pesar de lo que piensen mi marido y Yugyeom— será el doncel mejor protegido del mundo. Y cuando haya aprendido a tratarle, el más feliz.
—Tú tienes más fe que yo.
—Eso es porque hace más tiempo que les conozco. Concédete más tiempo y por lo que más quieras baja esa pistola. No hay nada allí fuera —reprendió Baeckhyun—. Sencillamente estás nervioso porque Kris no está contigo. Cayó un rayo cerca y la cabaña tembló con el estruendo de un trueno. Baeckhyun se tambaleó y se dirigió a la silla.
—Seguro que está pasando algo. Eso ha sido uno de los nuestros. Tao se puso la mano en la garganta. No podía evitar el sentimiento de que iba a suceder algo inminentemente. Se giró hacia Baeckhyun.
—¿Qué quieres decir con uno de los nuestros?
—¿Por qué había el accedido a quedarse con Baeckhyun para protegerlo? Algo demoníaco los estaba observando y no podía descubrir qué era.
- ¿Kris, dónde estás?
—El rayo y el trueno —respondió Baeckhyun enseguida—. Uno de nuestros hombres está disgustado.
—Estupendo. Pataletas, eso es justo lo que necesitamos —dijo Tao fastidiada. Kris todavía no había respondido ¿Dónde estaba? ¿No podía sentir que el le necesitaba? Sin embargo, eso les hace estupendos ¿no te parece? —dijo Baeckhyun riendo. La puerta se abrió de golpe, la madera que acababan de reparar hacía tan poco tiempo, volvió a astillarse. Tao se giró instintivamente dando un paso para colocarse entre Baeckhyun y la entrada. En medio de la puerta estaba Don Wallace, con una escopeta en la mano y un hombre mayor detrás de él. Tao escuchó la risa maníaca de los dos hombres y vio la maldad y el desprecio en sus ojos.
- ¡Kris! —Gritó su nombre a pesar del disparo que salió del cañón de la escopeta. Los terribles aguijones que torturaban su brazo hicieron que se girara y cayera junto a Baeckhyun.
Baeckhyun se llevó la peor parte del disparo y fue propulsada hacia atrás chocando contra la pared. Tao aterrizó en un charco de sangre. Había sangre por todas partes, debajo de el, por el pecho y el estómago de Baeckhyun, ésta se vertía por todo el suelo de madera. Baeckhyun estaba quieto y sin vida, su rostro estaba pálido y Tao no pudo encontrarle el pulso. Don Wallace lo cogió por el pelo y lo arrastró alejándolo de Baeckhyun. Se reía mientras le daba patadas con desprecio en la pierna.
—Sabía que te atraparía, doctor. ¿Qué pequeño es el mundo, verdad?
- ¡Kris! ¡Dios mío, ha matado a Baeckhyun! ¡Yugyeom! Lo siento. No he podido salvarlo.
—Tao luchaba, dando patadas y puñetazos y ni siquiera se había dado cuenta de ello hasta que
Wallace la pegó repetidamente en la cara.
—¡Cállate! Deja de gritar o te dejaré inconsciente. —Lo pegó un par de veces más—. ¡Estúpidos vampiros, se piensan que son muy inteligentes! ¿Ha sido muy fácil, verdad, tío Eugene?
Tao lloraba incontroladamente casi inmune al dolor que le producía Wallace arrastrándolo por su brazo herido. De pronto sintió un calor en su mente.
- ¿Tao? Necesitamos que mires al hombre que te está apresando, que mires a tu alrededor lentamente y captes todo tal como tú lo ves .
—La voz de Kris era tranquila y serena, no había rastro de odio o ira, simplemente un viento fresco de lógica—. Los tres estamos vinculados y podemos ayudarte.
- ¡Baekhyun está muerto! ¡Le han disparado!
—gritó el histérica en su mente, temerosa de moverse o de llamar más la atención y por supuesto de poner en peligro a Kris.
- Simplemente haz lo que te digo, mi amor. Mira a tu alrededor. Estudia a tu enemigo y fíjate en cada detalle para que podamos verle .
—Kris estaba tranquilo, su respiración era regular y lenta para ayudarla a que también controlara su respiración—. Aparta todo lo demás de tu mente. No importa lo que digan ellos. No importa lo que hagan. Danos la información que necesitamos. Tao respiró profundamente, cerró los ojos e intentó hacer lo que Kris le decía. Era difícil superar el horror de la violenta muerte de Baeckhyun, del bebé tan valioso. Bloqueó todos los sonidos de la risa maliciosa, de las amenazas sexuales e insinuaciones. Wallace estaba de pie sobre el, con una mano retorciéndole la melena y con la otra hurgando deliberadamente en las heridas ensangrentadas de su brazo. El se inhibió del dolor de sus heridas y de su cabeza. Abrió los ojos y primero miró a Baeckhyun. La sangre formaba un círculo a su alrededor. Su pelo negro-azulado estaba sobre una de sus mejillas como si fuera un chal. Tao intentó moverse. Su mirada se desplazó por la habitación y se fijó en
Eugene Slovensky. Estaba arrodillado al lado de Baeckhyun, examinándolo para asegurarse de que estaba muerto. Se levantó y retrocedió un par de pasos, carraspeó y escupió al cadáver. Alcanzó una bolsa de lona y la abrió. Con cara de felicidad sacó una gruesa y afilada estaca y se la mostró. —Semilla del diablo —susurró como un poseso—. Novio del que mató a mi hermano. Morirás en el día de hoy mientras él duerme inconsciente. Tengo suerte de que el Buitre te odie a ti y a quien te creó tanto como yo os odio a los dos. No sé por qué quiere viva al otro doncel, pero una vez más nuestros deseos coinciden.
—No exactamente, tío Eugene. Este nos lo quedamos nosotros. Me prometiste que esta vez mataríamos al Buitre igual que a los otros —protestó Don Wallace. Slovensky levantó la estaca y la colocó sobre el pecho de Baeckhyun. Tao intentó abalanzarse contra Slovensky incapaz de soportar la idea de ver el cuerpo de Baeckhyun profanado con una burda estaca de madera.
- ¡Concéntrate! —ordenó Yugyeom con una voz tan poderosa, aún en la distancia, que devolvió a Tao a la realidad donde apenas había notado los puñetazos y bofetadas de Wallace. Tao miró fijamente a Slovensky, la imagen quedó grabada en su mente. Vio el júbilo en su rostro, el odio, el placer perverso que le producía tener la estaca encima del cuerpo de Baeckhyun. Entonces de pronto, vio cómo su expresión cambiaba de placer a sorpresa. Su rostro empezó a enrojecer, luego una oscura sombra de color púrpura. Tosió y le salió sangre de la boca y de la nariz. Tosió de nuevo y le cayó el brazo a un lado escapándosele la estaca de entre los dedos.
—¿Tío Eugene? —La sonrisa en la cara de Wallace se desvaneció y dio un paso hacia su tío—. ¿Qué te pasa?
Slovensky intentó hablar, pero el único sonido que pudo producir fue un jadeo de dolor y salió más sangre de su boca, mezclada con espuma roja que le  cayó sobre la barbilla. Shea miró para otro lado, porque se le revolvía el estómago.
- ¡Mírale! —la orden de Yugyeom era imposible de desobedecer. Uno de los ancianos más poderosos, conseguía que sus órdenes se cumplieran sin reparos, por lo que Tao mantuvo su mente concentrada exactamente donde él quería. Kris y Chanyeol habían proyectado su poder y su fuerza justo detrás de él. La aterrorizada mirada de Tao volvió al anciano como le habían ordenado. Estaba gris y su cuerpo se tambaleó hasta caer de rodillas. ¡Mierda, viejo! —dijo Wallace asustado—. No me hagas esto. ¿Qué demonios te pasa? ¿Te está dando un infarto? —No se acercó a su tío. De hecho se retiró, arrastrando a Tao con él, mirando nerviosamente a todas partes temeroso de que no estuvieran solos. Slovensky se estaba asfixiando, literalmente se estaba ahogando con su propia sangre. Se puso las manos en la garganta intentando soltarse de unos dedos imaginarios. Luego sus manos se dirigieron al corazón cuando su pecho empezó a abrirse. Tao gritó, pero no podía mirar a otra parte por el mandato de Yugyeom. El corazón de Slovensky salió violentamente proyectado de su cuerpo y cayó al suelo, entonces Wallace lo soltó. Wallace hacía sonidos extraños, como pequeños maullidos intercalados con algunos tacos. Levantó a Tao y lo llevó con él hasta la puerta. Lo tenía a su espalda y por un momento el se sintió curiosamente agradecido. Jamás había matado ni herido a otro ser humano en su vida. Había hecho el juramento de salvar vidas. Su instinto era correr hacia Baeckhyun para ver si todavía podía hacer algo. Incluso ir a socorrer al anciano. Matar era algo totalmente impensable para el.
- Tú no le has matado —dijo Kris tranquilizándolo.
- He sido el instrumento que has utilizado —protestó el, mientras Wallace la arrastraba hacia afuera, la luz hirió sus ojos y gritó al sentir como si miles de cuchillos atravesaran su cráneo.
- Mira a ese hombre, su mano sobre ti, cualquier cosa que pueda usar. —Ordenó Kris con brusquedad. Podía notar su horror, su rechazo.
- No puedo, Kris. No puedo pensar. —Era cierto. Su mente se estaba consumiendo con las aberrantes imágenes de sangre y muerte. —Esta vez no fue Yugyeom quien se encargó. Kris se hizo con su mente con una fuerza férrea obligándolo a obedecer. Era mucho más fuerte de lo que el había imaginado jamás y estaba muy seguro de sus facultades, incluso durante las primeras horas del día. Otros carpatianos también se estaban acercando. A pesar de la responsabilidad de proteger a Kai se acercaban con rapidez hacia la cabaña. Chanyeol se separó del resto sin desearlo, pero llevaba el peso muerto de Kai en sus brazos y debía dirigirse hacia la cueva de la sanación alejada del bosque, aunque su mente estaba totalmente enfocada en su esposo e hijo. No tenía sitió para ninguna otra emoción. Mantenía su fuerza vital decreciente centelleando en su mente, las tenía amarradas a él, sin permitirles morir antes de que el sanador tuviera la oportunidad de ayudarlos. Kris concentraba su veneno en el hombre que le había torturado con tanta crueldad, que ahora tenía a Tao en sus sucias manos. Su odio era absorbente, total, se enfocaba en él y lo transmitía a través de Tao. El podía ver la neblina roja del deseo de matar, la necesidad y la sed de matar, el placer que suponía para él. Se concentró en la única parte de Wallace que Tao podía ver. Don Wallace sintió de pronto una sensación de quemazón en el brazo, lo miró y vio que salía humo del mismo. Estalló en llamas de color rojo y naranja. El humo empezó a girar adoptando la maliciosa forma de un rostro sonriente. Wallace conocía ese rostro, él había sido el causante de cada uno de los surcos de dolor que en él se reflejaban. Gritó y empujó a Tqo para apartarlo de él, empezó a darse palmadas en el brazo con la otra mano para intentar detener el fuego. Podía notar ya el olor chamuscado de su carne como el de tantas de las víctimas a las que había torturado. Tao cayó pesadamente al suelo agarrada a su propio brazo y quería permanecer allí con los ojos muy cerrados. La compulsión de girarse y mirar a Wallace fue demasiado fuerte. Se sentó y le miró con los ojos muy abiertos incapaz de hacer otra cosa. Don Wallace se encontró flotando en el aire con su escopeta en el suelo. Las llamas se apagaron del mismo modo que habían prendido, pero su brazo era ya una masa de carne quemada. Todavía gritando, con la mano que le quedaba intentaba desenfundar su revólver de la pistolera que llevaba bajo el brazo. Se quedó horrorizado cuando se dio cuenta de que parecía que iba a arrebatarse su propia vida cuando lentamente apuntaba hacia sí mismo. Su dedo encontró el gatillo y lo puso en él compulsivamente. Tao emitió un sonido en la garganta. Esa era una escena digna de una película de terror, sin embargo, no podía dejar de mirar. Un enorme lobo negro apareció de repente de entre los matorrales. Dio un salto en el aire, sus garras resplandecientes se ciñeron alrededor de la pierna de Wallace. Los huesos se partieron como ramitas cuando el lobo atrajo al hombre hacia el suelo y clavó sus colmillos en su garganta. Tao fue liberado de la posesión mental, se puso en pie y corrió hacia el lobo que estaba descuartizando al hombre que forcejeaba con él.
—¡Kris! ¡No! ¡No puedes hacer esto! —durante un extraño segundo el lobo se giró y lo miró, el tiempo se detuvo. Reconoció los gélidos ojos de Kris y podía sentir su triunfo. Yugyeom tomó del brazo a Tao mientras surgía del bosque corriendo, todavía medio lobo, medio hombre, cambiando mientras corría.
—Venga, no tenemos tiempo, Tao, te necesito. Tú eres doctor, un sanador. Ven conmigo.
—No le soltó del brazo y se vio obligado a correr con él hacia la cabaña. Yugyeom apartó de una patada el cuerpo de Slovensky.
—Escúchame, Tao. Tendremos que hacer esto juntos. Baeckhyun ha cesado sus funciones vitales todo lo que ha podido. Chanyeol está manteniendo vivos a los dos, pero el niño está en peligro. Tú encárgate de Baeckhyun y yo lo haré de el niño. Tao estaba perplejo.
—¿Todavía está vivo? —Intentó alejarse de Yugyeom—. Sólo conozco la medicina humana. No tengo ni la menor idea de cómo hacéis lo que hacéis. Podría matarlo.
—Está en ti. Los sanadores nacen siéndolo, no aprenden. Puedes hacerlo. Te iré dando instrucciones. No tenemos tiempo de discutir, Tao. No puedo hacer esto solo. Chanyeol dice
que Baeckhyun perderá a el niño en unos minutos. El ha de permitir que su corazón y pulmones vuelvan a funcionar, pero entonces empezará la hemorragia y morirán todos, Baeckhyun, el niño y Chanyeol. Los perderemos a todos —insistió él. Lo miró retándolo—. ¿Me ayudarás? Tao estaba temblando, pero levantó la barbilla.
—Dime qué tengo que hacer. Yugyeom asintió con la cabeza.
—Has de bloquear todo lo que eres. Todo. Eres luz y energía, sólo eso. Una vez te veas como luz, podrás entrar en el cuerpo y curar las peores heridas. Curarás desde dentro. En primer lugar lo más importante será parar la hemorragia y luego reparar los órganos vitales. Es muy difícil y tú estás débil. En algún momento tendrás que alimentarte. Kris vendrá a abastecerte cuando haya terminado con lo que está haciendo. No puedes fallarnos, Tao. Sé que puedes hacerlo. Si necesitas mi ayuda, estaré en tu mente. No valía la pena protestar diciendo que el no era capaz de hacer aquello, convertirse por arte de magia en luz y energía. No tenía más opción que probar. Yugyeom creía que podía hacerlo y el también tenía que creerlo. Le debía a Baeckhyun y a su hijo una oportunidad. De cualquier modo, el ante todo era médico. Su naturaleza era curar.
—Lo haremos juntos —dijo Yugyeom con tranquilidad, su voz era serena, como un bálsamo relajante en medio del caos de su mente. Podía notar cómo respondía a ese bello tono, un tintineo plateado, la pureza del bien. Tao se arrodilló en el suelo al lado del cuerpo inmóvil de Baeckhyun, cerró los ojos y buscó un lugar de paz en su mente donde concentrarse. Al principio todo parecía molestarlo, pero Yugyeom también estaba allí, enseñándole a aquietar sus pensamientos y a volver a concentrarse. Al principio pareció como si la habitación se desvaneciera, luego el tiempo y el espacio. Su corazón dio un vuelco salvaje ante esa extraña sensación, pero el suave canto de Yugyeom lo ayudó a permanecer en calma y a flotar por encima del caos mundano. Paulatinamente su cuerpo se fue haciendo más pequeño, se fue reduciendo hasta que lo único que quedó fue su alma. Luz, energía y poder.
—Vamos juntos. Mantén tu atención en Baeckhyun y en sus heridas. No puedes pensar ni en ti ni en lo que puede suceder. Cree en ti mismo. Si empiezas a flaquear, avísame.
La poderosa luz de Yugyeom parecía inundar el alma de Tao de confianza y consuelo. Ahora sólo veía al sanador en él. Todo lo demás lo había dejado a un lado. Había mucha entrega y mucha pureza en su alma. Tao sólo podía maravillarse. Siguió su guía sin reservas. Él era el ejemplo vivo de lo que el siempre había querido ser. Un verdadero sanador, con un raro y valioso don, se sentía humilde en su presencia. Luego recordó que Yugyeom era un poderoso anciano, que podía hacer que todo el mundo creyera y viera lo que él quería.

~Dark Desire~ [Kristao] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora