Una ráfaga de viento aulló a través de la puerta y trajo la lluvia hasta el interior de la cabaña.
Kris apartó con cuidado a Tao y lo puso detrás de él.
—Llegan los otros —dijo él para advertirlo. Tao buscó a tientas la pared que tenía detrás. Esta gente sin duda pertenecía a una raza distinta. Su padre también había sido uno de ellos. Una parte de el estaba intrigado y excitado. Si los estudiaba como científico, se encontraría en su elemento. Pero, ahora se encontraba en medio de toda aquella historia, sin poder observarla desde fuera. Cogió a Kris por la muñeca.
—Vámonos de aquí, alejémonos de esta gente, de este lugar.
—Es importante tener la máxima información posible. —Su voz era suave y seductora, deliberadamente tierna, lo envolvía en un caparazón seguro.
—El sanador viene con el que dice ser mi hermano. El doncel está con ellos.
—No le gustaba el hecho de no ver al tercer hombre. No se fiaba por completo de ninguno. En el fondo sabía que sus agresores le habían arrebatado algo muy valioso que nunca podría recobrar del todo. La mano de Tao se deslizó por su brazo. Apoyó la frente en medio de su ancha espalda en un tierno y amoroso gesto de solidaridad. Kris no soportaba apartarse por completo de la mente de Tao, por lo que el podía escuchar fácilmente el eco de sus pensamientos cuando lo deseaba. Sentía pena por él, pena por ambos.
—Sea lo que fuere lo que te hayan arrebatado Kris, te ha hecho más fuerte. El que te ha sanado era un hacedor de milagros —le susurró suavemente y muy en serio—. Nunca he visto nada igual. Pero ha sido tu determinación de seguir viviendo lo que te ha salvado. Kris intentaba oír que el le estaba consolando, sin embargo lo que oyó fue su interés en su voz, la envidia de que Yugyeom pudiera curar de un modo tan mágico y rápido. El carpatiano había conseguido en una sola sesión, lo que el no había podido hacer con más tiempo. Antes de que pudiera contestarle que había sido el quien le había salvado la vida, el viento volvía a introducir lluvia y neblina a través de la puerta. Apareció el sanador, Yugyeom, seguido de Chanyeol y de Baeckhyun. Kris entrecerró los ojos y al momento se desencadenaron algunos recuerdos. Volar en el cuerpo de un búho, correr por el bosque en el cuerpo de un lobo, convertirse en la neblina y la niebla. Detrás de él, con la respiración entrecortada en la garganta, Tao miró a los visitantes y a Kris, asombrado e intimidado ante el despliegue de cambio de formas, el ejemplo del poder ejercido de un modo tan natural. Los ojos plateados de Yugyeom examinaron cada centímetro de Kris.
—Tienes mejor aspecto. ¿Cómo te sientes? Kris asintió lentamente.
—Mucho mejor. Gracias.
—Necesitas alimentarte. Tu doncel todavía está pálido y agotado. Debería descansar. Si
quieres, puedo curarle los morados.
—Yugyeom hizo su oferta con su aire indiferente e informal. Su voz era tan persuasiva, tan hermosa que casi era imposible negarle nada. Transmitía pureza, era como un susurro de terciopelo negro, nunca levantaba la voz, ni parecía estar en otro estado que no fuera de paz y serenidad. A Tao le dio un vuelco el corazón y luego se estableció en un ritmo duro y fuerte. Se dio cuenta de que estaba escuchando con toda su atención, que quería que siguiera hablando y hacer todo lo que él le dijera. Movió la cabeza mentalmente. Las habilidades de Yugyeom lo fascinaban, pero era demasiado poderoso. No había utilizado ningún tipo de proceso mental, ni coacción, ni sugestión hipnótica. Su propia voz era su arma. Sentía que era el más peligroso de todos. No había estado tan cerca de tantas personas en mucho tiempo. Necesitaba estar a solas con Kris, para tener tiempo de adaptarse.
—Te damos las gracias sanador, pero Tao no está acostumbrado a nuestros métodos.
—El propio Kris no podía recordar la mayoría de ellos. Se sentía tan incómodo ante la presencia de carpatianos como Tao. Sus ojos negros que resplandecían como el hielo atraparon el reflejo de un relámpago que cruzaba el oscuro cielo.
—El otro hombre no está con vosotros.
—Kai —dijo Chanyeol—. Ha sido un buen amigo tuyo durante siglos. Se ha percatado de que has completado el ritual y que este doncel es tu verdadero compañero. Busca en tu mente, Kris. Recuerda lo difícil que es este momento para nuestros hombres sin pareja. El rostro de Tao se sonrojó bajo su palidez sobrenatural. La referencia al ritual debía significar que sabían que Kris le había hecho el amor. La falta de intimidad le molestaba sobremanera. El se movió para situarse al lado de Kris y quejarse del apelativo «este doncel». Tenía un nombre. Era una persona.
Le parecía que lo consideraban un histérico. Era evidente que no había tenido la oportunidad de mostrar su temple. Kris retrocedió y con su brazo barrió hacia atrás dejándolo contra la pared. En ningún momento apartó sus ojos del trío. Sabía que era inestable, que todavía luchaba por aferrarse a la razón aunque su instinto fuera atacar. No confiaba en ninguno de ellos y no expondría a Tao a ningún peligro. Tao le respondió con un fuerte pellizco. No iba a refugiarse detrás de su salvaje como una dama del siglo XVII que se desmayaba por nada. Sólo estaba rodeado de unos cuantos vampiros. ¡Total nada!
- Carpatianos . —Dijo Kris con un tono divertido.
- Si te ríes de mí, Kris, me iré a buscar otra estaca de madera y haré yo mismo el trabajo —le amenazó el en silencio—. ¡Bueno, por el amor de Dios!
—Tao sonaba exasperado cuando se dirigió al grupo—. ¿Todos somos civilizados, no es así? —Le dio un empujón por la espalda a Kris—. ¿No es así?
—Por supuesto. —Baeckhyun se adelantó desobedeciendo la mano de Chanyeol que intentaba detenerlo—. Al menos los donceles lo somos. Los hombres de por aquí todavía no han superado la etapa de saltar de un árbol a otro.
—Le debo una disculpa por la pasada noche, señor O'Halloran. —Dijo Chanyeol con un encanto muy al estilo antiguo—. Cuando lo vi sobre mi hermano, pensé... Baeckhyun le corrigió.
—No pensó, reaccionó. Es un gran hombre, pero demasiado protector con sus seres queridos. —Su tono de broma rebosaba amor—. Sinceramente, Kris, no puedes hacerlo prisionero, no puedes encerrarlo como a una monja en un convento. Tao estaba avergonzado.
- ¡Muévete, Kris! Me estás avergonzando. Con mucha desgana Kris se apartó. Pudo sentir la tensión que reinaba en la atmósfera en aquel momento, la enardecida mirada que empezaba a forjarse en la mente de Kris. Para darle seguridad, le tomó la mano y mantuvo su mente conectada con la suya. En el momento en que se expuso a los demás pudo sentir como lo examinaban centímetro a centímetro. Baeckhyun miró a Yugyeom con mucha preocupación. Un poco abochornado se retiró el pelo hacia atrás. Ni siquiera se había mirado al espejo. Kris le apretó la mano.
- ¡No! Estás bien como estás. No tienen ningún derecho a juzgarte.
—Kris —dijo Yugyeom suavemente— tu doncel ha de alimentarse y curarse. Has de dejarme que lo ayude. Tao levantó la barbilla y sus verdes ojos lanzaban fuego.
—Soy perfectamente capaz de tomar mis propias decisiones. Él no ha de permitirme hacer o no hacer algo. Gracias por el ofrecimiento, pero ya me curaré con el tiempo.
—Ya te acostumbrarás a ellos —se apresuró a decirle Baeckhyun—. Son realmente unos maniáticos de la salud de los donceles. Eso te ayudaría, Tao, ¿puedo llamarte Tao?
—Baeckhyun sonrió cuando Tao asintió con la cabeza—. Estaremos encantados de responder a cualquiera de tus preguntas. Nos gustaría conocerte. Al fin y al cabo somos familia política —señaló el. A Tao le subió la adrenalina provocada por el miedo ante la simple observación de su compromiso con Kris y eso desencadenó una reacción violenta en él. Un rayo cruzó el cielo, serpenteando y danzando antes de chocar contra la tierra con toda su furia. El viento aullaba en el interior de la cabaña, golpeaba las ventanas y las paredes. Un grave y ominoso gruñido se estaba forjando en la garganta de Kris. Tao notó que volvía a salir la bestia, que él lo acogía con instintos asesinos. Tao se giró hacia él, le puso las manos en el pecho y le empujó con todas sus fuerzas, propulsándole hasta la otra punta de la habitación.
- No vas a hacerlo Kris. Te necesito cuerdo en este momento. Estoy haciendo todo lo posible por entender todo esto, pero si hay una lucha, me volveré loco, te lo juro. Por favor ayúdame ahora. Por favor .
—Había lágrimas en su mente, una vulnerabilidad que jamás había visto en el. Kris lo rodeó con los brazos abrazándolo mientras se esforzaba por recobrar el control. Su sufrimiento parecía otorgarle una fuerza añadida. Levantó la cabeza y sus ojos se desplazaron con cautela entre los dos hombres. Chanyeol y Yugyeom parecían totalmente tranquilos, sin embargo Kris pudo notar su estado de alerta. Se obligó a sonreír y luego se encogió de hombros como si tal cosa.
—Me temo que mi mente no se ha curado con la misma rapidez que mi cuerpo. Tendréis que tener paciencia conmigo. Por favor entrad en casa sois nuestros invitados.
—Esas palabras formales surgieron espontáneamente. Chanyeol cerró la puerta.
—Gracias, Kris. Sólo queremos ayudarte a ti y a tu compañero.
—Se sentó deliberadamente en una posición vulnerable. Baeckhyun se sentó cómodamente en el brazo de su silla. Yugyeom se paseaba por la habitación a un paso aparentemente cansino. Caminaba con una fluida agilidad, con sensualidad animal, pero Kris era muy consciente de que el sanador estaba colocándose sutilmente entre la pareja y Kris.
- Yugyeom. El Anciano. El Oscuro .
—Esas palabras se congregaban en su mente. Yugyeom era un hombre muy peligroso—. Recuerdo muy poco de mi pasado —admitió—. Quizás sería mejor para todos que Tao y yo cuidáramos de nosotros mismos. Soy muy consciente de mi inestabilidad y no me gustaría que nadie saliera herido. Tao se giró en sus brazos para mirar a los carpatianos.
—Apreciamos vuestra ayuda, pero habéis de comprender que todo esto nos resulta muy nuevo. Los ojos plateados de Yugyeom, estudiaron su pálido rostro, parecían penetrar hasta el fondo de su alma.
—¿Eres médico?
Tao se estremeció. Su voz era tremendamente persuasiva. Ese hombre tenía demasiado poder.
—Sí, soy cirujano. Una sonrisa curvó la sensual boca del sanador. Ese gesto resultó carismático, pero el se dio perfecta cuenta de que sus ojos no habían variado en absoluto su frialdad. Eran gélidos y vigilantes.
—Eres muy bueno. Los carpatianos no respondemos muy bien a la medicina humana. Kris se estaba curando a pesar de todos los impedimentos. Estamos en deuda contigo.
—Tú pudiste hacer en una hora lo que yo no conseguí en varios días.
—A pesar de todo había un tono de admiración en sus palabras.
—¿Cómo pudiste encontrar a Jacques cuando nosotros no lo conseguimos?
—De nuevo la voz de Yugyeom parecía informal, pero el intuyó que era una trampa. Levantó la barbilla y le miró con sus desafiantes ojos verdes.
—Hace siete años cuando estaba estudiando, de pronto sentí un terrible dolor. Un dolor para el que no había explicación médica. La agonía duró horas. A partir de esa noche, empecé a soñar con un hombre al que torturaban, que sufría, que me llamaba.
—¿Dónde estabas? —preguntó Yugyeom.
—En los Estados Unidos. —Tao se pasó los dedos por el pelo para echárselo hacia atrás y descubrió que estaba temblando. Esos pálidos ojos eran desconcertantes. Parecían estar leyendo su alma, ver cada error que el había cometido—. Sé que suena extraño, pero es cierto. No tenía ni idea de que ese hombre existiera de verdad, de que estuviera sufriendo. —El sentido de culpa se apoderó de el—. Debía haberle buscado antes, pero no creía que...
—Las lágrimas interrumpieron su relato.
- No hagas esto mi amor —le ordenó Kris, estrechándolo entre sus brazos para protegerlo—. No tienen derecho a juzgarte. Ninguno de ellos vino a buscarme. Tú cruzaste el océano y yo no te traté bien .
—Le besó con su cálida boca los morados del cuello—. Sin embargo, volviste a mí, a pesar de mi feroz ataque. —Dijo esto en voz alta para advertir a los carpatianos que dejaran de hacerle preguntas.
—Debiste asustarte mucho —dijo Baeckhyun. Tao asintió con la cabeza y sonrió a Kris.
—Sin duda alguna, nunca había visto nada igual en mi carrera. —Se esforzaba por parecer normal en un mundo que se estaba volviendo del revés.
—Eres joven para ser médico —observó Chanyeol. Tao hizo un esfuerzo por mirarle por primera vez a los ojos. Kris y Chanyeol compartían la misma complexión fuerte, la densa melena y los gélidos ojos negros. Ambos eran autoritarios, seguros de sí mismos y arrogantes. Las exquisitamente esculpidas facciones de Kris se veían más desgastadas tras la dura prueba.
—Se te ve joven para tener cientos de años —respondió el recordando el tacto de sus dedos en su garganta. Chanyeol asintió con una leve sonrisa y con un gesto de la cabeza. A su lado Kris luchaba contra la bestia que recordaba el ataque de Chanyeol. Tao no le hizo caso.
—Una mujer llamada Noelle tuvo un hijo con un hombre llamado Rand. ¿Sabéis dónde está ese hijo? Ahora tendría veintiséis años —preguntó Tao. Las facciones de Chanyeol se quedaron inmóviles, como una máscara. Se le escapó un leve silbido y Kris instintivamente se puso delante de Tao.
- Ten mucho cuidado Chanyeol —advirtió Yugyeom. —Noelle era nuestra hermana —afirmó suavemente Chanyeol— fue asesinada a las pocas semanas de haber dado a luz. Tao sintió con la cabeza. La información confirmaba lo que Kris le había dicho.
—¿Y el niño?
- Esto no me gusta Yugyeom. ¿Por qué quiere saber el paradero del hijo de Noelle? Los humanos la mataron. Poseen una red con unos tentáculos muy largos. Quizás el forme parte de la misma .
—La voz de Chanyeol llegó a la mente de Yugyeom.
- Kris lo sabría .
—Yugyeom estaba seguro.
- Quizás no. Su mente está dañada.
—Él lo sabría. El no podría ocultárselo. Temes por tu hermano. No la estás mirando con los ojos y la mente abierta. En sus ojos hay mucha pena y mucha tragedia. Está atado a un hombre que no conoce, que es extremadamente peligroso, que lo ha herido en más de una ocasión. Es muy inteligente, Chanyeol, sabe en lo que se ha convertido y está intentando aceptarlo. Este doncel no es un asesino.
Chanyeol inclinó la cabeza ante la afirmación de su amigo.
—El hijo de Noelle fue asesinado hace siete años, probablemente a manos de los mismos asesinos que torturaron a mi hermano. Si era posible que Tao se quedara más pálido, así sucedió. Se tambaleó un poco y Kris se apresuró a sostenerlo. El muchacho había sido su sobrino, pero Kris no recordaba ni al joven ni al hombre, de modo que el dolor que sintió era el de Tao. Su medio hermano, su única probabilidad de tener una familia.
- Yo soy tu familia —le dijo Kris para reconfortarlo, acariciándole la cabeza con la barbilla.
- Era el joven de la segunda fotografía que me mostraron Wallace y Smith. Sé que era él .
—Tao apoyó su cabeza sobre el pecho de Kris—. Sentí un tremendo desgarro cuando vi la foto.
—Lo siento Tao. Han pasado muchas cosas. Necesitas tiempo para asimilar todo esto. Perplejo por su evidente aflicción, Chanyeol miró a Yugyeom, que se encogió de hombros con bastante elegancia.
—¿Qué pasó con Rand, su padre?
—Kris planteó la pregunta en nombre de Tao, aunque ese nombre desencadenaba de nuevo el dolor en su cabeza, evocaba un oscuro vacío en el lugar donde debía hallarse su memoria.
—Rand regresó a la tierra durante un cuarto de siglo. Regresó el año pasado, pero no ve a nadie. Duerme casi todo el tiempo
—respondió Chanyeol. Los dedos de Tao se entrelazaron con los de Kris.
—¿No pudo educar a su propio hijo? Cuando Chanyeol movió la cabeza, Tao se tragó el nudo de protesta que se le había hecho en la garganta y miró a Kris con una mirada acusadora.
- Los niños y los donceles o las mujeres que viven con ellos parecen ser abandonados con bastante facilidad por los de tu raza.
- Nosotros no somos Maggie y Rand .
—Dijo Kris con firmeza.
Tao se mordió el labio inferior, mientras estudiaba a Chanyeol.
—¿Qué significa «ir a la tierra»?
—Los carpatianos nos rejuvenecemos en la tierra —le explicó Yugyeom, observándolo de cerca—. El sueño humano no proporciona una curación rápida o un verdadero descanso. Podemos realizar prácticas humanas como ducharnos, vestirnos y toda una serie de pequeños hábitos para protegernos, pero no lo necesitamos, sin embargo dormimos el sueño de los carpatianos. La tierra nos cura y nos protege durante nuestras horas más vulnerables que son las solares. Tao movía la cabeza negando y se llevaba la mano a la garganta en un gesto instintivo de protección. Sus ojos se encontraron con los de Kris en un miedo de impotencia.
- Yo no puedo. Tú sabes que no puedo.
- Está bien. A mí tampoco me gustaría otro entierro .
—Y era cierto. Kria había empezado a sentir asfixia al asociar la profundidad de la tierra con el dolor y el tormento—. No te obligaré a tomar esa decisión. Baeckhyun se aposentó sobre el hombro de Chanyeol.
—Yo duermo encima de la tierra en una cama muy cómoda. Aunque el dormitorio está situado bajo tierra, pero es una habitación muy bonita. Has de venir a verla algún día. A mí no me gusta dormir en la tierra. Yo también era humano, Tao, igual que tú. Es como estar enterrado en vida. Se impuso un oscuro silencio en la habitación. Hasta el viento se detuvo, como si la naturaleza estuviera reteniendo su aliento. Entonces, Chanyeol se movió, pareció que había volado de la silla, su poder era inconfundible. Sus oscuros ojos cubrieron cada centímetro del cuerpo de Tao.
- ¿Yugyeom?
- Si es cierto, Chanyeol, Rand ha hecho lo que pensábamos que era imposible. A menos que...
Chanyeol captó el pensamiento. Yugyeom sospechaba que la madre de Tao había sido la verdadera alma gemela de Rand.
—Lo que nos estás diciendo es de vital importancia para nuestra raza Tao. ¿Tu madre es humana?
—Lo era. Mi madre se suicidó hace ocho años. No pudo soportar vivir sin Rand.
—Dijo levantando la mejilla en un gesto desafiante—. Estaba tan obsesionada con él, que no le quedaba nada para su hijo.
—Lo dijo con toda naturalidad, como si no hubiera sufrido, como si no hubiera estado sola toda su vida.
—¿La convirtió? —preguntó Chanyeol furioso con la mujer desconocida que había descuidado a su hijo, nada menos que un doncel. Por lo menos esa mujer nos lo podía haber traído para que lo educáramos. —¿Era ella carpatiana?
—No, ella no era como vosotros, ni siquiera como yo. Sin duda era humana. Era hermosa, irlandesa y vivió totalmente apartada del mundo real durante casi toda mi vida. Me enteré de la existencia de Rand y de Noelle a través de su diario.
—¿Tenía tu madre alguna facultad psíquica? —preguntó Yugyeom pensativamente. Baeckhyun miró a Chanyeol. El tenía facultades psíquicas. La respuesta de Tao era extraordinariamente importante para el futuro de su raza. Eso supondría la prueba de lo que habían sospechado y esperado durante mucho tiempo. Tao se mordió de nuevo el labio.
—Ella sabía las cosas antes de que sucedieran. Sabía que iba a sonar el teléfono o que iba a visitarnos alguien. Tenéis que entender que rara vez hablaba. Se olvidaba de mí durante días enteros, incluso semanas, por lo que no sé demasiado sobre ella. No compartía precisamente mucha información conmigo. —Pero, ¿estás seguro de que Rand es tu padre? —insistió Chanyeol.
—Cuando nací mi sangre provocó un gran revuelo en el mundo científico. En el diario de mi madre ponía que Rand era mi padre y que padecía una rara enfermedad sanguínea. Ella pensaba que yo la había heredado. Me llevó a Irlanda, me escondió, porque los médicos y científicos la asustaban con sus insistentes preguntas. Ella estaba segura de que Rand había muerto. Chanyeol y Yugyeom intercambiaron miradas. Su raza se estaba extinguiendo. La última niña que había nacido había sido Noelle hacía unos quinientos años. Los hombres estaban optando por poner fin a su existencia o transformarse en vampiros. Chanyeol y Yugyeom hacía tiempo que sospechaban que podía haber algunos donceles bellos y con facultades psíquicas, que fueran aptos para convertirse en compañeros de hombres carpatianos como había hecho Baeckhyun. No se tenía conocimiento de que hubiera nacido un bebé medio humano, medio carpatiano. La única explicación posible era que la madre de Tao hubiera sido la auténtica alma gemela de Rand. Todo el mundo sabía que él no amaba verdaderamente a Noelle. Sin embargo, Rand no había transformado a la madre de Tao. Ninguna carpatiana habría permitido que su hijo creciera solo como lo había hecho la madre de Tao. ¿Por qué no había dicho nada Rand? Su gente lo habría cuidado.
- Rand no mencionó el suicidio cuando se despertó . —Murmuró Yugyeom—. Vive retraído en sí mismo, pero eso no tiene nada de raro.
—¿Podemos ver su diario? —le preguntó Chanyeol educadamente a Tao. Tao movió su cabeza tristemente.
—Me estaban persiguiendo y tuve que destruirlo.
—Tu vida debe haber sido difícil, sin nadie que te guiara —dijo Yugyeom en voz baja—. Sin embargo, tienes una facultad única. Eres un auténtico sanador.
—Estudié durante muchos años
—respondió el sonriendo—. Tuve mucho tiempo para aplicarme.
—Naciste con esa facultad —corrigió él—. Es un don muy poco común. —Los ojos plateados de Yugyeom se fijaron en su esbelta figura—. ¡Kris! —Su voz se hizo todavía más grave, hasta el punto que el sonido parecía filtrase hasta el torrente sanguíneo y calentar la sangre como si fuera un buen brandy—. Está más débil. Su cuerpo tiembla. Sé que no acabas de comprender lo importante que es para toda nuestra raza, pero sé que tus instintos son fuertes y están intactos. Tú eres su compañero, le has jurado protección y cuidados. La mano de Tao asió con fuerza la de Kris.
—No le escuches. Lo que hemos elegido hacer nada tiene que ver con ninguno de ellos.
—Confía en mí, amor, nunca permitiría que te hiciera daño —dijo Kris tranquilizándolo—.
Sólo le preocupa tu debilidad.
—Soy un sanador como tú Tao.
—Yugyeom parecía deslizarse hacia el. Su cuerpo fluía sin realizar el menor movimiento o suponer una amenaza. Simplemente, de pronto estaba más cerca—. Jamás lastimaría a un doncel. Soy carpatiano. Un hombre sólo busca proteger y cuidar a nuestros donceles y mujeres.
—Su mano fue a buscar su cuello. El tacto de sus dedos era sorprendente. Ligero, caliente, como un cosquilleo—. Te has de alimentar Tao. —Su voz la envolvía, actuando a voluntad—. Kris necesita que estés fuerte para ayudarle a afrontar lo que tiene que venir. Nuestra raza te necesita. Mi sangre es antigua y poderosa. Te ayudará, te curará, os reforzará a ambos.
—¡No! Kris, no. Dile que no.
—Por alguna razón la idea lo alarmaba.
—Yo lo alimentaré —objetó Kris en voz baja, con su tono más amenazador debido al silencio. Los pálidos ojos se deslizaron sobre él.
—Has de conservar tu fuerza para acabar de curarte. Chanyeol te dará lo que necesitas. Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que tú le diste generosamente a tu hermano. Kria inspeccionó a Tao detenidamente. Su piel estaba muy pálida, parecía traslúcida. Los morados de su cuello y las manchas oscuras, no se habían curado. Se la veía cansado y estaba demasiado delgado. Yugyeom tenía razón, estaba temblando. ¿Por qué no había visto él su debilidad? Sin duda había contribuido a la misma.
- Su sangre es muy pura, Tao. Es lo que me ha ayudado a curarme tan rápido. No me gusta la idea de que otro hombre cubra tus necesidades, pero es nuestro sanador. Quiero que hagas lo que él dice.
- No lo haré Kris . Tao movió la cabeza con fuerza—. Quiero que nos marchemos ahora mismo. Me prometiste que podríamos irnos.
- Hemos de hacer esto, Tao. Él tiene razón. Cada día estás más débil.
- No necesitamos que nos ayuden .
—El estiró el brazo para evitar avance de Yugyeom—. Sé que intentas ayudarnos, pero todavía no estoy preparado para esto. Necesito entender las cosas por mí mismo y acostumbrarme a lo que he de hacer para sobrevivir. Sin duda lo que digo no es tan descabellado.
—Sus dedos se entrelazaron con los de Kris, uniéndoles a los dos. Necesitaba tenerle a su lado, que comprendiera que necesitaba tiempo.
—¿Darte tiempo para que mueras lentamente por falta de cuidados? Hemos descuidado tu salud durante algún tiempo. Eres médico, sabes que es cierto. Tú decidiste mentalmente que tu vida sería corta. Eso no será así —dijo Yugyeom con dulzura. Su voz era seductora e hipnótica—. Nuestros donceles y mujeres son nuestra única esperanza. No podemos perderte. Tao pudo sentir la rápida negativa de Kris ante la posibilidad de que sucediera algo semejante. La violencia estuvo a punto de volver a manifestarse, pero pudo controlarla. Sus ojos negros se enfocaron en los verdes de Tao.
- Sé que lo que dice es cierto, Tao. He sentido tu aceptación de la muerte en más de una ocasión. Has estado dispuesto a cambiar tu vida por la mía.
- Eso es distinto y tú lo sabes —dijo el desesperadamente. Las manos de Kris estaban sobre el, estrechándolo junto a su cuerpo—. No lo hagas Kris. Deja que lo haga cuando sea el momento.
- Tao . —Él se moría de ganas de hacer lo que el le pedía. El podía leerlo en su mente, ver su necesidad de darle cualquier cosa que lo hiciera feliz, sin embargo, la idea de que el podía desaparecer le aterrorizaba. Su instinto le decía que tenía que hacer caso al sanador y asegurarse de que el recobraba sus fuerzas. Luchó por controlarse, para que no fueran sus instintos animales los que tomaran la decisión.
- Por favor, mi pequeño pelirrojo, haz esto para que los dos estemos más fuertes. Una vez esté hecho, podremos estar juntos y solos y tomar nuestras propias decisiones.
- No estoy preparado Kris. Intenta comprenderlo. Necesito tiempo para saber qué me está sucediendo. Necesito sentir que tengo el control de mi vida. No voy a morir. He aceptado lo que quiera que seas, lo que quiera que sea mi padre. Me he transformado del todo. Sé que de algún modo nos has unido para siempre y estoy intentando digerir todo eso a mi manera y a mi ritmo.
- Estoy intentando hacer lo que es bueno para ti.
- ¿Cómo puedes saber lo que es bueno para mí? Tú decidiste por mí. Tomaste mi vida sin conocimiento ni mi consentimiento. No tienes derecho a hacer esto, Kris.
- No, no lo tengo —admitió él—.
Me gustaría pensar que si no fuera por lo que me he convertido, te habría cortejado como debiera, habría ganado tu amor y tu lealtad. Espero que no fuera el tipo de hombre que impone su voluntad.
- Esto no es diferente, Kris ¿Te das cuenta? —Está muy débil, Kria y han pasado muchas cosas en muy poco tiempo —la aterciopelada voz de Yugyeom era seductora—. No puede tomar decisiones racionales. ¿Cómo vas a ayudarlo? Si intentas suministrarle sangre, no podrás protegerlo adecuadamente. Necesita sanación. Tú eres su alma gemela, Kris. Busca en tu interior. Estas cosas estaban grabadas en ti antes de que nacieras. El hombre no puede hacer otra cosa que velar por la salud de su compañero.
- Chanyeol —objetó Baeckhyun—. Lo estamos forzando demasiado. No permitas esto.
-El es demasiado importante para todos nosotros. Lo necesitamos con todas sus fuerzas, para que pueda controlar a Kris mientras su mente acaba de recuperarse. Ninguno de nosotros puede hacerlo. No quisiéramos vernos obligados a destruirle. Al final el elegiría seguirle y también lo perderíamos. Como puedes ver su primer pensamiento es para Kris no para el. Sin duda el le seguiría. Hemos de hacerlo Baeckhyun. Siento que esto te disguste.
Kris inclinó la cabeza para encontrar la cálida y tierna sien de Tao. Lo rodeó con sus brazos y atrajo su cuerpo que se resistía contra su poderosa estructura.
—Tao, creo que el sanador tiene razón en esto.
- No puedo creer que me traiciones en esto. Te estás poniendo de su parte. ¿Por qué, Kris? Deberías respetarme más.
- Porque sin ti yo soy demasiado peligroso para el mundo. Porque lo que siento por ti va más allá de toda emoción humana de amor . —Kris le levantó la barbilla y obligó que sus ojos verdes miraran los suyos. Al momento notó que su voluntad cedía para cumplir su mandato. El caía en las profundidades de sus ojos. Su voz era un murmullo en su cabeza, una orden en voz baja a la que intentó resistirse.
- Aceptarás lo que te ofrece el sanador. Yugyeom ya se estaba acercando, su voz suave ensalzaba el poder de Kris. Se mordió con cuidado la muñeca y la puso en la boca de Tao. Su olor era embriagador y desató la terrible hambre y necesidad que había en el. Kris sostenía su cabeza con la palma de su mano, obligándolo a acercarse al fluido de la vida, la antigua sangre sanadora que vertería poder y fuerza en su cuerpo.
—Es muy testarudo, Kris —dijo Yugyeom suavemente. Tao luchaba contra su compulsión de alimentarse. La rica sangre, tan potente, que entraba en su famélico cuerpo, no debilitaba su resistencia, sólo lo hacía más fuerte. Yugyeom observó que Kris empezaba a flaquear al ver cómo luchaba el contra la coacción. La mente de Kris podía estar fragmentada, incluso a veces rozar la locura, pero sus sentimientos por Tao eran fuertes y sanos. El sanador bajó de nuevo su tono de voz, utilizando la pureza del mismo para persuadir a Kris. —Tenemos pocos donceles y mujeres, son la única esperanza para nuestra raza. La forma más segura de exterminar a nuestra especie es asesinar a nuestros donceles. Siempre han de estar vigilados. Los asesinos han regresado a nuestra tierra. La tierra gime bajo sus pies.
—Tao los ha visto. —Kris miraba con cautela mientras Chanyeol se acercaba, todavía no confiaba en el hombre que había estado a punto de estrangularlo—. En dos ocasiones han estado a punto de atraparlo.
—Aliméntate, Kris. Te ofrezco mi vida como tú me la has ofrecido a mí tantas veces.
—Chanyeol se hizo un corte en la muñeca y se la ofreció a su hermano. En el momento en que la riqueza de su sangre llegó a su boca, el sabor y el poder de la misma desencadenaron una oleada de fragmentos de recuerdos. Chanyeol riéndose y empujando a Kris desde la rama de un árbol para jugar. Chanyeol en posición agazapada delante de él para protegerle de un vampiro, con sus colmillos amarronados empezando a crecer al igual que sus uñas-garras. Chanyeol sosteniendo el cuerpo inerte de Baeckhyun en un río de sangre, tierra y cielo en erupción a su alrededor mientras Chanyeol miraba a Kris con la desesperada resolución de unirse a su compañero en su destino. Los ojos de Kris saltaron al rostro de Chanyeol y lo examinaron detenidamente. Este hombre era un líder, un depredador poderoso y peligroso que había guiado hábilmente a su raza moribunda durante siglos de dificultades. Alguien a quien había elegido seguir, al igual que a Yugyeom. Algo se removió en su interior, la necesidad de proteger a este hombre, de cobijarle.
- Chanyeol .
Chanyeol movió la cabeza. Oyó claramente el eco de su nombre. La vía de acceso había estado siempre presente, familiar y fuerte, pero se perdió de nuevo con la misma rapidez. Kris estaba tan distraído con los fragmentos de los recuerdos que flotaban por su mente, que había aflojado brazos. El notó su distracción y fue recopilando fuerzas, esperó y esperó. En el momento en que tuvo suficiente fuerza, apartó la cabeza de la muñeca de Yugyeom y dio un salto para liberarse. Abrió la puerta de golpe y salió en medio de la terrible tormenta. El aire se detuvo dentro de la cabaña y se impregnó de una especie de malévola oscuridad. Las facciones de Kris eran como una máscara de granito, sus ojos negros abiertos y con una mirada dura. Tomó un último sorbo del poderoso líquido, cerró cuidadosamente la herida y levantó la cabeza.
—Gracias por tu ayuda, pero ahora he de pedirte que te vayas. Quizás mañana por la noche, pruebes sanar mi mente con tu mano, sanador.
—Su mirada estaba puesta en la noche, un oscuro propósito se intuía en su tono.
—¡Kris...! —Se aventuró Baeckhyun dubitativo. Ese forastero era más una bestia que un hombre, no el gentil cuñado que el conocía. Hubo un tiempo en que Kris era divertido, se reía y hacía niñerías. Ahora no tenía piedad, era peligroso, quizás estaba loco. Chanyeol lo sacó de la cabaña mientras su cuerpo empezaba a perder la forma.
- Tienen que arreglarlo entre ellos mi amor. - ¡Parece tan peligroso!
- No puede hacerle daño a su compañero. —Chanyeol intentaba creérselo. Había oscuridad en Kris, un vacío verdaderamente aterrador que ninguno de ellos podía alterar. Yugyeom dudó en la puerta.
—Toma precauciones cuando duermas Kris. Nos están persiguiendo.
—Él también se disolvió y desapareció en la noche.
- Yugyeom, ¿crees que le hará daño?
—A pesar de haber tranquilizado a Baeckhyun, Chanyeol sentía que no podía arriesgar la salud de Tao. Si alguien podía evaluar el daño de la mente de Kris ese era el sanador.
- Está pensando en castigar su impetuosa conducta —respondió Yugyeom suavemente — pero puedo sentir que su mente está conectando con la de el y con sus emociones desbordadas. Intenta enfadarse con el, pero no lo conseguirá.
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~Dark Desire~ [Kristao] #2
FanfictionTao tiene que dejar su trabajo como cirujano en Estados Unidos y huir a través de toda Europa, perseguido por unos fanáticos que asocian los síntomas de su extraña enfermedad con el vampirismo. De alguna manera, se siente atraído hasta los Cárpatos...