VII

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Kris se sentó en el suelo, consciente de la pared que tenía detrás, el yacía totalmente inmóvil en sus brazos. Las emociones tenebrosas y violentas volvieron a sacudirle, su cuerpo vibraba con la necesidad de matar a sus enemigos. Un momento de cordura acarició su mente y captó su atención. Ambos intrusos se habían comportado como si le conocieran-. Alguien que conocía y en quien confiaba . -Un gruñido silencioso puso al descubierto sus colmillos-. Los traidores a veces van en manadas .
-Pensaban que él era débil, pero era más rápido que todos a excepción de los ancianos. Había trabajado mucho el arte de la lucha y sus poderes mentales. Ellos no torturarían ni matarían a su doncel-. Tao.
-Su nombre era dulce como una brisa fresca que inundaba su mente-. Tao . -Se encendió una vela, una luz que le guiaría a través de los distintos niveles de su oscura furia. En ese momento volvió a sentir a Tao pequeño y frágil yaciendo entre sus brazos. Su piel era suave, su pelo caía sobre su cuello desnudo, como hilos de seda. Le puso su barbilla en la parte superior de su cabeza y lo masajeó suavemente, con ternura. Tardó unos segundos en darse cuenta de que su cuerpo estaba inerte, frío, casi sin vida, trabajando para producir sangre. De pronto, surgió un llanto de angustia. Le llevó la cabeza hacia atrás y vio los morados y la carne abierta de su cuello.
- ¡Tao no me abandones! -La súplica surgió de su corazón. ¿Había sido él quien le había hecho eso? Las huellas no eran las suyas, pero ¿la carne desgarrada? ¿Le había hecho él eso? Una ola de malestar retumbó por la mismísima tierra, el suelo temblaba, rodaba.
- No me dejes Tao . -Kris se abrió las venas con los dientes y dejó que manara el fluido de la vida para depositarlo en la boca de Tao-. Venga, mi pequeño pelirrojo, inténtalo . -Su fuerza vital corrió hasta su garganta. Le acarició su hinchado cuello obligándolo a tragar-. No puedes dejarme en esta oscuridad . -No recordaba haberlo atacado, sin embargo, con su corazón acongojado, sabía que había sido él, que estaba loco.
En el exterior el viento soplaba a través de las montañas y no cesaban los truenos.
Las oscuras nubes estallaron y llovía a cántaros. Un gran lobo negro de ojos pálidos y ardientes salió corriendo de entre los árboles. Al acercarse al porche, su poderoso cuerpo se contorsionó, se estiró y adoptó la forma de un hombre musculoso y grande, con anchos hombros, pelo negro y largo y ojos plateados penetrantes como cuchillos. Se adentró en el porche protegiéndose de la densa lluvia y miró a los dos hombres que tenía frente a él. La tensión entre Kai y Chanyeol era tangible. Chanyeol, como de costumbre, era inescrutable. Kai parecía un nubarrón a punto de estallar. El recién llegado levantó las cejas y se acercó a Kai. -La última vez que alguien hizo enfadar seriamente a Chanyeol, no quedó en muy buen estado. No me gustaría tener que sustituir órganos vitales de tu cuerpo, así que será mejor que te vayas a dar un paseo y te calmes un poco.
-Su voz era agradable y tenía una cadencia musical, era convincente, incluso relajante, pero claramente autoritaria. Su voz era tan hipnótica, tan seductora, que ni los de su raza podían resistirse. Yugyeom, El Oscuro. Antiguo y poderoso, instrumento de justicia. Despidió a Kai, simplemente girándole la espalda y dirigiéndose a Chanyeol.
-Cuando me enviaste el mensaje, dijiste que se trataba de Kris, sin embargo, no puedo detectarle. He intentado comunicarme con él, pero sólo encuentro vacío.
-Es Kris, pero no es el mismo. No se ha transformado, pero le han herido gravemente. No nos reconoce y es extremadamente peligroso. No puedo controlarle sin hacerle más daño.
-¿Ha luchado contra ti? -La voz siempre era suave, incluso agradable. -Por supuesto y volverá a hacerlo. Se parece más a un animal salvaje que a un hombre y no se puede contactar con él. Nos matará si consigue reunir fuerzas. Yugyeom respiró el aire salvaje de la noche.
-¿Quién es el doncel?
-Es carpatiano, pero no conoce nuestras costumbres ni responde en modo alguno a nuestros medios de comunicación habituales. Parece conocer la práctica de la medicina humana.
-¿Es doctor en medicina?
-Quizás. Él lo protege, pero lo maltrata, como si fuera incapaz de separar el bien del mal. Creo que está atrapado en un mundo de locura. Los plateados ojos de Yugyeom parpadearon, había una crueldad latente en sus oscuras y sensuales facciones, la marca evidente de un depredador peligroso.
-¿No sabes qué le ha pasado? Chanyeol movió la cabeza lentamente. -No tengo ni la menor idea, no tengo ninguna explicación. No le pregunté a el doncel, lo ataqué y lo hubiera matado pensando que era el su agresor. -Confesó Chanyeol sin cambiar el tono, admitiéndolo simple y llanamente-. Estaba en muy mala forma, su agonía era evidente, sudaba sangre y el estaba de pie sobre él, hurgando en su herida. Había tanta sangre que pensé que era un vampiro perturbado que le estaba torturando, intentando sacarle las vísceras. Se hizo un breve silencio, sólo el viento y la lluvia se atrevían a interrumpirlo. Yugyeom simplemente esperó, tan inmóvil como las montañas. Chanyeol se encogió de hombros.
-Quizás no hubo pensamiento, sólo reacción. No pude contactar con su mente. El sufrimiento que reflejaba su rostro era mayor del que yo podía soportar. -La tormenta no está en ti - afirmó Yugyeom-. Kris se ha hecho mucho más poderoso de lo que imaginaba. Hay una oscuridad en él como jamás había visto antes. No es un vampiro, pero es verdaderamente peligroso. Entremos y veamos si puedo reparar el mal.
-Ve con cuidado Yugyeom. -le advirtió Chanyeol. Sus plateados ojos lanzaron destellos que se reflejaron en la cortina de agua que estaba cayendo.
-Soy famoso por mis métodos prudentes ¿verdad? -Yugyeom se deslizó a través de la puerta rota; Chanyeol movió la cabeza tras oír la escandalosa mentira, le siguió a un paso de distancia. Kris levantó la cabeza de golpe y su oscura furia se manifestó de nuevo en sus ojos al verlos. Un largo y lento silbido de advertencia se escapó desde lo más profundo de su garganta. Yugyeom se detuvo, levantó las manos separándolas de sus costados y realizando el ancestral gesto del pacificador. Chanyeol se apoyó contra la jamba de la puerta, totalmente inmóvil, parecía formar parte de la pared. Sabía que había cometido un gravísimo error al haber atacado a el doncel.
-Soy Yugyeom, Kris. -La voz de Yugyeom era pura fuerza, a la vez que relajante y suave-. El sanador de nuestra gente. Tao yacía sobre Kris con la cabeza apoyada en su hombro y los ojos cerrados. Los dedos de Kris acariciaban las oscuras manchas que tenía en su cuello hinchado, cuando de pronto dirigió una mirada letal a Chanyeol.
-¡Dejadnos solos! -La voz de Tao era casi un susurro, ronca y áspera. No abrió los ojos ni intentó moverse.
-Puedo ayudarle -insistió Yugyeom, utilizando el mismo tono persuasivo. Era evidente que el doncel era la clave para llegar a Kris. Se veía en el modo en que lo sostenía, en la postura protectora de su cuerpo, en el movimiento posesivo e incluso tierno de sus ojos, en su rostro. Sus manos no dejaban de acariciarlo, de tocar su cabello, su piel. Al captar el mandato en la hermosa voz de Yugyeom, Tao levantó las pestañas y estudió su rostro. Era extraordinariamente hermoso, una mezcla de elegancia y de bestialidad indómita. Parecía más peligroso que los otros dos hombres. Hizo un esfuerzo por tragar saliva, pero le dolía.
-Pareces el asesino del hacha.
- Este tiene cerebro. -La sutil sorna de Chanyeol resonó en la cabeza de Yugyeom-. Ve más allá de tu atractivo rostro.
- Eres muy gracioso, anciano.
-Yugyeom le recordó deliberadamente el cuarto de siglo de diferencia que había entre ellos-. Kris se está preparando para atacar. Escucha cómo se reanima el viento fuera . -Guardó silencio por un momento, buscando todos los medios conocidos para llegar hasta él-. No puedo hallar ni un sólo fragmento para conectar y el es muy resistente a la coacción mental. Puedo utilizarlo, pero él sabrá lo que estoy haciendo. Se enfrentará a mí por temor a que quiera arrebatárselo. El está demasiado débil para sobrevivir a esa lucha.
- ¿Puedes inmovilizarle, ponerle a dormir?
- No en su actual estado de agitación. Es más bestia que humano y más peligroso de lo que te imaginas.
-Yugyeom se arqueó ligeramente hacia Tao manteniendo su conversación con el en voz alta-. Soy el sanador de nuestro pueblo. Puedo ayudar a Kris, pero necesitaré información. La mano de Kris se deslizó desde el cuello de Tao hasta sus hombros, para sujetarlo por el brazo.
- No le escuches. Hablan entre ellos sin que nosotros los sepamos. No se puede confiar en ninguno . -Sus palabras fueron pronunciadas con un silbido grave y autoritario. Su breve lapso de cordura empezaba a desvanecerse ante la proximidad de otros hombres a Tao.
- Si es el sanador de tu gente, podrá curarte con mayor rapidez de lo que yo podría hacerlo jamás. Al menos escuchémosle .
-Tao mantenía su tono de voz tan relajante y animoso como podía. Estaba cansado y quería marcharse, pero no abandonaría a Kris.
-Hablas con Kris al estilo de nuestra gente -dijo Yugyeom- como un verdadero compañero. -Sus ojos se fijaron en los fuertes dedos que rodeaban el brazo de Tao-. No debes dormirte, eres su cordura. No podemos ayudarle sin ti. Tao sacó la lengua y se la pasó por el labio inferior y se lo mordió un poco nervioso. -Dime algo sobre Kris -le retó el-. Demuéstrame que le conocías, que erais amigos.
-Es el hermano de Chanyeol que desapareció hace siete años. Le buscamos, pero le dimos por muerto. Chanyeol, Kai y yo hemos intercambiado sangre con él. Eso refuerza nuestra comunicación telepática. Deberíamos haberle encontrado. Pero ninguno lo conseguimos, todos estábamos seguros de que había muerto. Tao respiró profundo por los dos. Esos hombres eran poderosos y peligrosos. Aunque el sanador parecía el príncipe de las tinieblas, parecía sincero. Pero sus palabras estaban avivando las brasas de la furia asesina de Kris. El intentó calmarle como pudo.
-Le encontré enterrado en el sótano de una casa medio en ruinas a unos diez kilómetros de aquí. Kris lo agarraba con tal fuerza que empezaba a lastimarlo.
- No les digas nada.
- Kris .
-El pronunció su nombre melodiosamente-.
Me estás haciendo daño. Yugyeom asintió.
-Vivía allí intermitentemente antes de desaparecer. Esta es la casa de Chanyeol. Hace años Kris custodió a el esposo de Chanyeol en este lugar, se enfrentó a un traidor para salvarlo. Casi murió aquí.
-Vio un indicio de esperanza en los ojos de Tao. Yugyeom sabía que el control que el tenía sobre Kris pendía de un hilo. Tenía que llegar hasta el, ponerlo de su parte. El reconoció la verdad en algo de lo que le había dicho-. Tras aquel incidente, abandonamos esta zona durante algún tiempo. Hace unos ocho años Kris regresó a su casa cerca de aquí. Ese año y el siguiente fueron muy peligrosos. Tanto humanos como carpatianos fueron asesinados del mismo modo. Chanyeol, Kris, Sehun y yo estábamos buscando a los asesinos. Kris tenía que reunirse con nosotros al cabo de tres días a varios cientos de kilómetros al sur de aquí. Al no hacerlo y no responder a nuestras llamadas, fuimos á su casa. Estaba totalmente destruida. No pudimos detectar su fuerza vital, tampoco respondió a nuestras llamadas. El silbido letal de Kris indicaba que era un mentiroso. Llamas rojas prendieron en las profundidades de sus ojos.
- Les llamé una y otra vez, Tao. No creas a este traidor . -Aumentó la presión de su agarre hasta que parecía que le iba a romper los huesos.
- Quizás pueda aprender de él, a lo mejor nos dice algo que pueda ayudarnos . -Tao se balanceó cansinamente y se vio obligado a apoyarse en el pecho de Kris-. Me duele el brazo . -Estaba exhausto. Si pudiera dormir...Todo le parecía borroso, las voces parecían muy lejanas. La mirada plateada de Yugyeom se encontró con la oscura de Chanyeol.
-El doncel está débil, quizás necesite una ayuda más inmediata que Kris. Si lo perdemos a el, lo perdemos a Kris. No me cabe la menor duda de que el es la única razón por la que Kris sigue vivo.
Es su único vínculo con la cordura.
-Ahora cuéntame más -Yugyeom instó a Tao mientras Chanyeol asentía con la cabeza. Eran conscientes de la fuerza que ejercía Kris sobre el brazo de Tao. Yugyeom necesitaba mantenerlo consciente y dispuesto a ayudarles-. ¿Qué me dices de sus heridas?
-Fue torturado, quemado y le habían clavado una estaca de madera del tamaño de un puño en el corazón esa es la peor de sus heridas. Recuerda dos humanos y a otro de su raza al que hace referencia como el traidor. -Su voz era muy débil. A Chanyeol se le escapó un sonido grave, un gruñido ominoso que a Tao le produjo un escalofrío en la columna.
- Un vampiro -silbó Chanyeol a Yugyeom-. Fue un vampiro quien le entregó a los humanos para que lo torturaran y asesinaran.
- No cabe duda .
-Yugyeom no se inmutó. Ni siquiera miró a Chanyeol, estaba totalmente enfocado en el doncel. Tenía que conseguir que no se desmayara y estaba a punto de hacerlo. Era su determinación de salvar a Kris la que evitaba que sucumbiera a la pérdida de sangre, la fatiga y el dolor.
-Estaba encadenado y esposado por las muñecas y los tobillos. Enterrado de pie en un ataúd empotrado en la pared del sótano. -Intentaba por todos los medios hablar con claridad, pero le dolía mucho la garganta y estaba exhausto-. Tenía más de cien cortes profundos en el cuerpo y otros tantos más superficiales. Vivió prisionero de la tierra, en una terrible agonía en sus horas de vigilia durante siete años. Eso ha afectado a su mente. Kris recuerda muy poco de su pasado. Sólo fragmentos. La mayor parte de sus recuerdos son de sufrimiento y locura. -Tao cerró los ojos. Sólo quería que se marcharan y la dejaran dormir. Su corazón trabajaba con esfuerzo, el sudor cubría su cuerpo y sus miembros eran pesados como el plomo. Le resultaba casi imposible mantener los ojos abiertos-. El que le traicionó era alguien de su plena confianza.
-¡Kris! -El tono de Yugyeom bajó todavía más hasta el punto de parecer un susurro -grave, persuasivo, hermoso-. Tu doncel necesita ayuda. Os ofrezco mis servicios como sanador a los dos. Te doy mi palabra de que en ningún momento la lastimaré.
- Déjale Kris.
- ¡No! Es una trampa. Tao se movió e intentó sentarse incorporado pero estaba demasiado débil.
Tao se movió e intentó sentarse incorporado pero estaba demasiado débil.
- Míranos, salvaje. Podrían matarnos cuando quisieran. Estoy tan cansado que no puedo aguantar más.
Kris volvió a pensarlo. Sabía que él no estaba bien, pero no confiaba en ninguno de los dos. Cedió sólo porque sentía que la salud de Tao era todavía más precaria que la suya.
-No te alejes de mi. Tao apartó con dificultad su enredada melena de la cara.
—Dice que puede ayudarte.
—Tendremos que llevarte a la cama, Kris. -La voz de Yugyeom disipó la tensión que se respiraba en la sala y la substituyó por aire fresco y fragante-. Chanyeol necesitaré hierbas. Ya sabes cuáles. Dile a Kai que me traiga mucha tierra fresca de la cámara de vapor de las cuevas. Yugyeom se deslizó acercándose a la pareja, su elegancia no podía ocultar la fuerza de sus músculos y el poder que emanaba de su cuerpo. Se le veía muy seguro, relajado, sin temor alguno. El suave gruñido que surgía de la garganta de Kris aumentó de tono, sus dedos lo apretaron más posesivamente, aplastando los huesos y tendones del brazo de Tao. Yugyeom se detuvo inmediatamente.
—Lo siento doncel, sé que estás débil, pero tendrás que moverte al otro lado de Kris o no me dejará que os ayude —dijo Yugyeom con serenidad—. Chanyeol lo que necesitamos es la influencia relajante de Baeckhyun. Tú das tanta confianza como un tigre de Bengala.
- ¡Oh, y tú pareces un inocente conejito! —refunfuñó Chanyeol. —Podías haber traído a Baeckhyun de buen principio —le censuró Yugyeom en voz alta. —Lo has expuesto a todos los peligros en los que no debería estar envuelto. —Eso fue una clara reprimenda—. Podías haberlo llevado donde realmente pudiera hacer algo. De pronto, en la entrada sin puerta se adentró un doncel pequeño, de pelo corto y negro, sus enormes ojos azules se dirigieron a Chanyeol. Cuando Kai entró detrás de el, éste le sonrió amistosamente y se puso de puntillas para darle un beso en la barbilla. Chanyeol se puso tenso e inmediatamente le pasó el brazo por la cintura posesivamente.
—Los donceles carpatianos no hacen eso —dijo regañándolo. El le levantó la barbilla dando muestras de que no lo había intimidado lo más mínimo.
—Esto es porque los varones carpatianos tienen una mentalidad muy territorial, se dan golpes en el pecho, saltan de árbol en árbol y hacen ese tipo de cosas. —El se giró para ver a la pareja que yacía en el suelo y se pudo oír que se le cortaba la respiración.
—¡Kris! —Susurró su nombre, su voz era llorosa y había lágrimas en sus azules ojos—. ¿Eres tú de verdad? —Esquivando el brazo estirado de Chanyeol, corrió hacia él.
- ¡Déjalo! -dijo Yugyeom suavemente—. Mírale. Los ojos de Kris se clavaron en los de el doncel, las llamas empezaron a apagarse mientras se acercaba.
—Kris, soy Baeckhyun. ¿No me recuerdas? Tu hermano Chanyeol es mi compañero. —Baeckhyun se arrodilló al lado de la pareja—. ¡Gracias a Dios que estás vivo! ¡No puedo creer la suerte que has tenido! ¿Quién te ha hecho esto? ¿Quién te secuestró?
Tao notó que volvía a la conciencia. Percibió el choque de Kris, su curiosidad. Había reconocido esos ojos azules llenos de lágrimas. Tao captó un flash, un fragmento de su memoria, el doncel se inclinaba sobre él, le taponaba el cuello con las manos, colocando tierra y saliva sobre una herida que no dejaba de sangrar. Tao contuvo la respiración, esperando. El llanto silencioso de desesperación de Kris retumbó en su cabeza. Tao hizo todo lo posible por moverse, le tomó las manos, apoyándole en silencio mientras miraba a el doncel que estaba junto a ellos.
- No me habías dicho que era tan hermoso —le reprendió Tao deliberadamente.
En medio del dolor y la agonía de Kris, de su furia posesiva y locura maníaca, algo pareció fundir su gélida resolución de matar. El impulso de sonreír a esa voz surgió de no sabe dónde. Algo que quería liberarse dentro de él fue retrocediendo, al igual que su tensión.
- ¿Es el?
—Preguntó Kris inocentemente. Los ojos verdes de Tao acariciaron su rostro y el alivio se extendió todavía más en su interior. La bestia estaba temporalmente bajo control.
—¿Es tu pareja, Kris? —Preguntó Baeckhyun con dulzura. Tao miró a ese doncel que había formado parte de la vida de Kris.
—Soy Tao O'Halloran. —Su voz era ronca e irregular—. Kris no ha podido usar su voz desde que le encontré. Baeckhyun tocó delicadamente el cuello amoratado de Tao.
—Será mejor que alguien me cuente qué ha sucedido aquí. —Sus ojos azules examinaron detenidamente las oscuras manchas. —Ayúdalo a meterse en la cama —interrumpió Yugyeom distrayendo a Baeckhyun de su examen.
- Me debes una viejo amigo —dijo Yugyeom mentalmente a Chanyeol. Baeckhyun sonrió con mucha dulzura a Kris.
—¿Puedo ayudarlo? Tao está muy débil. —Sin esperar a su permiso, le pasó el brazo por la cintura para ayudarlo a levantarse. Al momento Tao sintió de nuevo que una ola de malestar invadía a Kris. Los demás sintieron que el suelo se movía y rodaba. Las llamas de sus ojos volvieron a inflamarse y se escapó de nuevo un silbido. Baeckhyun miró a Chanyeol por encima del hombro. Éste se encogió de hombros sin saber qué hacer.
- Yo no voy a hacerlo pequeño, Kris está inestable. No le gusta que le alejen de su doncel.
- Me parece que las pataletas temperamentales son habituales en tu familia. —Baeckhyun se encargó de Tao mientras Yugyeom levantaba a Kris. Con su tremenda fuerza, el sanador llevó a Kris en sus brazos como si fuera un niño y le acostó en la cama. Kris apenas le miró. Sus ojos no se apartaban de Tao. Baeckhyun se aseguró de que el estuviera siempre a su lado.
—Estírate junto a él, Tao —le indicó Yugyeom. Se echó hacia atrás para que Baeckhyun pudiera ayudar a Tao a meterse en la cama. Estaba demasiado débil y no sobreviviría a otro ataque. Todos debían ir con mucho cuidado para no provocar de nuevo a Kris. Baeckhyun encendió la vela que Chanyeol había creado y quemó unas hierbas. Chanyeol, Kai y Baeckhyun, los tres juntos entonaron en voz baja un cántico ancestral en el lenguaje de su raza. Yugyeom puso sus manos sobre Kris, cerró los ojos y se proyectó fuera de su propio cuerpo para introducirse en el de Kris. Las heridas físicas habían empezado a curarse, salvo la que Tao acababa de suturar. Yugyeom examinó su trabajo y encontró que era impecable. Era un verdadero sanador, humano o no. Pocos podían igualar su pericia médica. Yugyeom empezó el doloroso proyecto de sanar a Kris desde dentro hacia afuera. Kris notaba la incómoda presencia de un ser ajeno en su cuerpo, en su mente, de una nueva sensación de quemazón dentro de él. Esa presencia era algo familiar.
El cántico, el aroma, las hierbas, la vela centelleante también le parecían familiares. Pero no podía atrapar los recuerdos y conservarlos. Tan pronto como aparecían, se transformaban en un evasivo torbellino, se cristalizaban y se disolvían. Automáticamente, en su frustración y desesperanza, contactaba con Tao, la única vía de acceso que conocía su mente y a la que podía aferrarse. El estaba medio ido, flotando, pero no dejaba de observar a Yugyeom, intentando seguir cada uno de sus movimientos a pesar de su debilidad física. Como de costumbre, la información se amasaba y computaba en su cerebro a una velocidad que sorprendía a Kris. Se concentro en el y se dio cuenta de que estaba terriblemente débil, su volumen de sangre era insuficiente. Kris, alarmado se movió durante el estado de trance al que el ritual de sanación le había inducido y agarró el antebrazo del sanador con la fuerza de un torno. Yugyeom se retiró al momento de las heridas del cuerpo de Kris. Un silencio sepulcral reinó en la sala, hasta el aire se detuvo y se hizo más denso. Las velas se apagaron, dejando la estancia en una oscuridad total, aunque para el grupo esa oscuridad no existía. Yugyeom tenía gotitas de sudor en la frente, el único indicativo de lo difícil que era el proceso de sanación. Sus ojos plateados se pusieron sobre la mano que le estaba agarrando y luego saltaron a la demacrada cara de Kris. La muerte se reflejaba en sus pálidos ojos. Kris se enfrentó a la gélida mirada. Su mente se esforzaba por sintonizarse, por hallar una vía de acceso. Al no poder, intentó utilizar su voz. Las palabras se formaron en su cerebro, pero se perdieron antes de que sus cuerdas vocales pudieran encontrarlas. La furia negra volvió a aparecer ante su impotencia, pero la dejó a un lado. Tao necesitaba sangre, necesitaba ayuda. Ya le había causado bastante sufrimiento. «Sangre». Esa palabra fue más un gruñido de otra cosa, pero el sanador le oyó. Yugyeom le miró inmutable y silencioso durante un largo momento. Sus movimientos eran lentos, con la mano que le quedaba libre se puncionó con calma la muñeca justo por encima de los amenazadores dedos de Kris. Su mirada plateada no se apartó de la de Kris. La sangre de Yugyeom era poderosa y antigua como la de Chanyeol. Aceleraría el proceso de curación como ninguna otra. El rico fluido goteaba en la boca de Kris mientras el sanador se la ofrecía silenciosamente al maltrecho carpatiano, que tantas ganas tenía de luchar. El hambre apareció tan rápido
en Kris que fue como una compulsión. Se atrajo la muñeca que le brindaban a la boca y se alimentó con voracidad, por fin había encontrado la sangre caliente y rica que tanto necesitaba para sobrevivir, curarse y fortalecerse, para poder pasársela a Tao. El líquido alimento entraba en su famélico cuerpo y se esparcía a todas las células atrofiadas. Los músculos y tejidos empezaron a adoptar su forma y textura natural al recobrar la fuerza. El poder surgió dentro de él, fue en aumentó hasta que se sintió renacer, realmente vivo. Los colores volvieron a ser vivos y brillantes, hasta que los sonidos de la noche le atrajeron y reclamaron como una criatura de la noche.
-Criatura de la noche.
—¡Basta! —La voz de Yugyeom era como un susurro de belleza, de pureza, tan persuasiva que habría sido casi imposible desobedecerla. Kris cerró la herida de la muñeca de Yugyeom e inmediatamente se dirigió a Tao. Lo atrajo al círculo de sus brazos, abrazando su cuerpo ligero y casi etéreo contra él. Se concentró, bloqueó su dolor y fusionó su mente con la de Tao.
- Te has de alimentar. Pudo sentir el malestar que recorría el cuerpo de Tao. El le apartó la cara.
- No puedo Kris, no con ellos aquí. Estoy muy cansado, déjame dormir.
-Tienes que hacerlo, mi pequeño pelirrojo. —Le dijo reforzando la orden—. Aliméntate.
Débil como estaba, todavía tenía fuerzas para resistirse, se llevó la mano a la cabeza donde sentía como martillazos.
-No me obligues a hacer esto delante de ellos. El pequeño temblor de su voz animó el alma de Kris. Sus palabras implicaban una intimidad entre ellos y un sentido de mutua pertenencia. Había perdido la cabeza, una loca oscuridad se había apoderado de él, pero el había estado allí, a su lado, luchando por él, creyendo en él. Le debía más que su vida, le debía su cordura.
- Sólo estamos tú y yo mi amor. Aliméntate ahora. Has de hacerlo para sobrevivir, así viviremos los dos.
No había modo de oponerse a él. La voluntad de Kris era férrea, su voz hipnótica, su mente estaba unida a la de el y reforzó el mandato. Tao estaba débil, cansado y dolorido. Cedió a la coacción, acariciándole primero el cuello y luego la nuez de la garganta, sus labios de satén se deslizaron hasta su pecho. Kris se inclinó sobre el para proporcionarle toda la intimidad posible respecto al resto de los presentes. Su cuerpo se contrajo ardientemente, de forma inesperada, cuando su lengua se arremolinó sobre su arteria. Los dedos de Kris se enredaron en el cabello de Tao y miró hacia arriba, furioso contra los intrusos que observaban su intimidad. Yugyeom estaba en un rincón alejado de la habitación apoyado contra la pared, tenía la cabeza inclinada sobre la muñeca de Chanyeol para recuperar la sangre que había perdido. Baeckhyun estaba arrodillado recogiendo los trozos de cristal que había en el suelo al haberse caído la lámpara de aceite y empapando la oleosa sustancia con una toalla. Kai estaba en la puerta. Sus ojos se fijaron en la pareja y se posaron en la curva de la cadera de Tao y en su cabello pelirrojo. La mirada de Kai era de envidia e impotencia y Kris ocultó deliberadamente el rostro de Tao de su vista, consciente de que el todavía sentía aversión a la necesaria y natural función de tomar sangre. La lengua de Tao acarició el pulso firme de su cuello y su corazón dio un brinco como respuesta. Su cuerpo se movió inquieto, necesitaba levantarse. Su suave caricia aterciopelada era húmeda y erótica. Su sangre se alteró. Tao tenía demasiada pasión como para simplemente ceder a esa coacción. Era Kris y su cuerpo le deseaba. Sus inhibiciones naturales desaparecieron. Sus pequeños dientes apenas le arañaron la piel, pero eso bastó para provocar que dardos de fuego recorrieran el torrente sanguíneo de Kris. Él tuvo que devolverle el mordisco con un gruñido mientras el intenso calor le atravesaba la piel y se lo transmitía el, su propia fuerza vital, su propia alma. Tao le pasó la mano por la nuca, otro gesto íntimo de unión. El no se limitó a beber, devoró. Su boca se movía seductoramente, al igual que su cuerpo, incitándole deliberadamente. Kris la deseaba con un ardor como jamás había conocido antes. Bajó la cabeza para acariciarle la sien con sus labios.
- Bueno, Yugyeom . —La voz de Chanyeol era como un hilo de sonido
en la mente del sanador—. Dime qué has descubierto.
-El doncel habría podido sanarle las heridas. Es un doctor excelente. Es un milagro que pudiera mantenerse vivo hasta que el le encontró. Su mente está destrozada, Chanyeol. Hay mucha oscuridad y violencia. Ha vinculado el doncel a él y el vínculo es muy fuerte. —La respuesta de Yugyeom era seria.
- ¿Por qué he de oír lo inevitable?
—Chanyeol, un poco débil tras donar sangre, se sentó para descansar. Yugyeom alcanzó una silla y se sentó frente a él.
- Creo que ha transformado a el doncel, puede que de forma accidental o a propósito. El es carpatiano, pero humano. Está muy débil, como si sus órganos internos hubieran sufrido recientemente algún trauma.
- ¿Cómo lo sabes? No lo has tocado.
—Señaló Chanyeol.
- Kris nunca abandona del todo su mente. El es su ancla. Es extraordinariamente peligroso, Chanyeol. La rabia le devora. Una buena parte de él es puro instinto animal. Tiene naturaleza de depredador, ya lo sabes. Lo que le han hecho le ha afectado para siempre. Eso no puedo cambiarlo.
Chanyeol se frotó la frente, inconscientemente intentó conectar con la mente de Baeckhyun. Al momento, allí estaba el, envolviéndole de amor y de consuelo. Su compañero podía alejar toda la tristeza con tan sólo una mirada de sus ojos azules, con una conexión mental. Chanyeol entrelazó mentalmente sus dedos con los de Baeckhyun, aunque se dirigió a Yugyeom.
- ¿Crees que se transformará? Yugyeom respondió con un equivalente mental de un encogimiento de hombros.
- Creo que es peligroso de todos modos. Sólo el doncel puede controlarle. El es la respuesta a todo esto. Si estoy en lo cierto y el no sabe nada de nuestras costumbres, será muy difícil. El se ha propuesto que él sobreviva, pero creo que ha aceptado que su propia muerte es inevitable. No tiene muy claro por qué ha llegado hasta aquí.
Chanyeol miró cómo su hermano acariciaba con suavidad incluso con ternura el cabello de Tao.
Ese gesto le llegó al corazón. Yugyeom suspiró.
- Es evidente cómo se siente, pero no siempre sabe lo que hace. Es muy capaz de hacerle daño si algo despierta a la bestia que lleva dentro. Chanyeol se pasó el pulpejo de la mano por la frente. El Kris que conocía y amaba era otro. Su sonrisa aparecía con facilidad y su compasión siempre compensaba su naturaleza depredadora. Kris era muy inteligente y muy fácil de querer. Mucho después de que hubiera perdido su capacidad para sentir emociones, había conservado el recuerdo de las mismas. Con frecuencia había ayudado a otros hombres a recordar su propia risa. ¿Quién le había hecho eso? ¿Se vería obligado a sentenciar a otro hermano a muerte?... Chanyeol no podía volver a hacerlo. Era momento de dimitir, había llegado la hora de transferir a otro el peso de su responsabilidad sobre su raza moribunda. Chanyeol notó que Baeckhyun le rodeaba el cuello con los brazos.
—Kris es fuerte, mi amor. Encontrará el camino para volver a nosotros. Chanyeol le tomó la palma de la mano y se la besó con dulzura.
- Yugyeom piensa que Kris transformó a Tao O'Halloran sin que el lo supiera o sin su consentimiento.
—Sus ojos negros, llenos de culpa y ternura se encontraron con los azules de Baeckhyun—. Cree que el doncel no tiene ni la menor idea de nuestras costumbres.
- Kris hará...
- No mi pequeño, Kris apenas recuerda nada. Odio, rabia, venganza, el doncel es su única obsesión. Ni siquiera estamos seguros de si es capaz de cuidar de el.
- Mírale con el. —Le dijo Baeckhyun. Lo repitió en voz alta—. Mírale con el. Kris quería que se marcharan los intrusos. Tantos hombres tan cerca de Tao le ponían nervioso. No confiaba en ninguno de ellos, con la sola excepción de el doncel de ojos azules. Jacques apenas se atrevía a mirar al que decía ser su hermano, al que había atacado y casi matado a Tao. Curiosamente, le dolía mirar a ese hombre. La cabeza de Kris parecía desintegrarse cada vez que se cruzaban sus miradas. Recuerdos, fragmentos, pedazos de nada.
- Basta —le susurró a Tao, sus palabras fueron un mandato suave. Le lamió la herida para cerrarla, era puro erotismo. Tao salió del trance lentamente con un sabor dulzón y a cobre en la boca. El hambre devoradora había desaparecido, pero su cuerpo estaba ardiente, suave y flexible, desbordante de deseo. De pronto se dio cuenta de la presencia del resto en la habitación y se acurrucó contra Kris para protegerse. Si se marcharan todos podría dormir y luego reflexionaría sobre lo ocurrido. El podía codificar todos los datos acumulados y determinar quiénes eran aquellas personas. El miedo se apoderó de el, se le secó la boca y el corazón le empezó a latir con fuerza. Sintió las manos de Kris sujetándolo de nuevo como si fueran dos grapas. Salía de un trance hipnótico, que él había inducido. Sus ojos verdes se abrieron lentamente para dirigirse al rostro de Kris y realizar un lento y aterrador examen. ¿Por qué no estaba el radiante de felicidad al haber encontrado a la familia de Kris? ¿Por qué no se alegró con  la llegada del sanador? Allí pasaba algo raro. Sólo deseaba salir de aquella situación y dejar a Kris con su familia. Ahora había mucha gente para cuidar de él. No cabía duda de que el sanador era mucho más hábil que el. Tao estaba temblando y le incomodaba que todas aquellas personas lo vieran en aquel estado. El siempre se controlaba a la perfección. Sólo necesitaba poner algo de distancia para recobrarla.
- ¡No! —La voz de Kris era ahora mucho más fuerte y amenazadora—. No puedes abandonarme. El sabía que él era capaz de manifestar mucho más poder del que podía llegar a concebir. Él lo estaba manipulando, lo había estado manipulando en todo momento. Por primera vez dejó que los hechos se ordenaran en su mente. Vampiro. Kris era un vampiro. Todos los que estaban allí lo eran. Se puso la mano en el cuello. Probablemente, ahora el también lo fuera.
—¡Dejadme! —Ahora Tao luchaba con fuerza, atónito al comprobar cómo había aumentado la fuerza física de Kris tras haber bebido la sangre de Yugyeom. Kria gruñó, su furia negra y su miedo a perderla volvieron a manifestarse, el miedo a que el ahora no pudiera sobrevivir sin él, el miedo a regresar a esa terrible soledad en la oscuridad. Lo sometió con facilidad, pero el sonido del latido de su corazón le alarmó y le devolvió a unos momentos de cordura. En ese torbellino de emociones violentas reapareció la voz del sanador.
—El no entiende nuestras costumbres, Kris. Has de ser paciente, guiarlo, como tu hermano guió a Baeckhyun. Tao luchó contra la persuasiva voz, urdidora de maleficios.
—Quiero marcharme. No podéis retenerme aquí.
Kris, por favor no me hagas esto. No me obligues a quedarme cuando sabes que es imposible para mí. Tú me conoces, por fuera y por dentro.
- Basta ya, Tao —le suplicó Kris, consciente de que sólo un fino hilo le mantenía conectado con su intelecto y su razón—. No ha cambiado nada.
- Todo ha cambiado. Estas personas son tu familia . —Intentó respirar lento y profundo, para serenarse—. Kris, yo era tu médico, nada más. No pertenezco a este lugar. No sé vivir de este modo.
- Eres mi compañero. —Esas palabras penetraron con fuerza en su cabeza—. Estás cansado mi amor, cansado y asustado. No te faltan razones para ello. Lo sé. Sé que te he asustado, pero tú me perteneces .
—Hizo todo lo posible para conseguir que su voz fuera un suave susurro que denotara sentido común, pero era difícil con la bestia rugiendo en su interior y los pedazos de su memoria confundiéndole todavía más. El yacía boca arriba observando sus fuertes, duras e inflexibles facciones, la advertencia de sus furiosos ojos.
- Ni siquiera sé qué significa ser tu compañero, Kris. Sabes que quiero lo mejor para ti, quiero verte sano y cuerdo de nuevo, pero no puedo estar con toda esta gente. Necesito tiempo para entender todo lo que está pasando aquí. Lo que soy ahora. En estos momentos me cuesta hasta respirar, cómo voy a pensar en todo esto.
El estaba diciendo la verdad. Unido como estaba con él, Kris pudo sentir un patrón familiar en su cerebro, su intelecto se anteponía para protegerlo de cualquier emoción intensa. Pero estaba demasiado cansado y débil para conseguirlo. Él intentó de nuevo calmarlo con sus palabras.
- Eres mi compañero. Eso significa que nos pertenecemos mutuamente, que nunca estaremos separados .
—El movió la cabeza categóricamente. —De ningún modo. Sus enormes ojos se dirigieron al resto de los presentes. Tenían un aspecto siniestro, eran seres demasiado poderosos.
—Quiero irme de aquí. —Su petición se encontraba entre una exigencia y una súplica de ayuda. Instintivamente miró a Chanyeol.
Todavía tenía la marca de sus huellas en su cuello hinchado. Le había salvado la vida a su hermano. Le debía una. Baeckhyun estrechó sus dedos contra los de Chanyeol, sintiendo su tensión, su indecisión. Era evidente que el doncel estaba pidiendo ayuda y Chanyeol no podía negarle su protección. Pero Kris ya les estaba advirtiendo con un gruñido grave. Notó que Tao miraba a los otros para pedir ayuda y eso desencadenó sus instintos depredadores. Al momento volvió a ser peligroso, la violencia comenzó a aflorar, se puso agresivo con Tao exigiéndole sumisión. Kai estuvo a punto de saltar, pero cuando Kris le enseñó sus
resplandecientes colmillos se quedó inmóvil. Miró a Chanyeol.
—Ya te dije que el no le había elegido. Apártalo de él. Hemos de protegerlo. —La esperanza brillaba en sus ojos. —Kris —la voz de Yugyeom era como el terciopelo negro, como una caricia, con un tono tan persuasivo que era imposible desoír—. El doncel está exhausto. Necesita descansar, necesita un sueño reparador. Los dos debéis ir a la tierra. A Tao casi se le para el corazón. Empujó con fuerza a Kris por su inamovible pecho y se le presentó la imagen de la tierra abriéndose y aceptándoles. Enterrados vivos. Un grito de alarma salió de su garganta. Saltó de la cama en un intento de huir. Kris agarró sus frágiles muñecas y lo sujetó en la cama.
- No te resistas, Tao, no podrás vencerme.
—Kris se esforzaba por mantener el control. Tao temblaba, su mente estaba invadida por el terror a él, a lo que era y a lo que representaba. La pérdida de la libertad, el horror de ser un vampiro que se alimenta de víctimas humanas como describían las viejas novelas de terror, el pánico a necesitar a un hombre para sobrevivir como le sucedió a su madre.
—¡Arrebátaselo! —le pidió Kai. Kris giró la cabeza, sus ojos resplandecían como el hielo negro. Su voz estaba ronca, debido al largo tiempo de silencio. Había realizado un esfuerzo supremo para no perder el control por el bien de Tao. El había estado junto a él para ayudarle, él haría lo mismo por el.
—Nadie que intente apartarlo de mí seguirá vivo.
No cabía duda de que lo decía en serio. Tao cayó conmocionado, incapaz de asimilar que había hablado en voz alta por primera vez. Se entablaría una sangrienta guerra en ese lugar y alguien moriría.
- Por favor; Kris, déjame marchar. Yo no puedo vivir así.
—Había lágrimas en los ojos de Tao y lágrimas en el corazón de Kris.
Kris intentó conectar con su mente para calmarlo, pero el estaba demasiado aterrado y petrificado para pensar.
—Envíalo a dormir. Está débil y agotado. Has de cuidar de su salud.
—La voz de Yugyeom siempre era igual, pura como el sonido del agua cristalina corriendo sobre las rocas.
—¡No! —Yugyeom lo asustaba todavía más. El siempre se controlaba. Siempre. Nadie había jamás tomado decisiones por el, ni siquiera su madre. Sólo necesitaba estar solo y tener tiempo para pensar. Tao luchaba desesperadamente contra el agarre de Kris—. ¡Suéltame!
La pureza de la voz de Yugyeom empezaba a hallar fragmentos en la cabeza de Kris y a unirlos. Tao estaba muy asustado, se la veía muy frágil e indefenso yaciendo debajo de Kris que seguía agarrándolo por las muñecas.
- No pasa nada mi amor.
—Kris se inclinó sobre el y le besó la sien—. Dormirás y te curarás. Te aseguro que no te pasará nada. Puedes confiar en mí.
—La orden fue firme y rotunda. Escuchó el eco de su llanto angustiado en su mente que se desvanecía mientras sucumbía a su mandato.

~Dark Desire~ [Kristao] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora