Kris se adentró en el laberinto de túneles, su cuerpo se movía a una velocidad sobrenatural. Podía oír todos los sonidos, el goteo del agua, luego el ruido de la cascada, el batir de las alas de los murciélagos, incluso el leve movimiento de la tierra. Pero no podía detectar a lo que más quería. No se oía ningún ruido procedente de las piscinas. Ningún ruido de movimiento de agua, ningún murmullo, el sonido de la respiración suave del sueño, ni el latido del corazón.Tao yacía inconsciente sobre una roca cuando Kris entró en la cámara subterránea llena de vapor. Se quedó muy quieto en la entrada, no se atrevía a moverse ni a hablar. El no había respondido a su llamada telepática. Si la había perdido, el monstruo de Rand habría ganado. Nadie volvería a estar a salvo hasta que Kris fuera destruido. Él movió la cabeza. No, si el estaba muerto no dejaría que se enfrentara solo a lo desconocido. Rand no se saldría con la suya. Kris lo seguiría, lo encontraría. Pasarían juntos su vida en el otro mundo.Se aclaró la garganta con cuidado, haciendo algo de ruido, esperando que el se girara para mirarle. No se movió, su cuerpo estaba totalmente inerte. Kris inhaló profundamente y captó un ligero olor a sangre. Salvó la distancia que les separaba en un instante, su velocidad era tal, que apenas pudo detenerse para no caer de cabeza en la piscina. Se tambaleó precariamente al borde de la redondeada roca antes de recuperar el equilibrio.Había sangre sobre la roca al lado del cuerpo desnudo de Tao, un ligero reguero de sangre sobre su pecho. Kris gritó, se cayó de rodillas a su lado, lo tomó en sus brazos y lo estrechó contra su pecho. Su corazón no latía. No podía encontrarle el pulso, ni una señal de vida.—¡No! —Gritó con voz ronca, su voz retumbó fantasmagóricamente en toda la cámara. Fue un grito solitario y perdido, su corazón estaba desgarrado, como el de Rand.-¿Kris? —La voz era muy tenue y lejana, pero inconfundiblemente la de Tao.Kris contuvo la respiración por un momento, temiendo haber perdido por completo la cabeza.—¿Tao? —respiró su nombre, como un susurro de seda parecido al tacto de su cabello sobre su piel—. ¿Dónde estás mi amor? Vuelve a mí.Kris presionó su frente contra la de el y le puso la mano en el corazón. Notó el primer latido fuerte, el primer bombeo de sangre por sus venas y arterias. Capturó su boca con la suya para tomar el primer aliento de sus pulmones. Ya podía seguir latiendo su propio corazón y seguir trabajando sus pulmones. Le caían las lágrimas mientras lo tenía entre sus brazos.—¿Qué te ha pasado allí fuera? —Preguntó él dulcemente, agarrándose a él.—Tuve que luchar contra el vampiro —le dijo con el rostro enterrado en su densa mata de pelo rojo. Tomó uno de sus cabellos con la lengua y lo recorrió de arriba abajo, necesitaba sentirlo cerca de él.—Lo sé. Era Rand. Sentí que le herías. Podía sentir su odio. Fue terrible, como si mi cuerpo hubiera sido invadido por algo ajeno. Cuando le atacabas, podía sentir su dolor. Enseguida empecé a sangrar. Sabía que utilizaría eso en contra tuya, por eso intenté hacer lo que tú dices que podemos hacer todos los carpatianos. —Miró atribulado a su alrededor contemplando los regueros de sangre—. Me costó un poco, pero al final pude ponerme a dormir.El le dejó sin habla con su habitual coraje.—¿Por qué no contactaste conmigo?—Tenía miedo de distraerte, Kris. Sabía que estabas en una lucha a vida o muerte. Lo último que necesitabas era preocuparte por mí.—Todavía estás sangrando —señaló él en voz baja, apartándolo un poco para examinarlo.—No duele mucho, ahora que has regresado y estás a salvo —le aseguró el.—Siento lo de tu padre. Sé cuánto te importaba tener vivo a algún miembro de tu familia. —Él inclinó su cabeza sobre el enojoso corte del pecho de Tao. Su lengua lo lamió suavemente y las propiedades curativas de su saliva cerraron al instante la herida. Su piel, que un momento antes estaba tan fría y sin vida, comenzó a calentarse de nuevo. Empezó a salir vapor a su alrededor envolviéndoles en su abrazo—. Mi familia tendrá que ser tu familia —añadió él—. Nosotros crearemos nuestra propia familia.Tao se frotó la cara contra su pecho como si fuera un gatito, su boca recorría el eje de su cuello.—Tenemos una extraña familia, Kris, todos ellos. Creo que nosotros tendremos que ser los más cuerdos.A él le encantaba su voz. A pesar de lo triste que estaba en esos momentos, porque el hombre que era su padre había sido el responsable de tanta muerte y odio, todavía tenía fuerzas para intentar que él se sintiera mejor. Sus brazos lo estrechaban en actitud protectora.—Supongo que no podemos decirles lo que pensamos.—Mejor no. Creo que ellos tienen la idea equivocada de que somos nosotros los que estamos un poco tarados. —Tao movió la cabeza, sacándose su cabello del cuello y dejándole ver un largo y profundo arañazo.Kris se inclinó al momento para curarlo. Su lengua saboreó la dulce especia de la vida, lo acarició con la lengua y ascendió hasta encontrar su oreja. Lo mordisqueó suavemente con los dientes. Notó el temblor de Tao como respuesta a sus caricias. Su piel suave y cálida, encendía a la suya.—Podremos crear nuestra propia familia, Tao. Tener nuestros hijos. Al notar que se ponía tenso, lo estrechó con más fuerza y le habló con su aterciopelada voz susurrante.—Ahora, no, Tao, más adelante, cuando estés fuerte, te sientas seguro y te hayas curado por completo. Una hija, un hijo, hijos. Tu sueño se ha convertido en el mío. Podemos hacerlo, Tao.—No, Kris—dijo el.—Sí podemos, mi amor. Ahora recuerdo las cosas con mayor rapidez. Sé que a medida que estemos juntos, podré sentir más lo que tú sientes. Quiero un hijo. Quiero que seas feliz, quiero darte una familia. No te cierres a esa idea. Tenemos siglos para tomar esa decisión, pero quiero que sepas esto: yo también lo quiero.—Cuando me prometas que si me pasa algo tú te quedarás, amarás y guiarás a nuestra hija o hijo, entonces aceptaré. Él le mordisqueó el cuello con los dientes.—Gracias, tengo fe en mí mismo. Algún día podré hacerte esa promesa. También te diré que si algún día sucede eso, nuestro hijo o hija será mi esperanza en la tierra y cuando él o ella tenga una familia, me reuniré contigo.Tao notaba que se le inundaban los ojos de lágrimas.—Ahora soy realmente feliz, Kris. Jamás podrás hacerme un regalo más bello que el que acabas de hacerme ahora. Aunque nunca lo consigas, siempre te querré por intentarlo.—Tu felicidad es lo más importante para mí.—Hueles diferente, Kris. —Le dijo Tao inhalando su aroma, se echó hacia atrás y le miró a los ojos—. ¿Por qué hueles distinto?Kris se rió.—No es otra persona, pelirrojo. ¿Por qué eres tan desconfiado? Encontré a alguien parecido a mí en el bosque. Necesitaba alimentarme y me ofreció su sangre.—¿Y la tomaste? —Preguntó el atónita. Kris había recorrido un largo camino desde el hombre oscuro, precavido y peligroso que era en su primer encuentro—. ¿Era un desconocido y le dejaste que te ayudara?—Tú eras una desconocido para mí y dejé que hicieras algo más que simplemente ayudarme —le dijo bromeando con su cálida boca junto a la de Tao—. De hecho, me diste todo tipo de ideas interesantes sobre cómo podías ayudarme más.—No es verdad. Que yo recuerde te dije que era tu médico, nada más y no me escuchaste. Sabes, Kris, esa una muy mala costumbre tuya, no escucharme.La boca de Kris se desplazó de nuevo a su oreja, su aliento removía la sangre de Tao.—Te prometo poner remedio a la situación a la mayor brevedad humanamente posible —le susurró con la magia de un hechicero.Tao podía sentir su respiración hasta en la punta de los dedos de sus pies. Luego detectó una fea herida en su hombro. Le acercó su boca y la lamió para curarla, saboreando al mismo tiempo el sabor único de Kris. Notó su involuntaria respuesta y se acercó más, deliberadamente, pegando por completo su cuerpo al de Kris. Degustó su sabor, degustó la adrenalina, el placer primitivo de la batalla, el dolor.—¿Humanamente posible, eh? —reflexionó el—. No sé si me gusta el modo en que lo has expuesto. Me parece que te las arreglarás para darle la vuelta con bastante facilidad. —El le rodeó con sus brazos y le bajó la cabeza. Ciegamente y sin errar encontró sus labios. Lo puso todo en ese beso, su temor, su aceptación de sus costumbres. Su deseo hacia él, su necesidad de él, todo ello se lo transmitió a Kris.Kris lo estrechó posesivamente entre sus brazos. Su boca estaba sedienta de la de Tao, necesitaba degustar su dulzura, su pureza, borrar la huella de su demonio interior. El cuerpo de Tao estaba dispuesto, su boca tan sedienta como la suya. Él arrojó su ropa en todas direcciones y se movió para estrecharlo todavía más. Notó que el se movía, los dos se tambalearon y cayeron en la piscina que tenían debajo.Enlazados se sumergieron hasta el fondo, con las bocas enganchadas, compartían su risa en sus mentes. Kris movía sus piernas con energía mientras el enrollaba las suyas alrededor de su cintura. Salieron a la superficie formando anillos y un pequeño oleaje en el agua. El se reía con la cara de Kris entre sus manos.—Eres tremendamente romántico, Kris. Casi no puedo respirar aquí.Las manos de Kris se deslizaron hasta sus nalgas y las masajeó sensualmente. Levantó una ceja.—¿Estás diciendo que he tenido yo la culpa? Yo nunca pierdo el equilibrio. Te he seguido hasta el agua para evitarte el bochorno.Tao le puso la mano en la cintura y acarició un peculiar hoyito que había en su cara posterior, luego deslizó la mano hasta seguir la línea de sus caderas.—Creo, salvaje mío, que me necesitas mucho. —El presionó su cuerpo contra el de Kris, caliente y con una gruesa evidencia de su deseo—. Mucho, mucho. —Tao estrechó sus piernas en su cintura y se colocó sobre su agresivo miembro introduciéndoselo hasta el final.La respiración de Kris explotó y parecía que le envolvía una nube de fuego. Sus dientes encontraron la esbelta columna de su cuello, manteniéndolo sujeto y quieto para su intrusión. Era un momento tan bello que le daba la sensación de que el tiempo se había detenido, de estar en otra dimensión. El pelo de Tao flotaba a su alrededor como sedosas algas marinas y su pecho se clavaba en el tórax de Kris. El estaba relajado y flexible, fluía a su alrededor como miel caliente, sin embargo, sus músculos estaban firmes y se movían compulsivamente para mantenerle dentro de su cuerpo.El agua les salpicaba con el movimiento de sus cuerpos, acariciaba sus pieles sensibles como dedos regalando cálidas y adorables caricias. El era su mundo en ese momento, el verdadero sentido de su vida. Los colores se manifestaban a su alrededor, ya no vivía su antiguo un mundo gris y desteñido, ahora su mundo estaba lleno de colores vivos y reales. Los sentimientos eran fuertes, las emociones profundas, su corazón latía maravillado, sus instintos protectores y su gran capacidad para amar le invadían el alma. A diferencia de su mundo de sufrimiento y rabia, de frialdad extrema y desesperación, su amor por el era un milagro. El jamás entendería lo que realmente significaba para él, ni siquiera leyendo su mente, porque la profundidad de sus sentimientos era inmensa. La había esperado y necesitado durante mucho tiempo, sin esperanza alguna, sin embargo, ahora estaba en sus brazos, su corazón y su mente sintonizados con los suyos, su alma ineludiblemente unida a la suya.Kris, mientras su cuerpo se movía con dulzura y amorosamente hacia el, mientras sus caderas empujaban hacia delante y se adentraba cada vez más profundo en el cuerpo de Tao, sabía que su vida había cambiado para siempre. Tendría un hogar, una familia, hijos, risas y amor a su alrededor durante todo el tiempo que eligieran permanecer en el mundo. Tendría su cuerpo, su corazón, su pureza y su bondad para atemperar su naturaleza depredadora. Su infierno se había convertido en un paraíso que de algún modo, a pesar de todos sus errores, había conseguido alcanzar.Puesto que el podía leer la mente de Kris con tanta facilidad, dado que él rara vez salía de la suya del todo, Tao pudo ver sus sentimientos. Apoyó su cabeza sobre su hombro, cerró los ojos y dejó que la explosión que se acercaba lo inundara. Sus brazos se tensaron en torno a Kris, en torno a su ancla, su seguridad. Pasará lo que pasará en el futuro, fuera lo que fuera que tuvieran que afrontar, se tenían mutuamente y eso es lo máximo que se puede alcanzar.Kris elevó a ambos hasta el cielo y volaron juntos mientras el agua de la piscina salpicaba y se alejaba de ellos. Kris tomó el rostro de Tao entre sus grandes manos y miró sus vivaces ojos.—Te quiero, Tao. Siempre te querré —le juró.—Yo también te quiero, Kris—susurró el.Él buscó su boca, la cálida dulzura que sólo el podía proporcionarle y lo tomó sediento. Se fundieron todavía más en su abrazo y el agua se cerró sobre sus cabezas. Riendo, tosiendo, se separaron y nadaron hasta la superficie, los horrores del día se ahogaron en las profundidades de su amor.
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~Dark Desire~ [Kristao] #2
FanfictionTao tiene que dejar su trabajo como cirujano en Estados Unidos y huir a través de toda Europa, perseguido por unos fanáticos que asocian los síntomas de su extraña enfermedad con el vampirismo. De alguna manera, se siente atraído hasta los Cárpatos...