Kris supo el momento preciso en que Tao descubrió la verdad. El corazón de Tao latía frenéticamente, su grito silenciado de negación retumbó en la mente de Kris.
El creía que se había convertido en una vampiro. Porque creía que él era un vampiro. ¿Qué más podía deducir con tan poca información? Sus pensamientos eran de desesperación, incluso autodestructivos. Él yacía muy quieto recobrando fuerzas por si las necesitaba para detener cualquier decisión absurda que se le pasara por la mente a Tao. Sencillamente esperaba, controlaba sus pensamientos y los signos reveladores de su cuerpo. Estar solo era una agonía, no lo hubiera soportado de no haber contactado con Tao. Empezó a sudar y su piel quedó cubierta por una fina capa de sudor. Su instinto era obligarlo a regresar a su lado y cada día recuperaba más sus fuerzas. Pero otra parte de él quería que el regresara por voluntad propia. ¿Qué le había dicho el? Su madre era irlandesa, el no creía que fuera como él. ¿Qué pasaría si no lo fuera? ¿Qué pasaría si él lo había convertido en uno de los suyos sin darse cuenta? Kris jamás se había planteado esa posibilidad. Su vínculo era muy fuerte. Había atravesado las barreras humanas. Kris daba por hecho que lo conocía desde el principio de su existencia, mucho antes de que el traidor le hubiera entregado a los dos humanos carniceros, conducido a la locura y a la pérdida de su memoria. Su agonía y sufrimiento también los había padecido el. Él lo había sentido en su interior. En eso no se equivocaba. Estaba seguro de que lo conocía desde siempre, de que era su alma gemela. Cuando el no acudió en su ayuda, cada momento de vigilia lo pasaba reuniendo fuerzas para doblegar la voluntad de Tao y atraerlo a su infierno eterno. ¿Qué pasaría si el era humano? El primer día había sido cruel y despiadado, le había exigido doblegarse ante él, que cayera bajo su dominio. Kris recurrió a sus fragmentados recuerdos. Tres intercambios de sangre. Facultad psíquica. Un humano con facultades psíquicas podía convertirse bajo ciertas condiciones si se realizaban tres intercambios de sangre. Cerró los ojos por el sentido de culpa y el remordimiento que asolaba su mente. Si el era humano eso explicaría sus extraños hábitos alimenticios, sus costumbres humanas. Nunca tomaba las precauciones necesarias, nunca inspeccionaba antes de salir de casa. No sabía cómo hacerlo.
El le había dicho que no podía detener su corazón y sus pulmones. Nunca había dormido el rejuvenecedor sueño de los carpatianos. Se maldijo a sí mismo con elocuencia. La noche en que el se había encontrado tan mal, se había producido la transformación. No había otra explicación. El creía que había contraído una variedad muy virulenta de gripe. Se despreciaba a sí mismo por su incapacidad de recordar información importante. Sólo recordaba fragmentos y el estaba padeciendo las consecuencias de su ignorancia.
Sus vínculos con Tao eran tan fuertes que jamás se le hubiera pasado por la cabeza que no fuera carpatiano. Pensó que su valor para aventurarse a rescatarle de su prisión era propio de un carpatiano. Era prácticamente imposible creer que un humano hubiera sido tan compasivo y valiente como para regresar a su tumba después del trato que él le dio. El se quedó aterrorizado, sin embargo regresó. Llegó un aroma con la brisa de la noche. Había caza bastante cerca. No era humano, pero el alimento vivo y fresco ayudaría. Si podía alimentarse lo suficiente, podría realizar un intercambio sin riesgo e intentar mantener a Tao con vida.
El se negaba a comer o quizás no es que se negara, quizás es que no podía comer. Se concentró, inhaló profundamente e hizo una llamada mental. Más cerca, más, en el porche , el primero entró en la cabaña. El primero, era un gamo hembra, generalmente un animal tímido y esquivo, entró en la habitación hasta acercarse a la cama, sus oscuros y líquidos ojos se fijaron en ella. Luego entró otro gamo y hasta un tercero, todos esperaban su mandato. Apareció el hambre. Se alargaron los colmillos, agarró a la hembra con su enorme fuerza y encontró la artería que recorría su cuello. Salió su bestia interior, se apoderó de ella y se alegró por ello. La sangre caliente, pulsando de vida, hinchó sus células resecas. Bebió con avaricia, con una sed insaciable, su mutilado cuerpo ansiaba el oscuro líquido de la vida.
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~Dark Desire~ [Kristao] #2
FanfictionTao tiene que dejar su trabajo como cirujano en Estados Unidos y huir a través de toda Europa, perseguido por unos fanáticos que asocian los síntomas de su extraña enfermedad con el vampirismo. De alguna manera, se siente atraído hasta los Cárpatos...