❝ Uno buscaba el éxito y la aprobación de los demás, la otra vagaba por el mundo y sus pensamientos intentando encontrar el sentido de la vida; pero su compañía fue más que suficiente para hacerlos felices y cicatrizar las heridas que brotaban de su...
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─ La salvación de Naruto. ─
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Kakashi tragó en seco al ver una figura que se le adelantaba entre las sombras del bosque, y hasta Pakkun lo observó confundido por la gran velocidad que tenía aquel ninja. El Hatake se imaginó lo peor cuándo vio un leve rastro de cristales esparcidos por el camino.
━Si ya han venido a ayudar los de la arena...━dijo el peligris por lo bajo soltando un suspiro.━No me extrañaría que Tsunade-sama haya llamado a esa chica...━negó con la cabeza aún sin confiar en la ninja de la niebla.
Y entonces Jin soltó un quejido, aún no acostumbrada a moverse con la vista medio cegada. Apretó los puños y aceleró el paso con miedo por lo que pudiera ocurrirle a Naruto si no llegaba a tiempo, no quería perder a otra persona importante para ella otra vez.
Sintió las lágrimas recorrer levemente sus mejillas con tan solo el pensamiento del ver al rubio morir frente a sus ojos. Era definitivamente algo que no iba a permitir, y si debía arrancarle la cabeza a aquel Uchiha lo haría sin dudarlo.
No era su misión traer a Sasuke devuelta a Konoha, ni siquiera le importaba lo que aquel desquiciado hiciera; solo había ido para salvar al Uzumaki.
━Rápido, rápido...━susurró para sí misma, impulsándose de nuevo hasta llegar al fin a una de las colinas que rodeaban al Valle del Fin.
Aquel lugar lleno de mitos, leyendas y rumores acerca de la pelea entre Hashirama y Madara era muy famoso en todo el mundo ninja. Pero parecía que la historia se repetía aquella vez con Sasuke y Naruto.
Entrecerró los ojos y enfocó su vista un segundo en la gran cascada que caía desde la montaña, y después encontró la figura de los dos rivales sobre la orilla del lago. La pelea acababa de terminar, pero solo para Naruto; porque el Uchiha seguía en pie.
El pelinegro sonreía como un psicópata, la sangre corría entre sus manos y ni siquiera la lluvia era capaz de borrar aquella macabra sonrisa ni el color rojo de su piel. Sasuke activó por última vez su Sharingan y realizó los sellos del Chidori para acabar de una vez con la vida del rubio.
