❝ Uno buscaba el éxito y la aprobación de los demás, la otra vagaba por el mundo y sus pensamientos intentando encontrar el sentido de la vida; pero su compañía fue más que suficiente para hacerlos felices y cicatrizar las heridas que brotaban de su...
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─ La intromisión de Kirigkure en sus planes. ─
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Los dos guardias de la puerta de Konoha miraron como una mujer morena se acercaba en la lejanía. Cubría su rostro y gran parte de su cabeza con un sombrero amplio, vestía una bata blanca y bajo esta ropa negra, además llevaba una gran mochila a sus espaldas que parecía pesada e indicaba que no era ninja.
Era acompañada por dos aves, ambas búhos. Uno era gris y plateado y estaba colocado encima de su cabeza, mientras que otro marrón y pequeño revoloteaba a su alrededor procurando la seguridad de la chica.
━Identifícate.━habló uno de ellos parando rápidamente el caminar de la chica. Esta sacó de su manga un documento que enseñó impaciente y el hombre asintió, dejándole camino libre, pues ambos estaban informados de su llegada.
━Qué pesadito.━comentó el ave marrón. La morena se preguntó si todos los búhos tenían ese carácter sarcástico y agresivo que tanto había aguantado en el camino. Ahora sabía de dónde Jin había sacado su personalidad... O no sabía si la ojimorada era la que se lo había pegado a sus invocaciones.━¡Búscate una vida y deja de vigilar puertas, aburrido!
El hombre miró extrañado y molesto al animal. ¿Qué había hecho para merecer aquello?
━Shifuku-kun, baja el volumen, estás llamando mucho la atención.━le replicó el mayor. El mencionado simplemente rodó los ojos.━Además no debemos perder el tiempo con aburridos de la vida.
━Entendido Shiro-kun.━contestó haciendo caso a su compañero.
La rubia se rascó levemente la mejilla, divirtiéndose por la situación y riendo por las ocurrencias de los búhos.
━Sois realmente extraños...
━Lo dice la rubita de turno.
━¿Qué te dije de molestar a la señorita amiga de Jin-sama?━replicó Shiro levantando el vuelo mientras se le acercaba, y le propinaba un golpe a su amigo que casi lo hace caer al suelo.
El de plumas plateadas continuó guiando a la mujer, y Shifuku se lamentaba unos metros atrás dolorido por el golpe.
━¡Minami-sensei, por aquí!━oyó una voz reconocida para ella a su izquierda, encontrándose con una pelinaranja sonriente que la saludaba desde la lejanía y a sus otros dos alumnos algo aburridos de tanto esperar.
