Capitulo 16

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P.O.V Nayla.

Entramos a la bodega y Max me condujo de la mano hasta lo que parecía ser la puerta de una habitación.

— ¿Señor creer que sea buena idea que la señorita este aquí?—  preguntó Nataniel el mano derecha de Max, el y yo no hablamos mucho por lo tanto no sabe quién soy.

— Dile a todos que nos esperen afuera, tu vendrás con Nayla y conmigo— le dijo firme y Nataniel asintió sin discutir nada más.

Entramos a la habitación y era un cuarto de tortura del techo colgaban las dos arpias Ángela del lado izquierdo y Milena del lado derecho, nadie las había tocado a petición mía, Max agarró una silla y ellas lo miraron, el se sento y la cara de confusión de todos los presentes fue epica, que creían que me la daría ami.

—  Buenos días palomitas— les dije acercándome a la mesa donde habían distintos implementos de tortura.

— Cuidado niña te puedes cortar—  dijo Ángela burlona, tome una daga y la pasé entre mis dedos con agilidad luego en un rápido movimiento la lance clavándola en su pierna derecha.—  Eres una perra.

— Y de las peores, desde que llegué les dije que no se metieran conmigo porque no me conocían—  una segunda daga se clavo en la pierna izquierda de Milena.

—  ¿Que diablos quieres?— preguntó Milena retorciéndose de dolor, yo solo la vi y la ignore.—  Cuando ella valla por ustedes nisiquiera sabrán que paso.

—  ¿Ella?—  pregunto Max intrigado.

— Déjanos ir y te lo diremos—  Dijo Ángela haciendo qué mirara a max.

— Denme algo bueno y veré qué hago—  les dije fría esto no me gustaba pero si ellas tenían algo que decir sobre los ataques entonces tenía que escucharlas.

— Sebastián tiene a una madame que trabaja para el desde hace muchos años es muy buena y es a quien manda cuando los demás fallan— al oír eso lleve mi mano a la herida de mi hombro, instantáneamente recordé a Sonia mi maestra, ella me lo enseñó como diablos no me di cuenta antes.

— ¿Que le a dicho de mi?.

— Lo mismo que nosotras sabemos, ¿porque importa eso?— hacía años que no sentía tanta irá como ahora, estaba en un límite y quería destrozar todo, tome dos cables de conectados a una planta eléctrica portátil y enganche cada uno en el aro de metal en la empuñadura de las dagas en sus piernas.

— Sonia es buena, una de las mejores debo reconocerlo y sobre todo una buena maestra, siempre con ese tono de ni me importa lo que te pase pero que demuestra preocupación cuando no lo haces bien o por lo menos conmigo fue así— encendí la planta y la corriente comenzó a fluir, mientras las oía quejarse me senté en las piernas de Max .— Necesito agua para ellas.

— Nataniel pide que traigan el agua que mi mujer necesita— el mencionado fue por lo que Max le pidió mientras yo apagaba la corriente.—  ¿Que es lo que pasa?.

— Sonia era mi maestra la que me ayudó a volver a hablar y a salir de todo la mierda que me pasó y es la misma que me disparó ayer.

— Aunque fallo.

— No lo hizo, ella no falla si me quisiera muerta tuvo 10 años para matarme— agarré un látigo con puntas de flecha y comencé a jugar dándole vueltas hasta que solté el primer latigazo que callo justo en la espalda de Ángela y el otro en la de Milena, seguí dando latigazos entre una y otra hasta que perdí la cuenta, lo único que veía era la sangre salpicada por todos lados y la mirada de Max fascinado por el hecho de que esto no me diera asco.— Amor el agua.

 Una reina para un rey #PGP2022 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora