P.O.V Nayla.
Entramos a la bodega y Max me condujo de la mano hasta lo que parecía ser la puerta de una habitación.
— ¿Señor creer que sea buena idea que la señorita este aquí?— preguntó Nataniel el mano derecha de Max, el y yo no hablamos mucho por lo tanto no sabe quién soy.
— Dile a todos que nos esperen afuera, tu vendrás con Nayla y conmigo— le dijo firme y Nataniel asintió sin discutir nada más.
Entramos a la habitación y era un cuarto de tortura del techo colgaban las dos arpias Ángela del lado izquierdo y Milena del lado derecho, nadie las había tocado a petición mía, Max agarró una silla y ellas lo miraron, el se sento y la cara de confusión de todos los presentes fue epica, que creían que me la daría ami.
— Buenos días palomitas— les dije acercándome a la mesa donde habían distintos implementos de tortura.
— Cuidado niña te puedes cortar— dijo Ángela burlona, tome una daga y la pasé entre mis dedos con agilidad luego en un rápido movimiento la lance clavándola en su pierna derecha.— Eres una perra.
— Y de las peores, desde que llegué les dije que no se metieran conmigo porque no me conocían— una segunda daga se clavo en la pierna izquierda de Milena.
— ¿Que diablos quieres?— preguntó Milena retorciéndose de dolor, yo solo la vi y la ignore.— Cuando ella valla por ustedes nisiquiera sabrán que paso.
— ¿Ella?— pregunto Max intrigado.
— Déjanos ir y te lo diremos— Dijo Ángela haciendo qué mirara a max.
— Denme algo bueno y veré qué hago— les dije fría esto no me gustaba pero si ellas tenían algo que decir sobre los ataques entonces tenía que escucharlas.
— Sebastián tiene a una madame que trabaja para el desde hace muchos años es muy buena y es a quien manda cuando los demás fallan— al oír eso lleve mi mano a la herida de mi hombro, instantáneamente recordé a Sonia mi maestra, ella me lo enseñó como diablos no me di cuenta antes.
— ¿Que le a dicho de mi?.
— Lo mismo que nosotras sabemos, ¿porque importa eso?— hacía años que no sentía tanta irá como ahora, estaba en un límite y quería destrozar todo, tome dos cables de conectados a una planta eléctrica portátil y enganche cada uno en el aro de metal en la empuñadura de las dagas en sus piernas.
— Sonia es buena, una de las mejores debo reconocerlo y sobre todo una buena maestra, siempre con ese tono de ni me importa lo que te pase pero que demuestra preocupación cuando no lo haces bien o por lo menos conmigo fue así— encendí la planta y la corriente comenzó a fluir, mientras las oía quejarse me senté en las piernas de Max .— Necesito agua para ellas.
— Nataniel pide que traigan el agua que mi mujer necesita— el mencionado fue por lo que Max le pidió mientras yo apagaba la corriente.— ¿Que es lo que pasa?.
— Sonia era mi maestra la que me ayudó a volver a hablar y a salir de todo la mierda que me pasó y es la misma que me disparó ayer.
— Aunque fallo.
— No lo hizo, ella no falla si me quisiera muerta tuvo 10 años para matarme— agarré un látigo con puntas de flecha y comencé a jugar dándole vueltas hasta que solté el primer latigazo que callo justo en la espalda de Ángela y el otro en la de Milena, seguí dando latigazos entre una y otra hasta que perdí la cuenta, lo único que veía era la sangre salpicada por todos lados y la mirada de Max fascinado por el hecho de que esto no me diera asco.— Amor el agua.
ESTÁS LEYENDO
Una reina para un rey #PGP2022
De TodoPortada realizada por @SucreStars 🥇Ganadora del primer lugar en la categoría no ficción, de todo en los premios gemas perdidas. Nayla Moretti a sus 24 años es una mujer con un pasado muy macabro y traumado que la llevó a un internado donde la oblig...