Indira salió corriendo detrás de Gaspar, su compañero de clase, cuando lo vio pasar frente a su casa. Lo estaba atalayando para no ir sola a la escuela. Con apenas 70 libras y 87 centímetros, los niños la perseguían y molestaban, y la compañía de Gaspar les imponía un poco de decoro. Algo regordete, serio, y más alto que la media, nadie se metía con él. Pero no le gustaba estudiar, todo lo contrario de Indira. Así que, ese fuego que la motivaba a ella en los estudios, él lo compensaba acompañándola y oyéndola repasar las lecciones camino a la escuela.