Capítulo 12. 🍁

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Aguanta

Mírala, nunca se rindió. -Valentina Romanetti.



México D. F

Podía sentir el peso del anillo y sonreía cada vez que lo notaba. Su vida era un hermoso sueño y no podía estar más feliz por tener a un hombre maravilloso a su lado.

No iba a negar que había perdido la fe en Julián, durante un año él había estado en una "misión" para la muerte de Stan Bennet, y quizá sí, pero Tatiana Reyes sabía el secreto que le ocultaba su futuro esposo.

Quiso hacer un completo drama por eso, pero prefirió callar, quedar ciega ante eso solo para demostrarle al amor de su vida que había cambiado.

Eso no era mentira, ella había decidió buscar ayuda y cambió todo esa actitud infantil e inmadura que Julián odiaba. Pero a pesar de esa aventura, Julián en realidad parecía haberse olvidado de esa chica. Su mente parecía estar centrada en su vida con ella. Ya lo había escuchado hablar con su padre, lo había escuchado hablar con su madre y hermana. Nunca se sintió tan feliz al comprobar que Julian si la amaba.

Tampoco iba a negar que dudaba de muchas cosas. Esa chica con la que estaba no era solo una chica era hija del gobernador de California y su padre le había dicho que eso podía hacerle cambiar de opinión a Julián. Pero no ha pasado.

O todo es cuestión de tiempo.

Negó con la cabeza. Ella estaba segura de los sentimientos de Julián. Lo comprobó una vez mas cuando se acerco a ella y le ofreció el café que tanto le gusta. Él lo conocía bien.

—¿A qué hora debemos estar ahí? —él se sentó a su lado en la mesa de la pequeña cafetería.

—A las seis. Falta media hora —miro la hora en el teléfono que reposaba en la mesa.

—Podemos caminar hasta ahí —tomo su mano antes de besarla.

Habían llegado ayer para arreglar unas cosas en la cafetería que estaba a nombre de su madre. En la misma donde ahora pasaban el rato. Iban a regresar ese mismo día, pero Tatiana lo había convencido de visitar la tumba de su madre e ir a ver a su hermano. Él acepto a regañadientes.

Después de eso, una vez más salió del tema de su boda. Aprovecharon que estaban a en la cuidad para organizar todo Porque era obvio que la gran boda iba a hacerse en ese lugar. Durante toda la mañana pasaron viendo recepciones. Hablaron con el sacerdote de una parroquia discreta sobre esto. fijaron la fecha en ese mismo momento.

Tatiana se casaría con Julian en un mes y ya la ponía nerviosa, porque no tenía muchas cosas preparadas. Quizá él no estaba dispuesto a ser parte de esto, pero ahora parece feliz ayudándole a planear todo.

De la mano de su prometido y con el café a medio terminar, salieron por las calles de la ciudad. Mauricio iba de tras de ellos, pero siempre pasaba desapercibido y casi no notaban su presencia.

No tardaron mucho en llegar a un local de pasteles, donde ya tenía una reservación desde hace unos días. Estaban ahí para hacer una prueba de pasteles. Si por Tatiana fuera dejaría que la experta preparar un delicioso pastel. Pero Julián era algo quisquilloso con ciertos sabores. Además, es alérgico algunos frutos, como el durazno, las uvas. Almendras y nueces.

Les presentaron una variedad e rebanadas de pastel, es su mayoría eran de chocolate, ya que Julian ama el chocolate.

Al final se decidieron por uno de chocolate con crema de menta y relleno de fresas con moras. Era delicioso.

Dinastía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora