Capítulo 8.🍁

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Equivocada

Me estaba portando bien, pero ya me aburrí. -Anónimo.


Julián

Sé que ella está en manos de Kyle. Es bastante obvio para mí, sabía que en cuanto mandara ese mensaje con fotos de los cuerpos descuartizados a Kyle, él iba a capturarla. Víctor envió un mensaje horas antes diciendo que ellos habían salido en una especie de cita.

Pero después de eso no he sabido nada, por lo que parte del día de ayer y toda la mañana de hoy he estado esperando una llamada o un mensaje de Víctor. Ni siquiera he atendido todos mis pendientes por estar expectante al teléfono fijo que reposa en mi escritorio. Quien lo ha hecho por mí es Tatiana.

Debo decir que algo así me sorprende. Desde que tengo memoria ella solo ha sido dependiente de su padre, él tenia que hacer todo por ella. Pero desde que está conmigo en esta casa ella ha tomado su rol muy bien. Ya mis tíos hablan de que es la mujer perfecta para el cartel. Puede serlo, pero no sería una buena esposa para mí, ¿o sí?

No voy a negar que Tatiana es atractiva, me gusta más de lo que admito, pero mi corazón es de Roxanne y eso no va a cambiar.

Y justo pensando en ella, es como si mi mente la llamara, mi prometida entra en la oficina, con una carpeta y una sonrisa. Sus botas de taco hacen eco en el lugar y yo siempre me pregunto como puede estar con eso todo el día y mantener el equilibrio.

—¿Todo en orden? —ya está a mi lado. Empuja la silla un poco hacia atrás y se coloca en tres mis piernas. Ya me entrega la carpeta.

—Hay problemas en Nuevo León —paso las hojas, leyendo rápidamente que es lo que pasa—. Santiago hizo el informe en los días que ha estado ahí. Hubo enfrentamientos con pequeños grupos y el líder de ellos amenazó con matarte si no le da el control de ese estado...

Ya me río...

—¿Ha hecho algo?

—De hecho, Santiago dio la orden de que los trajeran hasta aquí para que te encargues de ellos.

Pongo los ojos en blanco, la verdad es que no estoy para eso. Jamás me tomo el tiempo de matar a gente que no me interesa. Siempre lo ha hecho mi padre o Mauricio. Incluso Santiago, quien es mi primo y mano derecha si se podría decir.

—No tengo tiempo de matar a esos pendejos. Si quieres...

—No me lo digas más —me sonríe y ya se acerca más a mí— pero debes relajarte un poco. Te propongo cenar tú y yo esta noche.

—Tatiana... —pongo los ojos en blanco y la sostengo de la cintura para que no se acerca más a mí.

—¿Con que excusa me saldrás ahora? Mira, yo sé que tienes asuntos endientes con Kyle, pero déjalo solo unas pocas horas y relájate, todo saldrá bien y saldrás victorioso.

Joder, si solo supiera que todo esto es por una mujer, una a la que amo.

La cercanía de Tatiana me hace olvidarme por completo del rostro de Roxanne. El olor agridulce de mi prometida me pone en blanco y aquellos instintos me dicen que le arranque la ropa y la coja en este escritorio.

Me acerco yo a ella, la beso y me pierdo en sus labios carnosos y con sabor a fresa. Mierda.

Se sienta en mi regazo, sus largas uñas rasgan mi camisa y dejan marcas en mi pecho. Se separa de mi boca y va de inmediato a mi cuello. Por mi lado mis manos tratan de quitar la blusa de botones que tiene.

Dinastía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora