Capítulo 15.🍁

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Mi padre

Te perdonaré, pero primero quiero verte arder. -David Sant.




Julián

Quise estar con ella desde el inicio de la fiesta, pero con todo lo que pasó ayer simplemente no tenía cabeza para fingir que era feliz. Salí con la excusa a mi prometida de que tenia una reunión importante por lo que pasó con Marcos. Que obviamente se lo dije.

Y como también es obvio le dije de Roxanne. Desde que la vi llorar y salir casi corriendo de mi presencia mi corazón parecía romperse. Me sentí con un maldito miserable por hacerle algo así. Pero todo lo que dije fue mentira.

Ella me importa, no de la manera que ella piensa, pero quiero protegerla y hacerla feliz de una manera indirecta por toda la felicidad que ella medió. Roxanne es una persona buen y ella no merece toda esta mierda que hemos creado Kyle y yo...

Pero lo dije porque era necesario, lo dije para que Kyle me crea que no quiero nada con ella, que baje la guardia de alguna manera él deje libre, así yo intervenir y darle algún tipo de protección. No contaba con que ella escuchara todo.

Y como la conozco sé que ella se lo ha tomado muy enserio, sé que no querrá hablar conmigo y explicarle que todo lo que dije es mentira.

Hable de esto con mi madre y como buena consejera que es me dijo que yo la llame, que sea yo quien tome la iniciativa de explicarle todo. Podría ser peligroso que yo la llame. A estas alturas Víctor ya debió darle la tarjeta SIM y el plan era que ella me pueda llamar cuando lo necesite. Dudo que lo haga. Mi madre me dice que sea yo quien lo haga. Y lo haré.

Además, también me dijo que es mejor que mi mente no se abarrote de esos pensamientos, que me distraiga un poco y que era mejor ir a la fiesta de mi prometida.

Así lo hago... llego a la recepción enfrente de la playa que conseguí por un bajo presión. Ya puedo escuchar la música a todo volumen y sonrío. Nunca me cansaré de decir que Tatiana es bueno organizando fiestas.

Entro en compañía de Mauricio. A pesar de ser las cuatro y que hay sol aun, todo por dentro es oscuro, las luces neón hacen un ambiente de club que me gusta. No veo a nadie que conozca, reconozco a una de las amigas de Tatiana y nada más. Busco con la mirada a Tatiana, pero no lo consigo.

Mientras un chico me ofrece algo de cerveza tomo mi teléfono para al menos contactar a mi hermana, pero me quedo varios minutos con una sonrisa viendo el fondo de pantalla de mi teléfono.

Somos ella y yo en una puesta de sol en esta misma playa.

Aún recuerdo el día en que la conocí, ella tenía apenas trece años cuando Fernando me presentó a ella y a su padre, justo a una semana de que su madre muriera con una lucha que parecía interminable contra el cáncer. Se veía tan dolida, fingía una sonrisa para no llorar. Yo tenía dieciséis cuando le hablé y le dije que sentía lo de su mamá, recuerdo que me abrazo y me lo agradeció, me dijo que era la única persona que le había dado el pésame de la manera más sincera, quizá la entendía, cuando yo tenía esa edad murió mi abuela, también me sentía devastado. Con el tiempo nos empezamos a llevar bien, éramos dos buenos amigos y nos enamoramos. Y estoy convencido de que lo seguimos. Que nos amamos...

—Llegaste justo para la diversión. —escucho la voz de Nahomi. Ya bloqueo mi teléfono ya sin la necesidad de escribirle a mi hermana.

—¿Sabes que es lo que más odio aparte de las fiestas? —la miro...

Dinastía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora