Prólogo.🍁

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¿Qué puede salir mal?

La miro y sonrío y por dentro de mi dijo que iría hasta el fin del mundo. -José Salas.



Julián

Estoy a punto de explotar, a punto de mandar a la mierda a todos en esta casa. Juro que estoy dispuesto a romper la botella que tengo enfrente al próximo que me hable o que decida siquiera mirarme. Me siento en una maldita pesadilla, en una que quiero que se acabe, quiero despertar y saber que no es real lo que acaba de decir el hombre que tengo por padre.

Estoy tan feliz —Tatiana ya está a mi lado abrazándome con fuerza.

¿Por qué ella? ¿Por qué justamente una persona odiosa y narcisista que solo piensa en ella? De la que he tratado de deshacerme desde hace meses y nunca encuentro el momento indicado para decirle que ya no quiero estar con ella.

Muy tarde Julián, ahora tienes que casarte con ella.

La ceremonia será en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Tengo gente con la que puedo hablar para que la prensa no se entere de nada de esto. No queremos curiosos.

Fernando Pindter es el típico hombre mexicano. Ya saben, ese estereotipo de hombre mexicano. Quien parece de rancho con su bigote y sombrero, que se cree muy macho por pegar a las mujeres, él que cree que las mujeres solo sirven para cuidar niños y atender la casa. Bueno, ahora eso hay que juntarlo con el hecho de que es jefe de todos los carteles de México y que está asociado con el tráfico de mujeres y armas. Además de socios en otros países como Londres, Italia y los Estados Unidos.

Ahora, este hombre machista me va a casar a la fuerza con una mujer a la que he odiado durante los últimos meses. O quizá no la odio, solo...

No no la odio, ella es una persona importante para mí, pero su actitud es un puto asco.

¿Podemos hablar de eso después? —aparto a Tatiana de mi cuerpo para poder levantarme— estoy algo ocupado. Tengo mucho trabajo.

Fernando solo me mira de manera hostil antes de tomar el arma que había dejado en un sillón y salir. Tatiana está por decir algo, pero yo ya estoy tomando de su brazo y sacándola de mi oficina en el primer piso de la casa. Cierro la puerta con seguro antes de tirar todo lo de mi escritorio en un arranque de ira.

Mierda. Odio mi vida, odio todo lo que me tocó, odio no poder ser un hombre normal. Odio saber que en algún momento voy a ser dueño de toda esta mierda que no tolero. Y pensar en lo que pienso ahora es muy arriesgado, por qué sé que papá me mataría apenas pusiera un pie en los Estados Unidos. Me matará de todas formas cuando no querer casarme con Tatiana.

¿O sí quiero casarme con ella? Ahora mismo no hay una respuesta clara para esa pregunto.

—Mauricio —hablo por la radio que permanece en mi oído la mayor parte del tiempo.

—Señor —responde

—Prepara el jet para Las Vegas, que Fernando no se entere.

—A sus órdenes, señor.

¿Por qué Las Vegas? Es mi cuidad favorita sin contar Miami, además de que posiblemente moleste un poco a mi persona menos favorita en la tierra.

Eso ya me pone de mejor humor.

Roxanne

No quiero salir del baño, quiero seguir llorando por horas como una niña con el corazón roto, quiero terminar con todos los rollos de papel en lágrimas y flujo nasal. Siento que, si lo hago, de alguna manera voy a deshacerme de todo el recuerdo que me dejó Bruce. Nunca había sentido tanto dolor en mi vida, ni siquiera cuando papá se fue de casa o cuando mamá tuvo el accidente.

Dinastía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora