Mi chico extraño
Solo quiero volver a ver esa hermosa sonrisa y esos profundo ojos cafés. -Anónimo.
Julián
Mi vista jamás se apartó de la ventana del jet, ni siquiera puede pronunciar palabra a todas las quejas de mi padre. Solo no podía dejar de pensar en Roxanne, en sus ojos marrones llenos de lágrimas, suplicándome que no me vaya, que le dé explicaciones de lo que pasa.
Fernando insistía que me diga mi plan de estar con Roxanne, porque como es obvio ya se enteró que ella no es una chica común. Pero no había ningún plan, yo ni siquiera sabía que ella era hija de un hombre tan importante como lo es Rick Donovan, no lo supe hasta hace poco por investigaciones de Mauricio.
Después de que no dije ni una sola palabra, pasó todo el viaje amenazándome qué si volvía a La Vegas sin su compañía, iba a matar a Roxanne. Pero estoy bastante seguro que si llega a tocarle un pelo, estará dos metros bajo tierra. No solo por mi parte, su padre lo hará pedazos.
El viaje resultó incomodo, porque a pesar de que viajaríamos en la noche, mi padre fue a parar a Boston, un lugar ideal para el trafico de drogas, fuimos a una reunión con socios de mi padre, No fue una reunión normal, mi padre se la pasó alardeando que Stand Bennett murió en mis manos y que pronto yo sería el nuevo jefe.
Los malos pensamientos me abordan. Fernando no suele ser de esa manera, presumir lo que ha hecho. Él, al igual que yo, ya se espera lo peor. Su destino ya ha sido escrito. Pasamos tres días más en Estados Unidos.
Tres días en los que he llamado a mi chica sin respuesta, donde he dejado mensaje diciéndole que la amo y que pronto estaremos juntos. No ha respondido a nada y hace poco me enteré que me ha bloqueado de todas las redes sociales.
—Sigues siendo mi novio —me había dicho y la esperanza permanecía en mí—. Siempre seré tuya. Promete que regresaras.
Y se lo prometí, prometí que nada se interpondría entre nosotros, pero a pesar de eso ella parece que está decidida a que yo solo fui un hombre más en su vida. Quizá no creyó que regresaría y seríamos felices de nuevo.
Llego a la ciudad de México junto con mi padre a medio día. El vieje del aeropuerto hasta mi cas no nos toma más de treinta minutos a pesar del típico tráfico pesado de la ciudad. Fernando me mira una vez más mientras el auto avanza hasta la entrada principal.
—Siempre has sido mi orgullo, Julián —no voy a negar que ese comentario me toma por sorpresa.
Fernando Pindter jamás de muestra su amor había sus hijos, quizá solo hacia mi madre, pero por lo general es frío. Yo sé que se siente orgulloso de mí, pero nunca lo dice.
—Sé que odias todo esto, pero eres lo único que me queda para que sigas con todo lo tus ancestros nos han dejado. Sé que no lo he dicho, pero estoy orgulloso de los que has hecho con Bennet, que, aunque lo pensé, durante este año si has hecho algo productivo.
No me deja decir nada, él ya se está bajando del auto y yo por unos segundos me quedo con una sonrisa complacida. Estoy feliz por lo que me ha dicho.
Apenas pongo un pie en la entrada de la casa, mamá sonríe, quizá aliviada de saber que seguimos con vida después de los acontecimientos de hace varios días, estoy seguro que mi padre ya le dijo todo lo que hice durante un año.
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Dinastía ©
Fiction généraleSon dos mundos completamente diferentes, pero ambos tienen el mismo objetivo. Julián, líder de todo el cartel mexicano y con una vida que odia lucha día a día por mantener el honor de su familia en alto. Un chico tranquilo con una vida que no quier...