XVI

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El ruido de golpeteo en la puerta me hizo despertar de mi profundo sueño, me levante sin siquiera mirar el reloj, camine por la casa y el cuarto de la abuela y Jin estaban se encontraban con la puerta abierta, seguramente habían ido de nuevo a Japón, al salir al patio me coloque los zapatos, el cielo aún estaba obscuro, los suaves rayos del sol acariciaban el cielo con sus matices naranjas, seguramente eran las 5a.m.
Al estar cerca de la puerta pregunte por el interfono quien era, pero solo escuché más golpeteo, abrí la puerta, del otro lado esta Jimin, sentado en el escalon que daba justo para entrar a la casa, su auto estaba estacionado al otro lado de la calle.

Wen-¿Qué haces aquí?

El se levanta de un salto, pero a la vez tambaleándose, su cara se veía con un toque de cansancio, el aroma que emanaba de su boca era a alcohol, me acerque para poder ayudarle pero el me empujó levemente.

Wen-¿Que te pasa? Eres un idiota.

Jimin- ¡Que dijiste!

Wen- Me empujaste, yo solo quería ayudarte.

Jimin-Puedo caminar solo, no estoy tan ebrio, conduje hasta aquí.

Wen-¡Eres un imprudente!, debiste decirle a alguien que te llevará a tu casa, ¿a caso no tienes un chófer?

Jimin me miró serio, sus ojos se clavaron como estacas, trage en seco mientras quitaba algunos cabellos de mi cara.

Jimin-Si hubiera traído un chófer nisiquiera me hubiera traído hasta aquí, deja de decir tonterías.

Se acercó a mi tomándome de la cintura con firmeza, sus ojos se unieron con los míos,

Wen-¡Sueltame!

Trate de safarme de su agarre, pero el se aferro a mi, nuestra mirada se volvió a encontrar, sus ojos lasivos y dominantes podían cambiar rápidamente a unos tiernos y cálidos, mi corazón latía tan fuerte que parecía vibrar.

Jimin-Te fuiste de la fiesta sin decirme nada, no llegaste a dormir a casa, estaba como un loco, ni siquiera contestas el teléfono, que más podía hacer si no venir a buscarte .

Me quedé callada, sin moverme, el me aprento más a su cuerpo, mís labios temblaron un poco antes de responder, me confundía demasiado su manera de ser, anoche era todo un don Juan con las demás chicas y conmigo un patán, pero hoy, a solas, dejaba ver sus celos, su simpatía y preocupación por mi, me hacía recordar cuando suga hacia algo mal y luego se retractaba.

You're my daddy. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora