El Joven Corazon de un Heroe

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En pleno atardecer las maquinas de asedio lanzaban sus proyectiles contra una fortaleza atestada de payasos mientras los caballeros de la Orden del Martillo intentaban ingresar a la misma con muchas dificultades, habían llegado a la puerta principal, pero estaba hecha de un metal durísimo y blindado para evitar arietazos, Jason Morgan aparece frente a Gideon Thulle y su acompañante la sargento Eloz para darles novedades.

- Los accesos están blindados maestro, nuestros equipos de teleportacion no pueden entrar, al parecer tienen algo que nos lo impiden. – reportaba Jason.
- Demonios ¿Qué hay con la puerta Eloz? – preguntaba Gideon.
- Bueno señor. – decía Eloz algo decepcionada. – La puerta tiene un blindaje tan profundo que necesitaríamos un cañón de fusión potente para perforarlo.
- Traedlo.

Pero él no estaba preocupado por el duro asedio, si no por la integridad de los acólitos que a pesar de sus reticentes ordenes llegaron hasta la cruzada aun sin saber donde diablos estaban, el solo quería que estuvieran bien, mas no sabia que al otro lado de las puertas, en una de las tantas salas ellos estaban peleando contra el líder supremo de los herejes en una batalla de vida o muerte.

Muy adentro de la fortaleza en un gran salón, los acólitos intentaron derrotar al heresiarca Tracky Clawin sin mucho éxito, el malvado payaso los había vencido sin mucha dificultad, algunos lograron matarlo, pero este se levantaba mas fuerte y peligroso que nunca, al final solo quedaban dos personas en pie, eran Harry Anderson Egbert y Vriska Serket.

- La diversión nunca acaba. – decía el payaso orgulloso. – Vamos, que la fiesta no pare.
- Eres un enfermo y un monstruo, heriste a mis amigos, pero yo no dejare que me derrotes tan fácilmente.
- Entonces ven a bailar niño.

A pesar de que Vriska le pidió no intentarle Harry se arranca contra Tracky, este lanza varios golpes con su arma (una señal de transito aparentemente arrancada de un crucero) pero Harry logra esquivarlos e incluso le bloquea varios golpes con sus tijeras de batalla, en un descuido de su rival le corta ambas manos de un tijerazo dejándolo sin defensa alguna, Harry parecía ser el vencedor, pero no iba a ser así.

- Nada mal niño, pero déjame decirte una cosa. – dijo Tracky.
- ¿Qué cosa? – preguntaba iracundo Harry.
- ¿Tu crees en los milagros?

Tracky mete sus brazos cortados en los bolsillos de los pantalones para luego sacarlos y mostrar que sus manos vuelven a están en ellos intactos, Harry no se podía creer, él había cortado las manos de Tracky.

- No es cierto. – dijo Harry asustado.
- Te dije... cree en los milagros.

Aprovechando que el chico estaba en shock el payaso le da varios golpes con su arma y lo derriba al enviarlo contra una de las paredes de la sala, Harry ha soltado sus tijeras y son estas mismas las que toma Tracky que se acerca a su presa lista para rematarlo.

- No lo olvides niño. – dijo Tracky tranquilamente. – Jodidos milagros.

Alza las tijeras sobre su dueño con los filos apuntando directamente al corazón y logra atravesar el cuerpo, pero no de él, si no de Vriska quien se interpone y recibe el golpe fatal, acto seguido Vriska le lanza polvo estelar en los ojos a Tracky dejándolo enceguecido temporalmente, Vriska cae al suelo herida casi de muerte, el pobre Harry Anderson se acerca para verla más de cerca.

- Vriska, tía Vriska ¿estas bien? Respóndeme. – dijo el preocupado Harry.
- Yo. – contesta débilmente Serket. – Estoy... estoy bien.
- Lo siento mucho... fue mi culpa, por mi culpa todos mis amigos están lastimados, incluyéndote, yo y mis ansias de probar que soy un héroe.
- No... yo... yo soy la culpable... yo fui quien te dio... el empujoncito... se que hice muchas cosas... malas a lo largo de mi vida... pero he tratado de enmendarlo... creo que es hora de que reconozca... que... que a veces... la cago sin querer...
- Lo siento mucho tía.
- Tranquilo pequeño... me la pase genial... contigo... en algo si te pareces... a tu padre
- ¿En qué?
- También tienes... un alma... de héroe... aparte de que son apuestos...
- Eh... gracias.
- Vamos... no dejes esto sin... terminar. – tosía sangre Vriska mientras hablaba. – Vence a ese malnacido... hijo de puta... si vas a caer... que no digan que no fue en vano... confió en ti, mi pequeño... héroe... te quiero.

Historias de la Tierra C: Los Capítulos PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora