El Internado

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Con la mirada desviada hacia las ventanas del salón donde la nieve ha caído una jovencita se distrae pensativa mientras la maestra da clases, ella se a cuenta y le empieza a hablar a la distraída jovencita.

- Señorita Harley Lalonde. – dijo la maestra. – Ponga su mirada hacia el pizarrón, recuerde que esto puede estar en un examen.
- ¿Y? – respondió la chica.
- Debería prestar más atención, no me haga tener que reportarla de nuevo con Ms. Paint.
- Ya estoy acostumbrada.

La señorita es enviada a la oficina de Ms. Paint, la encargada del internado conocido como "Hogar de Ms. Paint para Niñas Incomoda" donde señoritas como ella son enviadas para educarse tanto en lo escolar como en el comportamiento, el nombre esta señorita es Yiffany Longstocks Harley Lalonde (si, muy largo y raro) y va por enésima vez a verse cara a cara con Ms. Paint, pero este día será diferente, este será el último.

- Vengo a ver a la directora. – dijo Yiffany a la secretaria del despacho.
- Mil disculpas, pero en este momento Ms. Paint esta algo ocupada, un invitado ha llegado y me ha pedido que cualquiera que venga a verle, sea quien sea, no se le pueda recibir, dile a la maestra que por ahora no te puede recibir.
- Como sea, gracias.

Parece que la señorita se ha salvado de otro sermón de ella, quizás está enferma o salió a algún lado, la realidad es que alguien esta hablando con ella y ese alguien tiene interés por tenerla de su lado, tiene grandes planes para Yiffy.

Horas antes mientras revisaba papeles y cosas comunes de administración ella fue informada por su secretaria de que tenia una llamada muy importante, al principio pensó que era uno de los padres que donaba grandes sumas de dinero para la manutención de la institución, hasta que escucha el nombre de alguien mucho mas importante: el "Pontifex Maximus" de la Iglesia del Sufridor, Sirius Thulle, Ms. Paint se congela al escuchar ese nombre y le pide a su secretaria que pase la llamada a su teléfono ¿Qué querría "Su Santidad" con ella? Hasta que no hablara con el lo sabría, tomo el teléfono y escucho la voz profunda y relajada de Sirius.

- Buenos días Ms. Paint ¿Cómo ha amanecido? – pregunto Sirius.
- Yo... bien, Su Ilustrísima. – respondió.
- Me imagino que anda preguntando la razón de mi llamada.
- Pues sí, no es algo de todos los días que usted llame.
- Entonces permítame explicarle el porque de mi llamada, primero que nada ¿hay una alumna de su escuela llamada "Yiffany Harley"?
- Eh sí, pero ¿Cómo lo supo?
- Hable con su madre, es el secreto mejor guardado que tiene lady Jade Harley que solo yo sé.
- ¿Y puedo saber que quiere de ella?
- ¿Ha oído de la "Orden del Martillo"?
- Así es señor, un importante benefactor del instituto es miembro de la misma ¿Qué tiene que ver la joven Longstocks en esto?

- A petición del "Gran Maestro" que ha creado un cuerpo de jóvenes hermanos llamado el "cuerpo de acólitos" hemos decidido sacarla de allí para transferirla a una escuela menos... rigurosa, para que pueda entrenar en la Orden con los demás acólitos.
- Pero lady Harley me ha pedido mantenerla allí por seguridad.
- Ya todos saben de su hija, además el Gran Maestro ha visto potencial en esa jovencita para ser un héroe.
- ¿Héroe?
- En efecto.
- No lo sé, siento que no tiene ni siquiera la disciplina para ser aunque sea una señorita de buen comportamiento.
- El Gran Maestro puede disciplinar hasta a un montón de cuervos con sus palabras, podrá con ese torbellino.
- Eh esta bien su Ilustrísima, pero ¿Cuándo será esa "transferencia"?
- El Gran Maestro esta viajando hacia el internado en estos momentos mientras hablamos.
- ¿Cómo? ¿Pero...?
- Su madre ya nos autorizó, no se preocupe, y si quiere ponerle precio puedo poner el dinero de mas de veinte obispados a mi servicio como donación.
- Este... no sabría que decir.
- Habladlo con él, de seguro ya esta parado frente a la puerta, la dejo en sus manos, solo repito... Gideon es todo menos piadoso y paciente, pero sabe enderezar, Ciao. – cuelga Sirius.

Con el tono intermitente de llamada terminada Ms. Paint apenas puede colgar, la secretaria desde un altavoz del escritorio le informa que un "enviado" del mismo Sirius Thulle ha llegado, no puede hacer nada mas que pedirle a la empleada que lo deje pasar hasta su despacho, la secretaria en tanto al ver al "Gran Maestro" solo puede suspirar ya que era cierto lo que decían de que era bastante guapo, el hombre entra y Ms. Paint solo puede mirar, le ofrece la silla a su invitado y es la primera en hablar.

- Buenas señor... eh. – hablo Ms. Paint.
- Thulle... Gideon Thulle, Supremo Gran Maestro de la Orden del Martillo.
- Debe ser la persona que envió Sirius.
- Así es.
- Sabe, esa muchachita, casi nadie sabe de su existencia mas que.
- Su madre, Sirius, usted y yo.
- Si, supongo que ya se enteró.
- Lady Jade Harley me ha platicado mucho al respecto de su hija, y por lo que veo es material bastante aceptable para los acólitos de la Orden del Martillo.
- ¿No cree que es muy joven para que vaya a la guerra?
- Todos nosotros, desde John hasta yo mismo, empezamos jóvenes, no lo olvide.
- Es cierto, lo olvide.
- Además, conmigo tendrá la disciplina y entrenamiento que muy apenas le pueden dar aquí.
- Pero ¿Qué tal si los demás "acólitos"?
- La Orden del Martillo tiene una confidencialidad tan secreta que apenas salga una palabra y quien la escuche es hombre muerto.
- De acuerdo.
- ¿Puedo conocer a la chica?

De regreso en el aula de Yiffy, la chica seguía desinteresada en sus clases hasta que los altoparlantes anuncian que se presente en la oficina de la directora, las compañeras preguntan "¿que habrá hecho esta vez?" y Harley se levanta y camina a la oficina, para cuando llega ve que Ms. Paint no está sola, Gideon pide estar a solas con ella y Ms. Paint obedece, solo quedan Gideon y Yiffy adentro, le pide que se siente y le mira fijamente, ella había escuchado de labios de su madre historias a montones sobre el y los amigos de su madre mas nunca espero verlo con sus propios ojos.

- Veo que sabes quien soy.
- Usted es Gideon Thulle, el héroe del paso de Ramailles.
- Y tu eres Yiffany Longstocks Harley Lalonde.
- ¿Cómo sabe eso?
- Sirius Thulle es chismoso, no lo tomes a mal, pero tranquila, solo yo se el secreto.
- ¿De acuerdo? ¿Qué quiere de mí?
- Te lo preguntare yo ¿quieres irte de aquí?
- ¿Irme? Si pudiera ya estaría a kilómetros de este infierno.
- Créeme, comparado con el infierno que yo he vivido esto es apenas el lado malo del purgatorio.
- ¿Y adonde quiere llevarme?
- A la fortaleza-monasterio de la Orden del Martillo.
- ¿La Orden del Martillo? ¿No cree que debería ser mas grande para estar allí?
- En el cuerpo de los acólitos pequeña, es el rango más básico para los jóvenes iniciados de tu edad.
- ¿De mi edad?
- Así es, chicos de tu edad, humanos y trolls, unidos para ser forjados como héroes para que puedan pelear por los que aman y para proteger este nuevo mundo, al igual que tu madre y sus amigos.
- ¿Quiere que me una para que me enseñe a pelear?
- Se podría decir que sí.
- Agradezco la invitación pero ¿me ve que quiera recibir órdenes?
- Escuche que has venido a esta oficina frecuentemente.
- Soy "cliente frecuente".
- Conmigo el enderezarte es mas duro y peor de lo que crees, hare que tu cuerpo duela, tu mente sufra y tu espíritu se marchite hasta hacerte un caballero inquebrantable.
- Pues no lo sé, además como es una "Orden" es como estar rodeada de cosas religiosas.
- La guerra no es un juego.
- Como sea, no quisiera arriesgarme.
- Bueno, usted decide, ¿o se quiere quedar aquí siendo atosigada por las monjas hasta que cumpla dieciséis o venir conmigo y recibir un entrenamiento y preparación adecuadas sin tener que soportar salmodias de disciplina de señorita?

Gideon dijo eso y se levanto de su silla, para cuando estaba a punto de cruzar la puerta aquella chica le detiene y pregunta.

- ¿Puedo llevar mi equipaje?
- Trae lo que tengas que traer. – le respondió Thulle.

Entusiasmada por dejar ese agujero echo sus cosas a las maletas y se despidió de sus compañeras a las cuales prometió seguir en contacto, era un gran cambio, la oportunidad de escapar del infierno para ir a otro, aunque aquel que le prometió Gideon era menos tedioso, además estaría rodeado de chicas y chicos, era algo, ya subiendo a una limosina especial Yiffy se despidió del internado y saco un gesto con el dedo de en medio, la estudiante del internado había muerto para dar paso... a la hermana del acolitado de la Orden del Martillo.

Historias de la Tierra C: Los Capítulos PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora