La Fugitiva

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La calma reina en el camino de la montaña, la nieve ha dejado de caer, pero las nubes siguen en pie, un grupo de soldados caminan hacia un castillo a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar con una misión en mente y son dirigidos por una joven teraferox que no se detendrá hasta cumplir las órdenes de su emperatriz.

Las noticias corrían, un prisionero de "La Roca" había sacado provecho que la prisión había sido atacada por Deyanira, previamente Demian se había dado cuenta y pidió cooperación a todo el mundo para atraparle, según la última información su localización de dio en los territorios imperiales de la "Marca de Los Andes" que era un territorio formado por aldeas y pueblos mineros de alta montaña gobernado por la mismísima Vriska Serket a pesar de que dicha chica araña no tenía idea de lo que pasaba hasta que la Guardia Diaforiana apareció frente a su castillo.

- Mi lady, tenemos "visitas". – informo uno de los sirvientes.
- ¿Visitas? – bramo Vriska. - ¿De quién?
- Al parecer soldados imperiales.
- Debe de ser una broma.

Miro desde una ventana de su castillo y se sorprendió ante lo que veía.

- ¿Acaso eres un idiota? – dijo Vriska a su criado.
- No mi lady ¿Por qué me lo dice?
- Ese no es un destacamento imperial cualquiera, son la guardia de la emperatriz, la Guardia Diaforiana.
- ¿La Guardia Diaforiana? ¿Qué harían los custodios del Palacio Imperial aquí?
- No lo sé y no me da buena espina, pero no quiero evitar problemas con la amiga de mi sobrino así que los atenderé y vere que quieren.

Serket bajo a la puerta bastante abrigada, el viento de montaña era helado a morir y ella no lo soportaba mucho, siempre se había cuestionado la razón de porque en retribución de sus méritos la habían enviado allí, sea como fuese abrió la puerta y una animada guardia le saludo cordialmente.

- Buenos días marquesa Serket. – saludaba la guardia. – Soy Astrid Thulle, prefecta de la guardia.
- Buenas ¿a qué debo el honor de su visita?
- ¿Me permitiría pasar?
- Ya que.

Dentro de uno de los salones del castillo Astrid empezó a contarle a Vriska de lo sucedido, sobre un fugitivo en sus tierras.

- Si me contaron que atacaron la prisión, no me esperaba que uno se escapara, los Keanne son unos tontos descuidados. – decía Vriska de manera altanera.
- Lo se lady Serket pero no se burle de ellos, fue un pequeño incidente.
- Si hubiera sabido de un reo fugitivo en mis territorios ya hubiera actuado.
- Al parecer mantiene un bajo perfil, según los espías se habría ocultado en algún de estos poblados.
- ¿Y por qué Su Excelencia los envía a ustedes?
- Si hay alguien que sabe rastrear criminales somos nosotros los teraferox.
- Que lindo, actuando como sabuesos.
- Parezco más un gato.
- Como sea ¿puedo saber quién es?
- Es información clasificada.
- Y un demonio, díganme para poder patear su cara.
- De acuerdo, se llama Aysha.
- ¿Aysha? He escuchado ese nombre.
- ¿Enserio?
- Era seguidora de un loco que conocí que amaba los caballos, pero no he sabido mucho de ella.
- Ya veo.
- Así que la quieren atrapar, no la creo tan peligrosa.
- Posee en sus manos un arma que había robado de la prisión.
- ¿Un arma?
- Una espada.
- Espada, creo que puedo ayudarles.

En ese momento otra visita había llegado, era la misma emperatriz Arquezan que acompañada de la vicaría imperial Alheena Propus entraron al castillo.

- Lamento interrumpir señoritas. – hablo Arquezan.
- Oh majestad ¿no debería estar con Harry? – pregunto Vriska siendo interrumpida.
- Silencio.
- ¿Qué dijo? – pregunto Alheena.
- Nada lady Propus.
- ¿A qué debo el asunto excelencia? – dijo Vriska.
- Quiero atrapar a esa tal Aysha, lo que tiene en sus manos, según me dijo Su Santidad, nos puede ayudar en algo.
- ¿La espada?
- Así es.
- Le dije a tu prefecta o lo que sea que ayudaría, atrapar a un criminal y entregarlo a la justicia seria divertido.
- Solo no se exceda marquesa Serket, le acompañare.

Historias de la Tierra C: Los Capítulos PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora