8.

106 6 4
                                    


Cuando le pierdes la confianza alguien, tienes dos opciones: o te alejas o te comportas tal cual y un hipócrita. Pero que fortuna tienen las personas que pueden decidir el transcurso de sus vidas.

Llevo casada más de cuatro años con este sujeto que parece estar destinado a arruinar mi felicidad. Al principio se comportaba como un príncipe azul, pero con el paso del tiempo se obsesionó con cada una de mis acciones y palabras, hasta tal punto de violentarme no solo de forma psicológica sino física. No podía hacer nada para defenderme, pues gozaba de un poder que no comprendía, nadie le alegaba ni se atrevía a ponerse en su contra.

— Te he dicho que no me contradigas en absolutamente nada. — Su carácter imperativo hace que la mesa quede en silencio. — Eres mi mujer, estás para complacerme, para apoyar todo lo que hago y digo, no para refutar cuando menos lo necesito. Debes estar detrás mío, solo así podré protegerte.

Ojalá pudiera hacerle tragar esas palabras.

Agacho la cabeza, evitando un golpe. Pero, mi mente viaja a aquel día hace tres años.

«Flash back:

Salgo del consultorio médico, con una sonrisa plasmada en el rostro pues conozco el sexo del bebé. Será niña, una hermosa princesa que iluminará mis días por lo que me queda de vida.

Me subo al carro con ayuda de los guarda espaldas, Bruno ha estado algo celoso desde que se ha enterado de mi embarazo, pero debe ser normal, efecto de un padre. Al llegar a la mansión subo con cuidado las escaleras, lo veo sentado con las manos en la barbilla y una cara de querer asesinar a medio mundo.

Estoy emocionada por darle la noticia, espero reaccione muy bien.

—Explícame de qué trata esto. – Lanza unas imágenes en su escritorio y me acerco con duda a verlo.

Somos Star, Julio y yo, comiendo una hamburguesa y riendo juntos.

—¿Mis amigos? – Respondo con ironía.

—Vas a dejar de verlos. – Establece levantándose. — Me molesta Star, es una mala influencia para ti y Julio puede aprovecharse de mi mujer.

No comprendo sus palabras y me causan mucha ira, cómo es posible que me esté diciendo eso, no es mi jefe ni debo seguir sus caprichos.

—¿Qué te sucede? ¿Por qué me estás prohibiendo tener amistades? No te haré caso, eres mi esposo, no estás para darme órdenes.

—Soy quien paga tus lujos, tengo derecho a involucrarme en tu vida. Por ende, puedo hacer lo que me venga en gana porque aceptaste casarte conmigo y unir tu vida a mí.

No estoy reconociendo esta fase de Bruno, es algo nuevo y no sé cómo tomarlo, qué decir o cómo reaccionar.

—Te pediré el divorcio entonces. – Concluyo con algo de miedo. La vena de su cuello se remarca con violencia y empieza a respirar fuertemente.

— Yo te amo, Grace y tú a mí, no harías eso. Me encargaría de asesinarte primero.

La sangre se me hiela, ahora la que respira con pesadez soy yo.

— Creo que necesitas calmarte, me iré... — No completo la oración porque se lanza a mi cuerpo y me toma por el cuello haciéndome caer al suelo. — Bruno, no me toques de esa forma.

— No serás de nadie más que de mí, eres mi esposa, me juraste lealtad y estoy segura que desde que estas embarazada has tenido más libertades de las que deberían permitirse.

— ¿Qué ha sucedido contigo? No eras así. — Respondo con un hilo de voz.

— Que no soporto que respiren a tu alrededor.

Bad Captive | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora