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BRUNO

La ira hace parte de mí sistema, no puedo creer que tenga tantos subnormales, imbéciles e incapaces trabajando para mí.

El pasaporte del imbécil que tengo como trabajador ha sido cancelado de la nada, sin justificación, sin argumentos que me permitan entender el por qué.

Ahora Grace está sola con Roux y ninguno de mis trabajadores ha podido volar hacia la isla. Me enerva no tener el control de la situación, porque después de unas horas, mágicamente todos tenían el pasaporte cancelado. Odio no saber qué hace, dónde está, cerca a quién, con quién.

Esta mierda es muy extraña y debo averiguar qué sucede.

- Estás despedido. No quiero volverte a ver en esta ciudad y si es posible escóndete debajo de las piedras, pero de otra galaxia porque te encontraré y asesinaré.

- Mi familia...- Está a punto de caer rendido en lágrimas.

- Tu familia no aparecerá descuartizada si haces lo que digo. ¡Lárgate ya mismo! -Ordeno.

Las lágrimas se desplazan por su rostro, aún recuerdo la vez que rogó por trabajo sólo porque no tenía qué comer y justo ahora que lo consideraba uno de los más leales se da el lujo de fallar en su única labor que es vigilar a mi esposa.

No tienen dificultad, se ganan una buena pasta y me dan un informe relatando hasta cuántas veces Grace respira al día. Hago pasar a Samantha, quien está nerviosa y a punto de llorar, odia cuando me ve de esta forma y yo lo odio aún más porque no la quiero golpear.

No sin una buena razón.

- Quiero que te comuniques ya mismo con tu prometido, necesito saber todo con detalles. - Acentúo con fuerza la palabra y ella no responde. - Si no quieres perder estos días conmigo, porque de otra forma agarro un maldito avión y me voy a buscar a mi mujer.

Doy vueltas por todo el estudio, no confío en ningún hombre cerca de ella. No confío en lo que pueda llegar a suceder, pero el joven Roux me dejó muy claro ese día su interés por Samantha y con la rudeza de sus besos, el que supongo es un interés innato hacia mí.

- Confía en él, está muy interesado en mí. - Pide Samantha. - No tienes por qué preocuparte. Ya hablé con él hace un rato y las cosas van con tranquilidad, no deja que nadie se acerque a Grace y aunque mantiene su distancia, le presta mucha atención.

Yo ruedo los ojos y tiro las cosas que están encima de mi escritorio.

- ¿Acaso no ves que no puedo estar tranquilo cuando se trata de ella? - Me paso las manos por el cabello desesperado.

- Eso no es amor. - Me mira aterrada.

- ¿Entonces qué se supone que es? - La ironía llena el tono de mi voz. – Ilumíname.

- Obsesión. -Aprieto los puños tratando de que ninguno llegue a la cara de la rubia que tengo enfrente.

No digo nada más, no respondo a su estúpido comentario y pateo las cosas que hay en el suelo para poder pasar hasta mi silla.

- ¿Qué pasó con el cargamento? ¿Llegó a su destino? - Me cruzo de brazos esperando al menos una buena noticia en lo que lleva del día.

- Una de las chicas escapó. - Ojeo unos documentos que lleva en sus manos y me entrega.

Se sienta en el otro extremo con las piernas cruzadas esperando una respuesta. Raramente esto sucede, pero no veo solo a una de ellas, veo el rostro de 3 mujeres con todos sus datos.

Una rubia de ojos azules, la más bella de todas y una virgen excepcional que tengo guardada desde hace aproximadamente cinco años. Criada en una familia conservadora y con ansias de comerse al mundo de una sola mordida. La patética e ingenua, se dejó llevar por falsas mentiras de un modelaje falso, así caen todas, eso demuestra lo estúpidas que son. Sus familias tardan años buscándolas, pero jamás vuelven a verlas y no me genera pesar, se lo merecen por haber buscado donde no las llamaron, a la boca del lobo que vendría siendo yo.

Las otras se ven insulsas, nada fuera de lo común, pero al parecer los hombres millonarios tienen gustos banales en los que no pierdo el tiempo por mostrar interés. Al fin y al cabo, sólo me importa el dinero, así puedo darle a mi mujer lo que merece.

- Acá no veo que sea una sola chica. - Espero una buena respuesta.

- Las otras dos están muertas. - Replica con desinterés mientras se mira las uñas.

- Una de ellas era virgen y era la mejor de todas las que hemos tenido. - Mi tono de voz es de evidente molestia.

Ella deja de verse las uñas y me observa con cautela. Justo ha muerto el único objeto que era más solicitado, la virgen.

- Yo...- Me levanto con fuerza. - No... - No estoy dispuesto a soportar más desfachateces, si alguien trabaja para mí debe hacerlo bien o se puede largar a la mierda tres metros bajo tierra. - Sabía...

El pánico se apodera de su ser y sé que no le daré el castigo que se merece, simplemente la tomo de su cabello y la arrastro por todo el piso del estudio, haciendo que se corte con las cosas rotas del suelo.

Sus gritos no me remueven el interior, al contrario, más rabia me da. Antes que ser mi amante es mi trabajadora y debe hacerlo bien.

- ¡Te dije que este cargamento era el más importante, trae latinas, europeas, asiáticas y han pagado millones por ellas! ¡La mejor de todas se ha escapado, mierda! ¡Iban a pagar cien millones de dólares solo por una noche!

Elisa consiguió los contactos, no puedo llegarle con esta estupidez en el punto en el que estamos.

Sus sollozos me hacen cerrar los ojos y respirar con lentitud.

- Está bien, cometiste un error. - La ayudo a levantar - Solo por esta vez te salvas ¿entiendes? Porque el culpable fue el que manejaba el camión y el que se encargaba de supervisar que todo marchara correctamente.

Acuno su rostro en mis manos y le doy un beso.

- No llores. - La tranquilizo y parece funcionar. - Vete y consigue que lleguen sanas y salvas las que faltan. También escoge una ciudad, vamos a atrapar a más de ellas. Por tu bien, deben ser de primeras y vírgenes. - Amenazo.

Después de acatar mi orden y tratar de controlar su patético drama, Samantha sale de mi estudio con las manos temblando.

Yo me fumo un cigarro mientras observo por el balcón, extraño los labios de mi mujer, su hermoso cabello, sus ojos, extraño todo de ella.

Mi móvil vibra en mi pantalón, apago el cigarro y reviso el contenido del mensaje que acaba de llegar.

De: Gareth.

Para: Mí.

Mensaje: Tengo la información que me pidió. Debemos reunirnos.

Finalmente, saldré de las dudas que la sospecha me ha sembrado y no me permite sentir tranquilidad.

***

¡Hola!

¿Cómo han estado? Yo he dormido mucho, pero ya es hora de aprovechar un poco más las vacaciones que tengo.

¿Cuál es su plan favorito? ¿Qué les gusta hacer?

Gracias por seguir aquí y tener paciencia. ❤️

Bad Captive | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora