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NARRADOR OMNISCIENTE.

Tic tac, Tic tac, Tic tac.

El sonido del reloj hacía eco en los oídos de Grace, estaba preocupada porque Aiden habría recibido una mala noticia esa mañana. No quiso interrumpir el espacio que él seguramente necesitaba, así que optó por darle su tiempo para que pudiera calmarse y exteriorizara lo que le estaba sucediendo.

Había buscado en YouTube un tutorial de cómo hacer cupcakes, eso la ayudaría a distraerse de lo que estaba sucediendo tan sólo por un momento. Pero gran error confundir la sal con el azúcar. Nadie se comería esa basura y el primer mordisco la había enviado al baño a vomitar todo.

Aiden, por su parte, sentía cómo su pecho subía y bajaba con fuerza, la tristeza que tenía era consumida por la ira que sentía hacia ese maldito hombre que le había destruido la vida años atrás. Se enteró que su preciada pequeña había sido identificada en uno de los camiones que la destinarían a un lugar de poca monta. Por suerte, la chica que había escapado encajaba con la descripción, aunque lo que no sabía es si era aquella quien había sobrevivido o de las que la muerte las había acunado en sus brazos.

Tenía miedo de lo que pudiera pasar con ella. Caín había podido escuchar gracias a la ayuda que Grace había prestado con las microcámaras con audio incluido, todo lo que Bruno, Elisa y Samantha habían hablado del tema. Era un traslado con varias mujeres a cambio de una suma millonaria de dinero.

Solo rogaba al cielo que su hermanita estuviera bien.

No quería hablar con Grace, se había encerrado en su habitación durante toda la mañana, sin probar algún bocado del desayuno que Grace le había preparado, simplemente se limitaba a observar sentado en una silla un punto de la nada, mientras se sumergía en sus más profundos sentimientos.

Llevaba siguiendo su rastro desde hace años y estaba tan cerca pero de sus manos se arrebató la posibilidad de recuperarla.

Cuando estas cerca a la meta, que te arrebaten la posibilidad de salir invicto jode más que cuando sabes que faltan años luz para que logres lo que te has propuesto a largo plazo.

Odiaba a ese hombre, odiaba aún más el tener contacto cercano a él y no poder arrancarle los ojos dándoselo de comer a los animales, pero sabía que incluso ellos tendrían una indigestión de llegar a probar algo relacionado a ese maldito hombre.

Debía ser paciente, estaba cerca aunque no lo creyera, solo era cuestión de no dejar que su camino tomara las riendas equivocadas.

***

Al otro extremo de donde esta inusual e indescriptible pareja se encontraba ubicada, Bruno estaba reunido con el señor Gareth, el hombre encargado de tramitar todas las documentaciones que necesitara el jefe. Un hombre cegado por el dinero, que aunque tenía un buen puesto en la embajada, siempre quería más. Por esto se vendía al mejor postor y su nombre era Bruno.

Gareth era un pelirrojo, muy delgado para los exorbitantes platos que solía comer, con gafas que se empañaban a cada nada y con solo echarle una mirada rápida, cualquier persona dudaría de la clase de persona que en realidad era. Como bien es conocido, las apariencias engañan y Gareth aparentaba ser todo lo relacionado con la palabra «zopenco» menos corrupto. ¿Quién se iba a imaginar qué ese raquítico tendría más dinero que todo el patrimonio de sus compañeros de trabajo reunido?

— ¿Qué era tan urgente que no podías comunicarlo a través de una llamada telefónica? — Bruno se bajó los lentes de sol y cruzándose de brazos, le dio una mirada que Gareth no pudo sostener debido al escalofrío que le recorrió su espina dorsal.

— Me han estado investigando, tengo al gobierno pisándome los talones. —El asustado Gareth en su mente suplicaba que fueran ideas suyas producto de su imaginación.

Bad Captive | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora