Capítulo nueve
—¿Realmente te gustan estas películas? —se remueve un poco pero no dejo la posición en la que estoy— Hai, si quieres podemos cambiarla, me estás rompiendo las costillas —se remueve de nuevo, pero sin éxito de sacarme de donde estoy.
Tengo el rostro escondido en las costillas de Austin, ni siquiera sé por qué decidí ponernos a ver esta película.
—Bueno... —saco un poco el rostro de sus costillas y fijo mi mirada en la pantalla— no está tan mal ¿verdad?
Mi mano está en su pecho y puedo sentir como este se mueve a causa de su risa.
—No, más bien es una película ab...
—¡AAAAAAAAAAHHHHHHHH! ¡NO, NO, ¡NO! ¡NO PUEDO NO PUEDO! —grito mientras salto encima de él, quedando ahorcajadas encima de su torso y cubriendo mi rostro con ambas manos y posándola en uno de sus hombros.
Él se encarga de acariciar mi espalda, y lo escucho reírse un poco pero no me importa, jamás fui fan de ver películas de terror, pero Austin me dijo para ver una y me la quise dar de valiente diciéndole que sí, pero la realidad es que estoy a nada de hacerme pipí por el susto.
Desde que Austin y yo nos arreglamos hace aproximadamente una semana, nos vemos casi todos los días, algunos vamos al parque, otros a comer helados, y hoy decidimos quedarnos en mi casa y ver películas.
Por ello nos encontramos en el sofá de mi casa con las luces muy bajas y el televisor reproduciendo una película que yo claramente no terminaré de ver ni porque me paguen, además mis padres no están, ambos sumergidos en trabajo, y Dylan está en la universidad, estamos solos.
La película va por la mitad, y en los primeros veinte minutos yo ya había derramado las palomitas al suelo por un susto tonto, Austin se ha estado riendo desde entonces.
—Todo estará bien mi pequeña Hai —siento como la sala queda más oscura ya que él apago el televisor— mira ya apague la tele.
Levanto mi cabeza y confirmo lo que estaba diciéndome, una de sus manos está en mi espalda mientras la acaricia para darme un poco de tranquilidad y lo está logrando.
—Lamento si estoy comportándome como una niña —digo aún sentada sobre él— realmente quería ver la película, pero me da demasiado miedo —bajo mi mirada mientras que poso mis manos en sus muslos.
—Entiendo, no tienes de qué preocuparte, pasando tiempo contigo estoy bien ¿Vale? Todo estará bien —alzo la mirada para encontrarme con esos ojos color canela que desde que me entregó la pizza y me hizo hablar sin pensar las palabras primero, me traen atontada.
No digo nada, en respuesta subo una de mis manos a su rostro y la coloco en su mejilla mientras que muevo mi pulgar de arriba abajo en muestra de cariño.
Él abre y cierra sus ojos disfrutando mi gesto, sus ojos encuentran los míos y noto que sus pupilas se dilatan al verme, leí que eso sucede cuando una persona observa a quién le gusta.
La mano que antes estaba en mi espalda baja hasta mi cintura y me empujan más hacía su torso, ocasionando así que mi pecho quede a la altura del suyo, que nuestras narices estén a menos de un centímetro de distancia, puedo sentir su respiración colarse con la mía.
Mi pecho sube y baja descontroladamente ante la cercanía de nuestros cuerpos, estoy comenzando a sentir un poco de calor y no por el calentamiento global, eso lo puedes tener por seguro.
Cierro mis ojos un poco para poder calmar mi respiración, pero al instante siento sus labios sobre los míos mientras que se acomoda mejor en el sofá donde nos encontramos.
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La otra cara del amor
Teen FictionTodo lo que conocemos por amor es aquello que leemos de libros, de eso que vemos en películas y series; soñamos con tener, conseguir y vivir ese amor que hemos visto/leído anteriormente, ese amor lleno de pasión, aventura, locura, drama y sobre todo...