Capítulo Diez

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Capítulo diez

Jason quedó tambaleante ante el golpe que le proporcionó Austin, pero eso no dejó que aún sin estar en sus cinco sentidos el atacado devolviera el golpe a su respectivo atacante, quién me paso y ahora se encontraba frente al borracho inoportuno.

Ambos cayeron al suelo luego de que Jason cayera debido a su estado de ebriedad, al verlos desesperados reaccioné y salí de mi estado de shock.

—¡Basta! ¡Basta chicos! —grité acercándome a ellos, pero aparentemente mis gritos eran en vano porque ellos siguieron en su pelea. Intenté interponerme entre ambos, pero solo recibí un empujón de regreso haciéndome caer de culo.

—¡Joder chicos, que basta! —me levanté al oír la voz de mí salvador, él que haría que esos dos dejaran de golpearse.

Dirigí los ojos a quién le pertenecía la voz y vi a mi hermano acercarse a donde estaban tirados Jason y Austin, este último con sangre saliendo de su barbilla, mientras que él primero estaba con una ceja partida.

Me acerqué y tomé por un brazo a Jason, mientras mi hermano sostenía a un furioso Austin, entramos con ambos a la casa y me apresuré por buscar un poco de algodón y alcohol para curarles las heridas.

Al volver a la sala donde los improvisados luchadores estaban sentados le di un poco del algodón y alcohol a mi hermano quien se encargó de curar a Austin, mientras que yo lo hice con Jason.

­—A ver... Me van a tener que explicar como carajos fue que llegaron a ese punto.

—Pues yo estaba con tu hermana charlando tranquilamente —mintió, pude sentir mis mejillas incendiarse al recordar lo que sucedió antes de que Jason llegase— en el sofá y llamaron a la puerta, era él —lo señaló con su dedo índice— totalmente borracho y comenzó a decir idioteces, me sacó de los cabales y me le fui encima.

—Concuerdo, el repartidorcito empezó —agregó Jason, luego arrugó el rostro en señal de dolor por qué apreté excesivamente el algodón que tenía sobre su ceja.

—Cállate, sino dolerá más —advertí.

—Cállame a ver — olvidaba cuan fastidioso se ponía Jason borracho.

—¿Me estás retando? —enarque una ceja retadora.

—Quiero verte hacerlo —susurró muy cerca de mi rostro.

En ese momento sentí como todo a mi alrededor pasaba a segundo plano, que esos ojos color avellana me atrapaban e indagaban en mi alma, podía sentir el escaneo hacia mi interior, su mirada a pesar de estar bajo las el alcohol era penetrante y fuerte.

Sentí mi mundo irse de cabeza, olvidé la pelea de hace segundos, olvidé que Austin estaba detrás de nosotros siendo curado por mi hermano, olvidé todo lo que había avanzado.

Solamente recordé lo que siento por Jason, esa sensación de estar en casa era tan abrumadora y placentera que me respondí a su acción acercándome más hacía su rostro, a una distancia donde su aliento y el olor a alcohol inundó mis fosas nasales mientras podía escucharle inhalar y exhalar.

Ahí en nuestro "momento" cómo solía llamarle yo, escuché un carraspeo detrás de nosotros, que me hizo caer en la realidad. La realidad donde Austin está siendo curado por mi hermano, y es el chico con el que estoy saliendo.

Dirijo la mirada hacía esos dos y el rostro del que me hace decir las cosas sin pensarlas antes está roja por la rabia, y si las miradas dispararan, podría apostar que Jason estaría como colador. Con mil huecos en todo su cuerpo.

Aprieto más fuerte el algodón que sostengo en la ceja de Jason haciendo que este se queje de dolor — Ya te callé, ahora cierra la puta boca y mantente alejado — Suelto molesta, y no tanto molesta con él, en el fondo estoy más enojada conmigo misma.

La otra cara del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora