Capítulo Doce

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Capítulo doce 

Sin importar que mis manos estuviesen mojadas y llenas de un poco de jabón rodee mis brazos alrededor de su torso mientras lloraba con mi rostro pegado a su pecho, sus brazos se posaron en mi cintura y su mejilla estaba recostada en mi cabeza.

La preocupación por mi padre sigue presente, pero en los brazos de Austin me siento segura y protegida. Estoy un poco molesta con mamá por haber decidido dejarme, pero tenía razón peor fuera que yo pescara alguna enfermedad y complicara más las cosas.

No sé cuanto tiempo pasa, pero aún sigo abraza de Austin, separo mi cuerpo de él y seco el rastro seco de lágrimas en mis mejillas y por debajo de mis ojos. Al instante siento un picor en los ojos, paso mis manos por mis ojos intentando quitar lo que sea que me haya caído en ellos, pero solo logro intensificar el picor.

—¡No te pases las manos! —escucho a Austin indicarme alarmado— Tienes jabón en ellas y provocaras que te piquen más, ven a enjuagártelos —me lleva hasta el fregador y ya estoy llorando por el picor y soltando varios quejidos.

Luego de sacarme el jabón que amenazaba con dejarme ciega seco mis ojos con el cuello de mi camisa —Gracias por ayudarme, y gracias por quedarte no debías hacerlo— comento arreglando mi camisa, aún de espaldas a él.

—Siempre estaré para ti Hai, jamás dudes eso —me giro y estamos tan cerca que puedo sentir su respiración hacerse una con la mía, sus ojos viajan desde los míos hasta mis labios, no puedo evitar mojarlos.

Sin esperar más él cubre mis labios con los suyos al tiempo que sube sus manos y las posa en mis mejillas, al principio estoy en shock, luego me relajo un poco y comienzo a corresponderle el beso.

No puedo evitar aceptar que extrañaba sus besos, la forma suave en que sus labios se mueven encima de los míos, y en como sentía todo tan dulce. Todo a nuestro alrededor está en silencio, y solo se puede escuchar el sonido de nuestros labios y respiraciones un poco pesadas.

Se separa de mi y parece caer en cuenta de lo que hizo, pasa una mano por su cabello como lamentándose acerca de algo —Lamento haberte besado, no debí hacerlo, tú dijiste que no estabas lista yo debí respetar eso no habe... — lo interrumpo posando mis labios encima de los suyos.

El no tarda mucho tiempo en tomar el control del beso que ahora no es suave sino más fogoso, y apasionado. Sus manos suben por los costados de mi abdomen enviando pequeños corrientazos por todo mi cuerpo, colocando mis pelos de punta, las sube hasta posarla en mis pechos por encima de la camisa y haciendo que un gemido escape de mí.

Bajo mis manos de sus mejillas y las cuelo por dentro de su camisa, tocando su tonificado abdomen, está caliente y me encanta lo que mis manos están palmando. Sus manos masajean mis pechos y no puedo evitar volver a soltar un gemido ¡Este hombre me va a matar!

Mis manos curiosas por más levantan la camisa y despego mis labios de los suyos para deshacerme de la prenda, la aviento por algún lugar de la cocina y observo ese abdomen tan sexy, por donde justo ahora quiero pasar mi lengua.

¿Qué carajos Hailey? ¿Por qué piensas eso? Reclama mi conciencia, pero no tengo tiempo ni quiero escucharla, estoy muy caliente como para echarme para atrás justo ahora.

Él estira sus brazos hasta mi cintura y me alza hasta enredar mis piernas en su cintura sintiendo su erección rozar con esa parte sensible de mí, tomos sus mejillas entre mis manos y vuelvo a unir nuestros labios, siento como posa sus manos en mi trasero, lo aprieta un poco y una presión se posa en mi vientre.

Comienza a caminar hasta entrar a mi habitación —es perfecto se haya aprendido el camino por si solo— entra y cierra la puerta detrás de él, avanza otro poco hasta arrojarnos en la cama aun besándonos, le hago espacio entre mis piernas.

La otra cara del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora