Capítulo Quince

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Veo mi reflejo en el espejo y no es Hailey Cooper, es el rastro de ella. Tengo unas grandes bolsas debajo de mis ojos, alrededor de ellos está algo oscuro por las noches que he pasado en vela en el hospital, he bajado de peso por lo que he comido poco durante todo este tiempo, mi cabello está totalmente descuidado y poco agarrado en una coleta algo alta cabellos sueltos por todos lados dejan saber lo poco que me he esforzado en peinarme esta tarde.

Mi camisa desgastada gris tapando la cinturilla de mi mono holgado que llega hasta mis tenis deportivos viejos que estaban guardados en mi clóset desde hace mucho tiempo. No llevo ni una pizca de maquillaje ni tampoco ganas de llevarlo.

Por otro lado, mi madre también ha bajado de peso, no se arregla tanto y no hay día en el que no llore. Y Dylan creo que es el único que está un poco más cuerdo entre nosotras, y aunque no está en sus mejores condiciones físicas, no está tan mal, no sé cómo le hace para que no parezca afectarle, y sí, sé que es para que mi mamá y yo no lo pasemos peor, porque lo he pillado un par de veces llorando a escondidas en el baño o cuando entra a ver solo a papá.

Hoy nos toca quedarnos a mí y a Dylan, mi madre va a ir a casa a descansar un poco. Mi hermano se encuentra sentado en un pequeño sofá al lado de la camilla donde está papá, viendo un programa en la televisión, yo estoy frente al pequeño espejo en el baño que posee este cuarto de Hospital.

Mis ojos se llenan de lágrimas al pensar en todo lo que ha estado pasado, pasamos día y noche acá en el hospital cuidándolo, estando pendiente de su estado de salud, como mejora o se mantiene todos los días. Theresa, Fernanda y Esther han pasado por acá a ver como estoy y les aprecio tanto la molestia de haber venido, Austin también vino hace un par de días, y aunque las cosas entre nosotras estuvieron un poco tensas por que mi conciencia no me dejaba en paz por lo que había sucedido con Jason, la convivencia fue tranquila y llevadera a pesar de las circunstancias.

Este último viene todos los días luego de salir del instituto, ha estado cuando me he derrumbado y me ha prestado su apoyo para mantenerme de pie, es gratificante tenerlo conmigo en estos casos. Y sí, mis sentimientos por el son más confusos y fuertes con el pasar del tiempo. Viendo su apoyo en estas situaciones nada me quita de la mente que sólo somos y siempre seremos amigos, por qué se que eso es lo que él siente.

Abro el grifo del lavamanos, lleno mis manos para humedecer un poco mi cara y cambiar mi aspecto, coloco ambas manos a cada lado del lavamanos mientras mi cara se sostiene en el aire viendo hacia abajo, las gotas de agua de mi rostro caen en el lavamanos y se pierden por el desagüe.

Yo podré con esto, sé que podré, sí puedo. Me susurro a mi misma para darme fuerzas y salir a la habitación donde está mi padre en coma. Seco mi rostro con una toalla blanca que se encuentra en el baño y salgo, encuentro a mi hermano comiendo un sándwich de pollo que pidió con una malteada a su lado.

—¿Estás bien Hai? —pregunta cuando me siento en el sofá cama a un lado de la camilla donde está mi padre acostado con todos esos artefactos pegados a su cuerpo.

—Sí —suelto como un robot, como si estuviese programada para decir ello.

—El doctor dijo que podíamos desconectarlo, ha pasado un tiempo considerable Hailey, el cree que...

—Ni se te ocurra volver a decir eso —me agarro el puente de la nariz con mi dedo pulgar e índice—, ni siquiera lo digas en broma, no lo desconectaremos el estará bien, se recuperará lo sé.

—Hailey él está sufriendo, debemos dejarlo descansar, estará en un lugar...

—¡Dije que no, joder! —lo sorprendo gritando—, papá estará bien aquí con nosotros, no muerto, deja de engañarte.

La otra cara del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora