La verdadera cara de la vida

CAPITULO 4

Unos meses después con Sophia seguíamos igual de unidas que antes y me iba bastante bien en el colegio, era casi fin de año eso quería decir que nos iban a tomar algunas pruebas las cuales no me gustaban nada por bien que me fuera en el colegio.
Ese día después del colegio estaba en casa jugando con mis muñecas mientras Moro dormía, unos minutos después me acorde que tenía tarea de matemática así que me senté a hacerla. Una ves que la termine me fui a comer algo a la cocina, para después volver al cuarto, Moro ya estaba despierto, juge un rato con el para después percatarme de que eran las siete de la tarde asi que me fui a bañar y como no tenia hambre me meti en la cama para caer profundamente dormida.
Al otro dia estaba por entrar a clases cuando escucho que alguien me grita
- Ey rarita!- Me paralice para seguido escuchar
- ¿Qué pasa?¿Me tenes miedo ahora que estas sola?- Me di vuelta con furia y vi a Agustin y a sus “amigos” los cuales no me caian para nada bien. Lo mire fijamente para gritarle
- ¿¡Que queres ahora Agustin?!- Dije furiosa, no le sacaba la mirada de encima ni a el ni a ninguno de su grupo
- ¿Es cierto que sos huérfana?- Solto con una sonrisa burlona, yo solo me paralice, nadie además de Sophia sabia eso.
- ¿Qui- Quien te dijo eso?- Solte con un poco de miedo y nervios que recorrían todo mi cuerpo, odiaba la idea de que supieran mi “Secreto” y me ponía muy nerviosa escuchar su respuesta ya que quería cualquier otro nombre que no sea Sophia.
- Fueron la directora y la profe técnicamente.. pero mi mama se entero y me conto- Solto de golpe calmando todos mis nervios y aumentando mi furia a lo cual procedi a ignorarlo y buscar a Sophia para contarle lo ocurrido, pero no la vi en todo el dia algo que se me hizo muy raro, en el momento no le tome importancia ya que supuse que estaría enferma o solo se sentía mal.
Cuando termino el dia mi tia me busco a lo que yo le conte lo ocurrido hoy en el colegio y pedirle si por favor podría hablar con la directora y mi maestra para que no le cuanten a cualquier persona que se les cruza que soy huérfana. Ella me aseguro que iba a hablar con ellas y yo le pedí si la podía acompañar ya que quería saber si sabían algo de Sophia.
Al día siguiente después del colegio me encuentro con mi tía esperando para entrar a la oficina de la directora, yo la salude y me senté al lado de ella una vez que nos abrieron la puerta pasamos y la primera en decir algo fui yo  
- Hola directora, antes de dejarla a solas con mi tía le quería preguntar si sabía algo de Sophia, ya que es el segundo dia que no viene a clases – dije amablemente
- Hola Emma, si sé que le paso a Sophia solo que nos olvidamos de anunciarlo hoy ahora que lo pienso- Dijo dando vueltas al asunto
- ¿Y qué le paso?- Solté directa
- Fue reubicada en otro orfanato ya que su familia temporal tenía que mudarse de ciudad- Soltó con un tono un poco frio
- ¿Qué?- Solté para después sentir como mis ojos se cristalizaban
- ¿Emma está bien?- Soltó mi tía con intención de calmarme y cuando se acercó a abrasarme yo solo la mire a los ojos para decirle que la esperaba en el auto, Salí de esa oficina a paso ligero con intención de que nadie me vea llorar una vez en la puerta del colegio busque con la mirada hasta que encontré el auto corrí hasta este y me encerré ahí a llorar mientras mi tía hablaba con mi directora.
Después de unos minutos vi como mi tía se acercaba al auto entonces me seque rápidamente un poco las lágrimas que caían por mis cachetes, cuando llego me pregunto cómo estaba yo le dije que solo me quería ir a casa con un tono un poco frio pero ella lo entendió completamente a lo que me miro con una media sonrisa fingida y nos dirigimos a la casa. Una vez ahí me dirigí directo a mi cuarto donde me esperaba moro yo solo lo mire con los ojos cristalizados y me tire en la cama mientras lloraba en silencio y moro me miraba dese debajo de esta.
Había perdido a mi única amiga debido a que no sabía cuándo nos volveríamos a ver o como comunicarme con ella. Después de eso me volví más fría que de costumbre y ya no le contaba a nadie que me había pasado durante el día o que había hecho solo a moro que sabía que no se lo contaría nadie por obvias razones… si creía que las cosas iban mal que mal estaba porque poco a poco fueron empeorando.