Capítulo 23

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Yoongi examinaba con quietud el pequeño corazón sobre su mano. Era una caja pequeña, en la tapa tenía las iniciales J Y. No recordaba desde cuándo la tenía, sólo un día despertó con ella entre sus manos, presionandola con fuerza y rastros de lágrimas. Nunca la había abierto, así que ahora se encontraba dudoso, pensando en qué hacer.

Decidió tomarse el asunto con calma, se sentía muy extraño desde ese día, como si siempre estuviera buscando a alguien en cada lugar al que iba, como si algo faltara. Entonces decidió ir al parque más cercano, se sentó en una banca favorecida por la sombra y el silencio le otorgó calma.

A cierta distancia escuchó risas y una plática muy animada. Habían dos personas más ahí, parecían ser menores que él.

—¿Ves? El aire fresco nos hace mejor que estar encerrados.— dijo uno de ellos.

—Ai...¿Aire?— el otro se tornó serio, dejando todo su ánimo atrás.— El aire...— pronunció con cierta tristeza.

—Sí, el aire...— el otro lo miro extrañado.— ¿Qué ocurre?

—No lo sé, de pronto me siento mal.— el opuesto se preocupó al escuchar eso y decidió actuar con rapidez.

—Cuando estoy triste los helados siempre me animan, deja que traiga uno para ti.— sin esperar respuesta salió corriendo a comprar lo mencionado.

El que se quedó decidió esperar, sentándose en una banca que quedaba justo frente a la de Yoongi, por un instante sus miradas se cruzaron y una especie de déjà-vu surgió en ambos. Ninguno dijo algo al respecto.

Un momento después el aire comenzó a soplar, la caricia del elemento con la piel de cierto chico le causó nostalgia y añoranza inexplicable. Soltó un suspiro y vió de reojo al chico pálido frente a él, parecía que él tampoco la estaba pasando bien.

—¡Ya volví!— anunció con dos helados en las manos.— ¿Jungkook?— el amigo del mencionado dirigió su mirada hacia lo que Jeon miraba atentamente.

—¡Ah, sí! Lo siento, Taemin.— reaccionó tardío.

—Es mejor que nos vayamos, el clima no parece ser muy bueno.— comentó, mirando las nubes grises acumuladas en el cielo.—

Yoongi vió a los dos amigos irse, sintió que debía seguirlos por alguna razón, pero no lo hizo. No se movió de la banca incluso cuando empezó a llover fuertemente. De alguna extraña manera el agua lo reconfortaba. Era lo que necesitaba para tomar su desición, definitivamente abriría la caja; algo estaba pasando y debía saber qué.

Sacó el objeto de su bolsillo y le dió una mirada más antes de retirar la tapa. La cara de Yoongi mostraba confusión y decepción, adentro sólo había agua, que se mezclaba rápidamente con las gotas de lluvia que caían sobre ella. Claro que su cara fue un poema cuando lo que parecía un gato bebé se formó de esa agua.

—Te gusta ser un gato mucho ¿no? — el chico de mejillas adorables rascaba la panza de un gato blanco, quién ronroneaba a su tacto

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—Te gusta ser un gato mucho ¿no? — el chico de mejillas adorables rascaba la panza de un gato blanco, quién ronroneaba a su tacto.

Yoongi tomó al bebé entre sus brazos, lo protegió de la lluvia escuchando sus tiernos maullidos, y se le removió el corazón.

-Yoonie...- llamó medio adormilado, gracias a las caricias que le brindaba el pelimenta.- Quisiera tener...- Cada vez sentía sus ojos más pesados -Blanquitos aquí. - colocó una mano en su propio vientre.- Sería muy lindo.- pronunció en un susurro con una sonrisa, quedándose así dormido.

No notó cuando estaba llorando, corría a su casa completamente empapado por la lluvia, mientras el gatito maullaba. A pesar de que no entendía esos recuerdos que acababan de pasar por su cabeza, sabía que quería proteger al pequeño animal del mundo entero.

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—¿SeokJin?

—Sí, ¿te conozco?

—Algo así, ven, sígueme.

—Si piensas robarme, que mala estrategia.

—¡No! Escucha, tengo más por hacer, así que escucha: Soy Hoseok, un mago, nos conocimos porque nos aliamos para derrotar al mago, que en realidad era mi hermano. Ahora no me recuerdas, tampoco recuerdas a tu novio Namjoon, que es la tierra...

—¿Qué?

—Ush, olvídalo, sólo mira esto.— con su dedo tocó su frente, regresandole sus recuerdos.— Nos vemos luego, tengo que ver a más personas.— le guiñó el ojo, desapareciendo después.

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