Capítulo 14

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-Maldita sea ¿Por qué dejé que me arrastraras a esto?- me quejo.

-A mí no me hables, tú quisiste ir primero -me susurra As.

Ambas estamos en el sistema de ventilación, dentro del techo del edificio. As está detrás de mí, y aunque el conducto es lo bastante ancho para que podamos desplazarnos sin problemas, ella olvidó mencionar su miedo a los espacios cerrados.

-Necesito aire ahora, salgamos de aquí rápido.

-Bien, As, al fin dices algo que en realidad tiene sentido.

Ella solo resopla como respuesta y comienza a avanzar más rápido. Un par de metros después escucho el chirrido de metal contra metal, hemos llegado. Oigo como descuelga la rejilla que cubre la entrada y casi sin hacer ruido, sale al exterior, yo la sigo.

Estamos en la sala de enfermería, el ala de "Cuidados Intensivos", según la placa sobre la puerta. Claramente es un área restringida para los soldados, es decir que solo el personal autorizado puede ingresar.

Supuestamente aquí es dónde están los soldados que necesitan ayuda psicológica, por eso creemos que si aún tienen a Mac, cosa muy poco probable, debería estar justo en este lugar.

As se queja pero la decisión final de hacer esto fue suya. El plan es entrar a esta sala e investigar un poco acerca de lo que hacen con los niños que se llevan.

Es una estupidez, lo sé, pero me lo propuso durante la cena. Al principio me negué, pero tenía que admitir que también sentía curiosidad... así que aquí estamos.

-Mierda...- murmura ella cuando accidentalmente patea una caja que está en el suelo. El ruido no es la gran cosa, pero en esta situación y con los nervios a flor de piel es casi un estruendo a nuestros oídos.

La habitación es muy grande, y aunque hay una fila de camillas que divide la sala en dos, no hay una sola persona aquí.

En la pared del fondo hay tres armarios pequeños cerrados con llave, y al lado cinco estanterías de cajas viejas y llenas de polvo con papeles mohosos y amarillentos.

Me acerco a uno de los armarios. Saco una navaja que me robé del entrenamiento de supervivencia y fuerzo la cerradura. Me lleva al menos un minuto, finalmente escucho el "clic" dentro del mecanismo y la puerta se abre. Es algo irónico que esté usando una de las técnicas que aprendí justo aquí.

Dentro está lleno de frascos, jeringuillas, guantes de látex, gasas y demás instrumental médico y quirúrgico. Algunos objetos se ven aterradores, pero lo que más me llama la atención es la cantidad de morfina que hay allí, y entre algunos de los otros frascos me parece que varias sí que son medicamentos neurológicos. Es un área médica, confirmado.

-Oye, mira esto- me volteo a ver a As. Está de pie frente a una puerta que hasta ahora no había notado. Quiere que entremos.

-No creo que esté sin llave, sería muy tonto- le digo.

Ella gira el picaporte y la puerta se abre. Me echa una mirada antes de entrar, yo pongo los ojos en blanco y la sigo después de cerrar el armario.

La habitación es bastante pequeña comparada con la anterior. De hecho tiene el tamaño de un armario normal. No está completamente en penumbras, un resplandor blanco sale de un panel de cristal en la pared de enfrente.

-Creo que aquí hay un interruptor.

As lo acciona, pero para nuestra sorpresa las luces no se encienden, si no que sucede otra cosa.

El panel de cristal que vimos antes se vuelve transparente, y nos deja ver qué hay del otro lado. Otra habitación.

Siento como se me hiela la sangre en todo el cuerpo, veo a As que también observa al igual que yo, con los ojos bien abiertos.

Reconozco el lugar, y al parecer ella también.

Es la habitación en la que estuve con la doctora Pam el día que llegué. Y justo aquí, dónde estoy de pie ahora, fue dónde murió Mike. El chico al que maté cuando apreté el botón aquella vez.

Siento que ha pasado una vida entera desde ese día. Aunque no ha pasado tanto tiempo.

Recuerdo que en aquel momento estaba muy conmocionada, acababa de revivir el peor momento de mi vida y me querían hacer entrar al ejército.

-¿Apretarse el botón?- me pregunta As, la observo pero ella aún mira el cristal, como si estuviera rememorando su momento allí -Ese día, ¿lo hiciste, no? Apretaste el botón y mataste a una persona por primera vez.

No, no había sido por primera vez, pero no tiene por qué saberlo -Sí, lo hice.

Ella asiente -Igual yo. La verdad no quería hacerlo, de éste lado estaba la que había sido mi profesora de historia durante muchos años. No podía ser uno de ellos, pero igual lo hice. No sé qué habría pasado si me reusaba. Tal vez hubiese acabado de este lado del cristal, y moriría a manos de otros niños tontos e inocentes.

-No digas eso, As. No estás segura.

-Sí, tienes razón.

- ¿Entonces eso es lo que hacen con ellos? Los que se vuelven "Dorothy" son enviados aquí a morir para engañar a más gente. Nos mintieron, ¿verdad? Nunca atraparon a los Otros, nunca los vieron, ni siquiera sabemos si en verdad tienen planeada una guerra o solo nos entrenan por si pasa algo- una horrible sensación se instala en mi pecho.

-Esto es una mierda- dice As.

- Salgamos de aquí, este lugar me da náuseas.

Nos quedamos unos segundos más contemplando la habitación, luego volvemos a la sala anterior, trepamos por la rejilla de ventilación y nos arrastramos lo que parece una eternidad hasta la rejilla que da al pasillo más cercano a los barracones. Salto los casi dos metros y medio de altura justo después de As, y veo que le de cinco barras de chocolate a un chico, al cual sobornó con dulces para que hiciera guardia en el pasillo. 

Más tarde, cuando ya estamos de nuevo en los barracones, en la seguridad de nuestras camas... todavía no puedo sacarme esa horrible sensación del pecho. El presentimiento de que algo verdaderamente malo va a suceder, y muy pronto.

Y yo no podré evitarlo.

La Quinta Ola - El Inicio (Ben Parish)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora