Bizcocho va al volante, Dumbo y Tacita en el asiento del copiloto y Hacha y yo atrás.
Recorremos el camino de tierra que suponemos lleva a Campo Asilo.
Hace media hora que secuestramos el Humvee y por ahora nadie nos persigue. Les llevará tiempo encontrar los cuerpos de los soldados, Hacha se aseguró de eso. Si no fuera por las manchas rojas en el suelo es cómo si allí nunca hubiera sucedido nada.
El camino de tierra termina en una calle de asfalto llena de marcas de neumáticos. A un lado está el bosque, al otro, el campo que forma parte de la base militar.
Cuando ya estamos a unos pocos kilómetros y podemos ver el lugar claramente, el piso se sacude con fuerza y vemos que el techo de la base se parte y empieza a hundirse. Llamaradas de fuego que parecen salidas de una película de ciencia ficción parten el cielo nocturno e iluminan todos los alrededores.
-¿Pero qué está pasando?- pregunta Dumbo. Nadie le responde. Nadie sabe qué responder.
-¡Apresúrate Bizcocho!- dice Hacha.
El niño pisa el acelerador a fondo y recorremos el asfalto en unos pocos segundos.
Las murallas exteriores caen como si fueran de cartón, las torres gemelas de las hogueras de humo negro se desploman y luego explotan. Pero lo más impresionante no es eso, si no el enorme avión que está despegando en la pista.
-¡Rodea la base, ve hacia allí!- le grito. Es difícil escuchar nuestras voces con el estruendo de las explosiones y destrucción a nuestro alrededor.
De un volantazo cambiamos de dirección mientras el piso se resquebraja y se abre a nuestro paso. Aparecen grandes grietas capaces de tragarse un camión blindado y nos obligan a avanzar en zigzag para evitar caer al centro de la tierra.
-¡Están evacuando el lugar!- Hacha grita en mi oído -Pero las explosiones...- se encoje de hombros.
-Yo tampoco tengo idea- le respondo negando con la cabeza.
Treinta, veinte, diez kilómetros...
¿Ben, dónde estás?
Y entonces lo veo, justo en medio de la pista. Lleva algo en la espalda: es Frijol.
-¡Bizcocho, allí están!- le digo. El asiente y cambia de dirección para acercarse.
Pero hay alguien más. -Ice, es un doctor y creo que un soldado- grita Hacha.
Miro de nuevo, Hacha tiene razón.
Hay un soldado también, pero el otro sí es Ben, lo sé. Reconocería la figura de sus hombros en cualquier parte.
-¡Es él!
Estamos muy cerca conduciendo directo hacia ellos. Ben nos ve y sigue corriendo.
Está tan cerca...
Otra explosión sacude el lugar y se forma un enorme pozo negro donde antes estaba el complejo. Se traga los restos de escombros y las llamaradas suben al cielo una vez más, como para demostrar su poder. Ben no se cae, sin embargo el soldado que le sigue sí.
Bizcocho frena justo delante de él y yo abro la puerta. Me pasa a Frijol, así que lo sostengo como si no pasara nada y lo pongo a mi lado, luego veo que Ben se devuelve.
¿Qué hace? El piso se está deshaciendo.
Ha vuelto por el soldado. Ya casi no lo veo, se está cayendo por la grieta hacia la explosión y Ben intenta subirlo.
Pero tiene una herida muy reciente, y no va a poder solo.
Me bajo del vehículo de un salto y corro hacia él. Tomo la muñeca del soldado con ambas manos y tiro con todas mis fuerzas, y aunque pesa como el demonio lo consigo. Corremos de vuelta, casi arrastrando a aquél extraño por el cuál Ben arriesgó su vida.
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La Quinta Ola - El Inicio (Ben Parish)
FanfictionLa Quinta Ola - El Incio "Los Otros nos crearon, y lo van a lamentar" ... El mundo funcionaba como siempre, normal. Hasta que los otros llegaron, y lo cambiaron todo. ESTA OBRA ES UN FAN FIC DE "LA QUINTA OLA"...