Capítulo 10

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Nos levantamos a las 5 a.m. como siempre. Arreglamos nuestros catres sin que quede una sola arruga porque a Walker le encanta gritarnos por cualquier cosa.

Yo estoy completamente despierta, casi no pude dormir la noche anterior pensando en Ben, en que está aquí conmigo.

-¡Despeguen el culo de las sábanas, maricas!- dice nuestro Sargento mientras algunos aún bostezan. Se pasea por la habitación, observándonos -¡Hoy van a dejar de ser unas nenitas cobardes y se van a convertir en puré de papas en el campo de entrenamiento! ¿Tengo razón?

-¡Señor, sí, Señor!- respondemos todos.

-¿Saben también que otra cosa son? ¡Unas tortugas! ¡Por que hace diez minutos que deberían estar dando vueltas en el campo! ¡Así que vayan! ¡AHORA!

-¡Señor, sí, Señor!

Salimos de allí antes de que nos ordene otra cosa, y nos dirigimos al patio.

Empezamos a correr. El lugar es enorme. Casi ni la mitad del pelotón completa la primera vuelta sin que le falte el aire. Me obligo a continuar e ignoro el hecho de que me estoy congelando, me muero de hambre y tengo sueño; maldita sea, debí haber dormido aunque sea un poco.

El cielo aún está oscuro, pero cuando a duras penas terminamos la carrera ya ha comenzado el amanecer. Los más pequeños del pelotón están muy agotados y no pueden ni pararse rectos.

Walker nos grita por veinte minutos pero casi no lo escucho mientras intento recuperar el aliento.

Recuerdo las clases de educación física de la escuela, las odiaba, pero desde que la primera ola llegó todo cambió. Todo eso que me parecía importante dejó de existir. El pulso electromagnético se encargó de freír todo lo que funcionaba con energía, pero también destruyó nuestras vidas y nuestras identidades que eran demasiado frágiles para soportar lo que estaba sucediendo.

Y Olivia Morgan murió allí.

Ya no puede regresar, y tampoco quiero que lo haga.

Es mejor así. Era una estúpida y también una cobarde que nunca tuvo el valor de confesarle a su mejor amigo que estaba enamorada de él, hasta que fue demasiado tarde.

Y la odio, la odio por los problemas cotidianos que ella tenía y que ahora parecen lo más patético del mundo.

La odio porque a veces, en lo más profundo de mi corazón, quiero volver a ser ella, y eso es imposible.

Maldita sea, tienes que concentrarte. Ben está vivo, aquí contigo.

-¡Fuera!- cuando Walker decide que ya nos maltrató lo suficiente nos manda al Rancho, un comedor atestado de mesas y personas, donde comemos tres veces al día.

Hacemos fila en el mostrador, donde nos sirven un enorme cucharón de algo que parece puré de papas líquido, pero que no sabe nada que ver al puré de patatas.

Como pelotón, nos sentamos todos juntos, pero busco a Ben con la mirada y lo veo en el otro extremo del lugar.

-¿Qué demonios es esto?- pregunta de repente Mac apartando la bandeja. Su cara de amargado sigue presente, y ahora es más evidente que antes-. Nos quieren matar de hambre- se queja elevando un poco la voz.

Observo por el rabillo del ojo y veo que varios soldados de rangos superiores están mirando en nuestra dirección.

Mierda.

As lo observa con rabia, porque si hay una persona que siempre está más enojada que Mac, esa es As.

-Cierra el pico- le dice apretando los dientes.

La Quinta Ola - El Inicio (Ben Parish)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora