Capitulo 3

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Caminamos a paso rápido hacia el coche del papá de Ben, que está en el estacionamiento de la escuela. Tardamos casi media hora en salir de allí ya que todos estamos en la misma situación.

Pero eso no es nada, en la calle es peor; hay mucha gente corriendo por el asfalto sin siquiera revisar el tránsito, autos circulando al doble de la velocidad permitida, e incluso algunos los están abandonando en medio de la calle con los motores encendidos y las puertas abiertas.

Ben estaciona frente a mi casa después de quince minutos aunque en un día normal serían solo cinco. Está intentado llamar a su familia pero las líneas están totalmente colapsadas. Yo tampoco pude comunicarme con mi mamá en durante todo el viaje -Llámame en cuanto éstos vuelvan a funcionar- me dice señalando su celular.

-Sí.

Me quedo un segundo sin saber muy bien que hacer, luego me inclino y le doy a Ben un abrazo. Tal vez en cualquier otro momento me hubiera avergonzado, pero ahora estoy asustada. Nos separamos luego de varios segundos -Todo va a estar bien, Liv.

-Lo sé.

-Recuerda llamarme.

-No lo olvidaré- me sonríe y yo hago lo mismo, luego me bajo del auto.

Mi madre sale a la calle cuando escucha el motor arrancar de nuevo. Me abraza con cara de preocupación -Hija ¿Estás bien? Las calles son un caos.

-Si mamá. Estoy bien ¿y papá?- veo el auto de Ben alejarse y ruego que llegue bien a su casa.

-Fue a buscar a tu hermana al colegio. Vamos dentro- dice mirando el cielo como si no quisiera que esté a merced de lo que flota sobre nosotros.

Entramos a la casa. El televisor está encendido en el canal de noticias.

-Éstas son las primeras imágenes de la nave nodriza pasando por delante de Marte- dice el presentador con más nerviosismo que nunca.-Fueron capturadas por un satélite de la NASA y se ha confirmado que dicho objeto es de procedencia alienígena, sin embargo, aún no se ha podido establecer ningún tipo de contacto con la nave que sobrevuela gran parte de nuestro país. Por ahora se les pide que mantengan la calma y que no tomen ningún tipo de medida desesperada antes de saber más sobre esto. Se aconseja continuar con el quehacer diario ya que aun no hay motivos para alarmarse. Martin Loski dando las noticias, gracias, y que tengan una buena jornada.

Nos quedamos con la boca abierta viendo cómo el informativo termina y comienzan las publicidades.

-¿Es en serio? ¿No hay motivos para alarmarse?- le pregunto a mamá sentandome en el sofá con frustración -¡Hay una puta nave alienígena sobre nuestras cabezas y quieren que no nos alarmemos!

-Lo sé, Liv, pero es demasiado reciente. Es decir... todavía no puedo creer esto.

-Tampoco yo, mamá.

No pasa mucho hasta que mi padre llega junto a Sophie. Ella está asustada y a punto de llorar, pero la convenzo de que no pasa nada y de que todo va a estar bien. Se sienta en el sofá junto a mí, y le presto mi celular para que vea YouTube. No puedo evitar sentir que le estoy mintiendo a mi hermana de cinco años, pero no quiero que se asuste mas.

Después de comer algo subo a mi habitación y cierro la puerta. Dejo la mochila en mi escritorio y me tiro sobre la cama. Tomo el celular para llamarle a Ben. Espero un poco después de marcar, pero no se conecta. Las líneas siguen colapsadas.

Lo único que deseo es que haya llegado a su casa sano y salvo, así que le escribo un mensaje: "Estás bien?"

Intento no pensar mucho en eso mientras me acurruco en mi cama, y me duermo antes de darme cuenta de que tengo sueño.

El timbre de mi celular es lo que me despierta varias horas después.

Es una videollamada de Daniel.

-¿Ya viste eso, no?- pregunta apenas su cara se hace visible en la pantalla de mi móvil.

-¿Y cómo no? Está justo sobre la ciudad- digo bostezando.

-¿Crees que sean malos? Es decir, como en las películas de Hollywood.

-No creo que como en las películas, pero... no me parece que hayan venido para traer paz y amor a la humanidad

-No lo sé. No sé que creer, Liv.

Suspiro frustrada -Solo dime que es para un puto comercial de cerveza y ya.

El se ríe sin ganas -Es para un puto comercial de cerveza.

Hablamos durante varios minutos más hasta que de un momento a otro me pregunta sobre Ben.

-¿Y? ¿Pudiste hablar con él?

-No. Anoche había decidido que hoy sería el día, te lo juro. Pero ya ves que fue lo que sucedió. - digo dejándome caer en la cama -Apreció esa cosa y lo arruinó todo.

-Lo siento. No lo sabía, te estuve presionando.

-No importa. Ya habrá tiempo para eso, o tal vez no. Ahora debemos preocuparnos por lo que está sobre nuestras cabezas.

-Si, Liv. Esto es algo grande- dice con preocupación.

Y Daniel estaba en lo cierto, pero en ese entonces yo no lo sabía.

Esa noche volvemos a encender el televisor. Lo único que hace el presentador es repetir el mensaje de la mañana e insiste en que mantengamos la calma ya que la nave no representa un peligro por el momento.

Cuando estoy en mi habitación otra vez, antes dormir, intento llamar a Ben y observo el resplandor verdoso de la nave a la luz de la luna.

Pudimos hablar un poco por mensaje en la tarde, pero en verdad quería escuchar su voz. Se conecta después de unos segundos, y cuando veo su rostro en la pantalla me entran ganas de llorar.

Hablamos por un par de horas, hasta bien entrada la noche. Me duermo con el celular en el pecho, y con la voz de Ben deseándome buenas noches.

Despierto unas horas más tarde. Lo primero que veo es el resplandor verde del casco de la nave nodriza por la ventana de mi habitación. No puedo evitar sentir un escalofrío de desconfianza y miedo.

Esto no es nada bueno, en absoluto.

Me pongo de pie y bajo la persiana, como si esa delgada plancha de plástico pudiera protegerme de aquella cosa, de aquel peligro inminente. Es como un cazador, esperando, acechando, para disparar su bala asesina cuando no lo esperemos. O cuando sí lo esperemos, pero no seamos capaces de hacer nada.

Así que me meto en la cama y lloro. Lloro hasta que me quedo dormida.

En ese momento no supe por qué, pero tiempo después lo entendí: aquella Liv sabía que las cosas cambiarían para siempre, sabía que nada volvería a ser igual, sabía que cuando se levantara por la mañana y se quedara en casa, sabía que cuando esa tarde sus amigos fueran a verla, sabía que cuando estuviera en el suelo de la cocina dibujando con su hermanita pequeña en la noche...sabía que tarde o temprano el cazador tiraría del gatillo. Y que luego, regresaría para dar el golpe de gracia.

Algo primitivo, algo en su interior se lo decía, aunque no pudiera ponerlo en palabras.

Y vaya que estaba en lo cierto.

La Quinta Ola - El Inicio (Ben Parish)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora