✨Prólogo✨

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¿Cómo puede ser posible que todo cambie en un minuto y que al mismo tiempo nada lo haga? Porque en un minuto tengo a uno de los seres humanos que más amo, tirado frente a mí en una camilla de hospital, inconsciente y luchando por su vida, y no se me ocurre otro camino en el que esto no cambie mi vida para siempre. 

Y al mismo tiempo, por la radio justo después de anunciar que ha ocurrido un accidente automovilístico con una víctima en riesgo vital, han reproducido a Hablar de ti  de Guepe. Tan solo fue un: ¡Ey, de un accidente de auto uno está a punto de no contarla! Como dato curioso nada más digo. Ahora sigamos escuchando musica.

Absolutamente nada cambia porque el mundo no funciona así. Y en una situación como esta, tan peligrosa como solo lo son aquellas que te despiertan sentimientos que jamás antes habías experimentado, o por el contrario, aquellas que ya te sabes como funcionan, el modus operandi para romper, cortar y destrozarte. En estas situaciones es en las que por un iluso segundo decides pensar que el mundo si se detendrá para ti, que las noticias solo hablaran de ese accidente y le darán un énfasis de luto, que tus compañeros de clases dejarán de ir a ellas porque comparten tu congoja.

Y te detienes, detienes todo porque vivirlo lo convertirá en algo real, y convertirlo en algo real significa enfrentarse a algo tan complejo y enrevesado como la muerte. Y aunque no sirve bloquear, no sirve eliminar; lo intentamos, lo intentamos porque somos humanos, y en lugar de tenerle respeto al dolor, solo sentimos un pánico profundo cuando es mencionado.

—¿Que te parece despertar y acompañarme otro ratito? —murmuré sin apenas distinguir nada por los ojos llenos de lagrimas.

Nos detenemos, y dejamos que el tiempo no solo nos saque arrugas en el rostro, sino que las haga marcarse en el alma.

Una estrella más brillante [Vittale #1] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora