Una estrella más brillante [Vittale #1] EN EDICIÓN

Capítulo treinta y tres.

¿Han oído acerca de las etapas de duelo? Ya saben, las etapas con las que la psicología define como se debe sentir una persona cuando sufre una perdida.

Eso es una mierda.

He tenido emociones tan confusas que con esas cinco etapas un cuerno; empecé con la aceptación, en un principio supe perfectamente que mi hermano se había ido, que no volvería y que en algún momento lo superaría; ahora creo que estoy regresando a la negociación, creo que mi hermano me conocía más de lo que pensaba, porque no dejo de preguntarme que hubiese pasado si...

Mis hermanos siguen atrapados en el mismo círculo; Santino, esta en negación; Valentino en lo más parecido a la depresión; y Mattia, no existe una fase para él.

Papá es el mejor de todos, o al menos el que mejor se muestra como tal; todos los días desayunamos y cenamos juntos, no ha querido presionar a los chicos para que vuelvan a sus actividades diarias, pero yo necesitaba distraerme, por lo que apenas comenzaron las clases me planté en la escuela dispuesta a aprender.

Y olvidarme de mis pensamientos.

Noah ha estado en casa todos los días, distribuye su tiempo entre Mattia y yo, y no fue difícil que papá supiera sobre nosotros; por suerte fue un alivio notar que la noticia no lo molestó para nada, al contrario, casi podría decir que lo hizo feliz.

No había sabido nada de Mason, aunque Noah me advirtió que incluso si solo me llamaba lo denunciaría por agresión y delito de amenazas

Con Caelia hablo todos los días, dice que está mejor, pero aún no quiere vernos; va a terapia, su madre la acompaña a las ecografías, sin embargo a esta me pidió que la acompañase, ya que cumplió los cuatro meses hace una semanas y le dirán el sexo del bebé.

—¿A que hora dijiste que es la ecografía?

Noah está recostado sobre mi pecho con los ojos cerrados, me he dado cuenta de que es de sus posiciones favoritas junto con que juegue con su cabello.

—Dentro de media hora, debería prepararme.

Hice el amago de levantarme, pero sus brazos se apretaron con fuerza en mi cintura.

—Unos minutos más, no dormí casi nada anoche.

Cierto.

Mattia ha estado saliendo todas las noches y vuelve como cuba; Noah se autodesignó con la responsabilidad de seguirlo y traerlo a salvo a casa, casi siempre a altas horas de la madrugada.

—¿Mattia sigue tan mal?

Movió su cabeza hacia ambos lados.

—Creo que podría estar mejorando, bebió menos y llegó con algo de cordura a la casa.

Di un suspiro cansado, quería a mis hermanos de vuelta.

—Me gustaría que esto parara; sé que cada uno tiene su tiempo y así, pero extraño a mis hermanos.