- Extra 3 -

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Noah, 20 años...

¿Cómo llegué a un bar de mala muerte? Aún no lo sé.

¿En qué momento me acabé una botella entera de Vodka por mi propia cuenta? Tampoco estoy 100% seguro

¿Por qué lo hice? Oh, ese recuerdo está fresco en mi memoria. Demasiado para mi gusto.

Levanto la botella y la llevo a mis labios, pero la devuelvo al mesón, molesto cuando descubro nuevamente que el Vodka se ha acabado.

—Puta mierda.

—Exactamente, puta mierda —volteó demasiado sorprendido y con los ojos demasiado abiertos al notar la voz de mi mejor amigo a mi lado —¿Se puede saber que haces aquí?

—¿Se puede saber que haces aquí?

—Pues es que te salvo

—¿De qué?

—De drogarte si no encuentras más Vodka. —Mattia toma la botella vacía y la da vuelta, comprobando que ni una sola gota de alcohol cae de ella —Joder, Noah, vámonos de aquí.

Negando con la cabeza cruzo los brazos sobre el mostrador y recuesto mi cabeza sobre ellos, me niego a irme sin caer en el completo olvido.

—De aquí me sacas noqueado o no me sacas.

—Oh, no te pongas en plan borracho-cabrón, puedo soportar al borracho-salvaje, pero no al cabrón.

—Tú no lo entiendes —sonreí amargamente mientras Mattia seguía observándome de brazos cruzados, esperando sacarme del bar. Bar al cual aún no sabía como él había llegado. Bah, Massimo tiene que haberle dicho, él era el único que sabía a donde me dirigía.

—Entiendo que estás borracho y que debemos salir de aquí antes de que sigas bebiendo.

—¿La viste enrollándose con él? —me decido por ir al grano y mirarlo directamente a los ojos, incluso cuando siento los míos aguarse poco a poco. Mattia debe de darse cuenta de lo mismo, ya que decide sentarse junto a mí en la barra. Su desaprobación transformándose en preocupación.

—¿Qué?

—¿Viste a Mason tomando de la cintura a Roma? ¿Acercándola a él? ¿La viste sonreír cuando él le susurró algo en el oído y luego la besó? —compresión y lástima llenaron la expresión de mi amigo cuando sentí la primera lágrima caer por mi mejilla.

Maldito alcohol de mierda.

—Noah...

—No sabes lo que siento, porque nunca has visto al amor de tu vida besando a alguien más.

—Quizás estás exagerando, Noah —Mattia puso su palma en mi espalda intentando reconfortarme —Roma no es el amor de tu vida, tienes veinte años, ella diecisiete. Somos jóvenes, conocerás a millones de personas.

—¿Y sabes que es peor? —continué sin hacerle caso —Conocer al novio y darse cuenta de que el bastardo es un jodido idiota. —volví a levantar la mirada a sus ojos —¿Por qué no yo, Mattia?

Mi mejor amigo pasó una mano por su mandíbula intentando buscar algo para responder mi pregunta y no derrumbarme en el proceso, sin embargo, a juzgar por su expresión no encontró nada.

—Tú...

—Yo podría ser un mucho mejor idiota que Mason —continué balbuceando y más lágrimas cayendo —¿Por qué Roma, de entre todos los chicos decentes que hay en el mundo, lo eligió a él?

—A ver —Mattia suspiró cansado —No lo sé, Noah. No puedo responder eso.

—Voy a perder la cabeza, estoy perdiendo la cabeza. Ella sigue imaginándose feliz con él, y yo sigo imaginando que me imagina a mí en su lugar ¡Y no es así, joder, no es así! Tiene todo un mundo sin mí.

De pronto, Mattia también sostuvo su cabeza con las manos apoyadas en la barra. Quien diría que después de semejante puñetazo que me dio hace un año por confesar que me gustaba su hermana, hoy estaría intentando consolarme, porque ella ni la hora me daba.

—Él... el amor es complicado y... joder, esto se le da mejor a Valentino —masculló —Veamos, es feo. De que es feo es feo...

—¿Mason?

—También, pero estoy hablando de la situación —puntualizó Mattia —La pasas mal, estás celoso, la pasas mal.

—No jodas —interrumpí.

—Te rompieron el corazón, como dices, y como tú y yo somos mejores amigos, y yo siento lo mismo que tú, nos han roto el corazón. Así que ambos odiamos por igual a Mason ¿verdad? Verdad.

—Lo odiamos —ratifiqué.

—Pero nadie se ha muerto de amor, Noah. La sensación se va a ir, y si no lo hace solo te queda luchar con todo lo que tengas por mi hermana —Mattia respiró hondo —Y si nada de eso funciona, cosa que no creo que suceda, yo mismo compraré un cargamento completo de Vodka ¿si?

—Sí —cedí con cansancio.

—¿Nos vamos?

—Vamos

Una estrella más brillante [Vittale #1] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora