Capítulo dos.

3.3K 139 46
                                    


Juro que estoy a nada de cometer asesinato intrafamiliar en contra de mi primo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Juro que estoy a nada de cometer asesinato intrafamiliar en contra de mi primo.

Saliendo del edificio junto a Marco, encontré a gran parte de mi familia en el estacionamiento hablando. A mi primo y a mi nos llevaron a ver al director después del examen y todo el resto ya había salido. Por eso es que Mason charlaba animadamente con Santino, Valentino con Massimo y nosotros aún no lográbamos salir de la escuela.

—¿Por qué siguen aquí? —pregunté cuando llegamos lo suficiente cerca de ellos y me crucé de brazos.

—Eh —llamó Santino donde estaba apoyado contra el Jeep de Mattia —¿Que pasó? Cuenta el chisme.

—Deja que el zampabollos ignorante de tu primo te explique

—¡Eh, que también soy tu primo!

—¿Qué hiciste ahora? —preguntó Mason, acercándose a mí y pasando su brazo por sobre mis hombros —No entendí nada de lo que estaba pasando y no podía voltear a mitad del examen

—¡Nada! —se defendió Marco con las manos en alto como muestra de inocencia.

Este bastardo...

—¡Que nada un cuerno, soburro mentiroso! Te juro que te voy a...

—No de nuevo, Roma —dijo Valentino con cierto tono de súplica en su voz.

—¿De nuevo? —Mason sonreía mirándome —¿Por qué "de nuevo"?

—Le hundió un cojón —dijo Santino apuntando a Massimo con su pulgar.

—Gilipollas —murmuró Massimo hacia Santino —¿Y ahora por qué se los quieres arrancar a Marco?

Miré a mi primo para que empezara a contar porque yo no tenía ni un ápice de ganas de explicar la primera vez que me enviaban a la oficina del director.

—Bueno, estábamos a mitad del examen, ambos concentrados...

—¡Dibujabas un mono! —interrumpí —¡Un maldito mono!

—Calla enana, yo hablo, tú escuchas.

Exploté

—Oh, no —se lamentó Massimo.

Le di una poderosa patada a Marco en su entrepierna, justo como a Massimo; y al igual que él se dobló y cayó de rodillas al suelo

—¡Relájate, Ro...! —intentó apaciguarme Santino, pero tambien lo interrumpí antes de pudiese acabar.

—¡Si me dices que me calme a ti también te va a llegar una! —creo que todas las chicas del mundo coincidan en que cuando alguien te dice que te calmes genera el efecto totalmente contrario.

Es que... si estoy enojada es por algo, amigo, no me pidas que le baje la importancia. apunté con un dedo mientras él retrocedía. Y en este momento seguía tan estresada como cuando me llevaron a la sala del director y pensé que me expulsarían y quedaría en mi hija de vida y ninguna universidad me aceptaría.

Una estrella más brillante [Vittale #1] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora