—Roma Gardenia Vittale, alto ahí.
Si estaba tan cerca de las escaleras. Lamentándome y en contra de mi voluntad, volví para enfrentarme a mi padre.
—¿Si, papá?
—¿Te gustaría explicarme esto de desaparecer de la nada de la playa?
Me relajé notablemente al escucharlo sermonearme por eso y no por el arete.
—Papá, me fui con mis hermanos, no me iba a pasar nada.
—Eso no es excusa, Roma. Tu padre soy yo, y a mi me gustaría tener alguna idea de donde está mi hija. —abrí la boca para protestar pero me silenció con un dedo —Y antes de que protestes ya le di la charla a todos tus hermanos, así que no te quejes. Incluso a Noah.
Sonreí bufando.
—¿A Noah?
—Sus padres me lo podrían regalar, el chico vive prácticamente con nosotros desde hace ocho años. —sacudió la cabeza retomando el tema de conversación —Cómo sea, veinte años tendrá, pero por él también me preocupo. Entonces...
—Entonces te avisaré cuando salga —terminé por él sacándole una sonrisa.
—Eso me gusta más —se acercó a mi para peinar mi cabello hacia atrás demasiado rápido para que pudiera evitarlo. Su expresión cambió al instante —Y básicamente es por esto que no puedes ir por ahí sola, y porqué tus hermanos no me tranquilizan demasiado. —sujetó mi barbilla y giró mi cabeza —Se que con ellos no morirás, pero para estas cosas no tienen problema.
—Si te deja más tranquilo, Noah intentó disuadirme.
Cuando salimos del puesto del piercing me miró con desaprobación como... un segundo, luego se hecho a reír y nos unimos al grupo. Poco después, Maverick y Sophie se nos unieron también; y a pedido de Paco para no dejar a Ohana sola, Sophia vino con nosotros a casa también.
—Roma, sabes lo que pienso de las perforaciones.
—Solo es un arete, papá. No es tan malo como el de Massimo —abrí demasiado los ojos al notar lo que se me había escapado.
—¿¡Massimo!? —la histeria de Domenico Vittale subía por momentos.
Ups
—¡Massimo corre! —grité al chico que estaba escondido de mi padre en el sofá. Casi al instante sentí que se ponía de pie y comenzaba a correr.
—Oh, ese chico se las va a ver conmigo —murmuro mi papá mientras se sacaba una de sus sandalias y se dirigía al pasillo por donde había salido mi hermano. —¡Massimo Cristianno, ven aquí en este instante! —un segundo de silencio y... —¿¡PERO QUE COÑO TE HAS HECHO EN LA NARIZ?!
—¡Papá, calma! ¡No hay necesidad de usar el segundo nombre!
Ya, todos odiábamos nuestros segundos nombres.
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Una estrella más brillante [Vittale #1] EN EDICIÓN
Novela Juvenil¿Qué pasa cuando tienes cuatro hermanos mayores? ¿Cuándo te enamoras del mejor amigo de uno de ellos? ¿Qué pasa cuando tu mejor amiga sale con uno de tus hermanos? ¿Y cuándo se juntan todos en las mismas vacaciones? ¿Qué pasa cuando todo pasa? Bueno...