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—Quieres otra taza de café? —pregunto.

—Si gracias —acerca la taza mientras bosteza.

—Emm... Yo me disculpo por lo de anoche doctor...

—No te preocupes, de echo considero que fue buena idea llamarme.

—Ammm...

—Escucha Leo, cada vez que tengas problemas o necesites algo siempre puedes contar conmigo, vendré cuando lo necesites.

Wow su expresión tan seria solo me hace sentir como un niño chiquito siendo cuidado por un adulto, aunque esas ojeras me hacen sentir un poco mal...— G-gracias —contesto.

—Ahora... Hablemos de lo que ocurrió anoche —fija la mirada en mi.
Que incómodo...

—Ammm okey...?

—Le ocurrió algo a Leonard? Anoche dijiste que lo necesitabas.

—Si... —bajo la mirada— Él... dejo de hablarme...

—Dejo de hablarte? Desde cuándo?

—Desde la última vez que te ví.

—humm... Y... No es lo que querías?

—Si! Pero... No...
La verdad es que... Me siento muy solo, jamás creí que diría esto pero... necesito a Leonard conmigo... mis pensamientos hacen eco en mi cabeza y sin él las nubes se ven más grises.

El doctor desvía la mirada y suspira— Entonces Leonard tenía razón... Si se va quien sufrirá eres tú, no puedes vivir sin él... Interesante.

Lo miro confundido— Que?...

—No te preocupes, en algún momento lo entenderemos. Por ahora el problema es que no te habla ¿No?

—S-si...

—Supongo que la única forma de hacerlo volver es no pensar en él...

—Cada vez entiendo menos...

—Ocurre que tú estás reprimiendolo, no querías oírlo y ahora no lo oyes, así que lo que debes hacer es distraer tu mente, no pienses en él, escucha música, vé la tv, lo que sea, pero no pienses más en el problema.

No pensar más en él...— Okey... Lo are...

—Muy bien Leo, eso es todo —se pone de pie y busca sus llaves del auto.

—Que?! Ya te vas?? —detesto esta opresión en el pecho, me duele estar solo, pero ¿Que le digo?

—Pues si, tengo que trabajar y tú tienes clases ¿no?

—... Si... Pero hoy no iré... No me siento lo suficientemente bien...

—Toma el tiempo que necesites —palmea mi hombro y camina a la puerta.

—Donatello!!! —grito en mi desesperación por obtener su atención.

—Si? —voltea curioso.

Maldición que digo?: No te vayas? No me dejes? Me siento solo?— De verdad... tienes mucho trabajo hoy? —digo apenado.

La curiosidad desaparece de su rostro y podría jurar que siente pena por mi— Bueno yo... Podría quedarme otro rato si quieres...

—Oh no, no te preocupes tu debes trabajar, yo... Yo estaré bien... Supongo...

Las nubes grises de afuera comienzan a soltar sus lágrimas sobre la cuidad y el doctor me mira preocupado.

—Lo siento Leo, no contaba con que llovería, tengo cosas que hacer antes de que se desate más fuerte...

Broken BrainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora