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De pie frente al espejo: me arreglo el uniforme; lo detesto, pero es obligatorio usarlo. Mi preparatoria es bastante estricta, y más porque es el punto de critica de todas: ya que es la más grande de las pocas instituciones "mixtas" o así se les conoce a las que tienen como estudintes humanos y mutantes, y todos somos tratados por igual.

Agarro la mochila que estaba en el sillón, y salgo al pasillo, cierro la puerta con llave y me subo al acensor.
Puede ser tarde o temprano, la verdad solía usar un reloj de mano: me gustaba saber en que momento del día vivía, pero deje de usarlo por tú culpa: ya que me hacias mirar la hora y me estresabas cuando me apurabas por lo tarde que era aunque no tuviera ningún plan de salir o compromiso.

Callate ya! Tienes que reclamarme las cosas cada vez que las recuerdas?!

Si! Es tú culpa que ahora tenga que estresarme, ya que por no saber la hora llego tarde a todos lados!

Salgo de el edificio y apurado emprendo mi caminata a la preparatoria; esta un poco lejos... tal vez mucho, pero estoy acostumbrado, podría tomar el tranporte y llegar más rapido sin cansarme, pero eso es aburrido, me entretiene más ver los cambios que surgen en las calles: así como un edificio en construcción, un local nuevo, caras distintas, gente con buen estilo; además disfruto mucho la vista, y sobre todo en estos tiempos: donde el cielo está nublado y el sol no te lástima cuando intentas mirar hacia arriba, y gracias a lo mismo la opaca luz le echa años a los edificios haciendo parecer a la ciudad de la años antes del 2000.

Amo la ciudad, intento no darle demasiada importancia a la contaminación que generan las fábricas, los carros, plásticos y otros desechos. Al igual que intento ignorar el daño que el tabaco le provoca a mis  pulmones aunque no lo fume.

No me molesta el ruido de las multitudes, de echo me agrada: prefiero llenar mi cabeza de ruido antes que escuchar tu voz, tus planes y tus quejas...

Ya estoy cerca de la preparatoria, desde aquí veo la reja de la entrada. Ya es tarde? La reja está cerrada, espero que no tenga candado.
Corro hasta llegar.
No tiene candado, que alivio. Entro sin hacer mucho ruido, mis compañeros y los de los demás salones me miran, pero no dirán nada pues todos han llegado tarde alguna vez, y otros como yo tenemos el hábito de llegar tarde sin razón aparente; como también es el caso de mi mejor amigo, Miguel Ángel que acaba de entrar después de mi, y corre a alcanzarme.

—Hola Leo! —saluda muy agitado— Te vi caminando cuadras antes de llegar, y me baje para acompañarte.

Chocamos las manos: es la forma de saludar— Enserio? No camino tan rápido, porque no me gritaste?

—Mi autobús se detuvo una cuadra antes de la que ibas, y la gente no me dejó alcanzarte, te grite mil veces, pero no me oíste, creí que traías audífonos.

—Perdon Mikey venía distraído.

—Tú siempre en la luna Leo...
Oye!!! Ya empezó la clase!!!

Miró hacia el salón, y es cierto, la puerta está cerrada. Me acerco a mi compañero que está sentado en una silla cerca de nosotros— No te dejo entrar el profe?

—Naaa, ese gatito no deja entrar a nadie después de la hora de entrada —contesta.

Recargo mi mano en el hombro de mikey— Tendremos puntos menos con el miaw miaw —le digo haciéndolo reír.

—Oye, y Raph? —pregunta el humano.

—No vendrá está semana —contesto.

—Hmm... Y tú novio?

Preguntaría ¿cuál? Pero daría a entender que tengo más de uno— Hum?

—Tu conejito.

—Aaa... Seguro ese maldito si logro llegar a tiempo... Y no es mi novio Casey!!!

Broken BrainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora