Ceben: Un Par de Pendejos

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La mañana siguiente Alex despertó y miró al techo. De inmediato sintió la ausencia de algo muy importante en su vida. 

"Sin Yalitza aquí, ¿A quién le gritaré?" pensó y se levantó sintiendo que el ambiente se había vuelto muy gris y triste. "Ya sé, le voy a gritar a la nerd, para algo son las novias".

No amiguitos, no se asusten, Feliciana aun no gana esta dura batalla, lo que sucede es que para Alexander todas son sus novias. Incluso si aun no las conoce, Así que sonrían, son sus novias, solo que aun no les dice. 

El rockstar llegó a la biblioteca azotando la puerta como buen onvre, buscó algún desperfecto  para reclamarle a Feliciana. Pero no encontró ninguno, y eso lo hizo enojar. Caminó hasta el escritorio de la bibliotecaria y comenzó a quejarse.

- Ay sí, la señorita perfecta, que todo hace bien excepto vestirse decente, está sentada detrás de su escritorio haciendo cosas que a nadie le importan.

Feliciana puso cara de guatafac y le aventó un pesado libro a la cara. Alex cayó al suelo y se palpó la cara, solo para descubrir que la nerd le había enchuecado la nariz.

- ¿Qué hiciste idiota? ¡Mi carrera está arruinada!

Alex comenzó a hiperventilar y sentir que su mundo se caía a pedazos. Por otro lado, la muchacha no se inmutaba, no era como las demás chicas que se preocupan por la apariencia física, si a ella le decían "arrugas", no se imaginaba las que aparecen en la cara, sino las que se forman en las hojas de los libros después de no cerrarlos bien. Como sea, la muchacha le lanzó otro libro y su nariz volvió a su posición habitual.

- ¿Gracias? - murmuró Alex indignado y tan molesto que ya deseaba prenderle fuego a la biblioteca con todo y Feliciana, después bailaría sobre sus cenizas.

La nerd no le respondió y volvió a su libro titulado "¿Cómo tener amigos e influir en las personas?" Ya era la doceava vez que lo leía y nomás no le funcionaba, quién sabe porqué.

- Vaya, que engreída eres, ¿ni siquiera puedes responder?

- No, porque es justo lo que quieres que haga. Estás acostumbrado a que la gente haga lo que quieres, pero no voy a obedecer tus caprichos, y menos cuando tú llegaste gritando.

- ¡Já! Ya me respondiste

- Pero ya no lo voy a hacer, fue una excepción,

- ¡Sigues respondiendo!

- No, no es cierto, estoy terminando la conversación, ¡pero tú sigues con tus respuestas inmaduras!

Y así discutieron todo el día, porque los dos querían quedarse con la última palabra y definitivamente no tenían nada mejor que hacer. Finalmente, a las 2 de la mañana venció Feliciana, cuando Alex exclamó su última palabra antes de caer dormido y ella replicó sin recibir respuesta.

La sensación de triunfo de la nerd no duró mucho, porque de inmediato fue reemplazada por la hermosa sensación de verlo dormir. Él estaba encima de una mesa con cara de buena persona, tanto así que ni se sospecharía que hace un rato le había gritado a Feliciana "¿Ah sí? Pues tu mamá se come los mocos con mayonesa".

Feliciana no pudo resistirse y le dio un beso en la mejilla. Después se sintió tan indignada de que le gustara un fucboi, que se fue a golpear con una enciclopedia. Le había fallado a su gran religión, la pretenciosidad.

Dos Mujeres, Un camino. (Alex TurnerxYalitzaAparicioxAnneHathaway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora