(Bienvenidos a ships sin contexto ni sentido)
Imagina condensar dos fanfics clichés en una sola historia. Bueno, esta cosa es un intento de eso.
Juana Aparicio es la sirvienta multiusos de Alex, a quien trata mal, pero ilógicamente, están enamorados...
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Imagínense el día que se case el Alexander, se les va a romper el corazón a un chingo de gente. Está bien perrón el vestido de Juana. Alex anda viendo una ardilla.
Los preparativos de la boda llevaron muy poco tiempo, porque Alex contrató a tres organizadores de fiestas. Y para que tampoco les molestaran preguntando detalles como la lista de invitados, el menú o la decoración contrató cinco adivinos. Y así, mientras los adivinos debatían si sería mejor un pastel de zanahoria, de fresa o de chocolate, Alex y Juana se adelantaban a la luna de miel viajando por todo el mundo.
Para cuando llegó el día Alex contrató a un mago profesional para que maquillara y vistiera a Yalitza de un jalón y no estuvieran chingando con planchas, corséts y licras. Alex se arregló solito, porque ya es menos mamón y porque Dios de buen pedo le arregló el brazo. Y así se fueron a la iglesia por separado. Ya en el lugar comprobó que los adivinos habían hecho un gran trabajo, pues invitaron a un chingo de gente, desde el BFF de la primaria de Alex, hasta el señor mecánico que reparó la puerta del coche que dañó Yalitza. Todos aceptaron porque son una bola de gorrones, y muy contentos les aventaron arroz a puñados.
Su vals fue la canción de veo en ti la luz, porque no hay mejor canción, hasta la canta Chayanne.
Y ya, su fiesta terminó a las seis de la mañana, con Alex dormido debajo de una mesa, Yalitza bien peda discutiendo con la mexicana que fruta vendía por los precios de la fruta y Miles buscando a un nuevo amigo con el cual jotear.
