—¿Por qué Dan ya no viene con nosotros, Chris?—cuestiona Alexandra.Christopher despega sus ojos de la calle un segundo y niega lentamente antes de volver su atención al frente.—Tenía cosas que hacer.
—¿Es por qué le dije a la directora del colegio que era tu novia? ¿Se enojó conmigo?
—Alex…—comienza y aunque no la está mirando puede sentir la mirada de la pequeña encima suyo.—No creo que sea por eso. Dan no está enfadada contigo…solo tenía cosas que hacer.—hace una pausa.—Además, enana…Danna tiene una vida y no puede estar siempre con nosotros…no es así como funciona…
—Pero ella es mi amiga…—replica de inmediato.
—Lo sé.—admite.—Y estoy seguro que tú también eres su amiga pero lo digo de verdad, Alex…en esta familia sólo somos tú y yo…—Alex suspira.—Y puedes compartir tiempo con Danna pero no ser dependiente de ella, tú sólo dependes de mí porque yo soy tu padre…
—¿Estás enojado con ella?—pregunta.
—No.
—Pareces enojado con Dan.—agrega.
—No estoy enojado con Dan.—responde apretando con más fuerza el volante del auto cuando el semáforo se tiñe de rojo.—Mira…dejemos de hablar de Danna ¿de acuerdo?—pregunta llevando su mirada a ella.—Podemos pedir algo rico para cenar, ver una película juntos y después a dormir…¿te gusta la idea?
—¿Te gusta que sea tu hija?—pregunta de repente.
Christopher se queda en silencio un largo momento y lleva su mano a la mejilla de la pequeña para obsequiarle una diminuta caricia.—Lo adoro. Me encanta que seas mi hija, Alex…
—¿De verdad, papá?—cuestiona y por primera vez en la vida Christopher se quiere echar a llorar.
La naturalidad con la que lo acaba de llamar papá. La primera vez que él ha escuchado de sus labios esa pequeña palabra y la emoción que embarga su cuerpo es tan grande que de alguna manera no tiene idea de cómo lidiar con ella.
No puede explicarla.
Pero puede sentirla.
—De verdad, amor.—Alex le sonríe débilmente.—Hay algo que quiero decirte ¿sabes? No quiero que pienses cosas malas o algo parecido…solo quiero que lo sepas. Mañana iremos a Boston…buscaremos a Delfi y después volveremos acá…—hace una pausa.—Pero el hecho de que vayamos a buscar a Delfi no significa realmente que yo quiera o vaya a deshacerme de ti; solo necesito hablar con ella…eso es todo.
—¿Y Dan va a venir con nosotros?—pregunta inocentemente al tiempo que el color del semáforo se pone en verde. Christopher pone en marcha el auto de nueva cuenta.
Aprieta su mandíbula pero asiente finalmente.—Sí. Dan va a venir con nosotros. Y va a hacerlo porque esto es algo que habíamos planeado desde que llegaste prácticamente.—acepta.
—¿Te puedo hacer una pregunta, papá?—cuestiona la niña.
—Ajá…
—¿A ti te gusta Dan?—pregunta sin más.
Christopher se queda en silencio un largo momento y deja escapar un largo suspiro.—¿Por qué me estás preguntando esto…?
—Porque cuando la miras sonríes mucho…—anuncia encogiéndose de hombros. Christopher niega lentamente.—Y me gusta tu sonrisa, papá. Además…eres divertido cuando ella está con nosotros y cuando Danna no está eres serio…
—Y por eso tú crees que me gusta…—adivina.
—Porque te gusta, papá.—Christopher se ríe en voz baja y niega lentamente.—Aunque tú digas que no mi tío Erick y yo sabemos que sí…