Chico perdido

3.8K 230 98
                                    


La historia está ambientada para que la gente sea capaz de comprender el daño que las personas como los transgénero/ transexuales/ travestis y todos sus derivados, sufren a diario. Queda a SU CRITERIO Y RESPONSABILIDAD el querer continuar con la lectura.

P.D: en la narración Lisa será relatada con la terminación "él" y su nombre correspondiente "Leo" para que no se confundan.

Narrador omnisciente;

Era la cuarta vez desde que Leo despertó que se cambiaba de camiseta intentando encontrar una lo suficientemente grande para que sus pequeños y bonitos pechos no se hiciesen notar, pero a pesar de sus grandes esfuerzos por ocultar aquel evidente par estos seguían estando ahí firmemente puestos en su lugar correspondiente. El tailandés apretó sus puños sobre el borde de su falda odiando el hecho de que su madre siguiese comprando aquellas prendas que no le ayudaban realmente en disimular sus atributos femeninos, y realmente fue un pequeño desliz el desear de forma genuina el poder utilizar ropa de su hermano mayor; ser aunque sea un poco como él. El joven bufó sintiendo su mentón temblar, estaba agotado, completamente derrotado en seguir fingiendo, con la mirada completamente apagada se observó en el espejo deseando tener un par de tijeras para cortar su precioso cabello negro, en silencio deslizó su mirada hacia su rostro detallando cada facción de su cara, femenino, pensó irritado deseando ver una quijada marcada y unas cejas prominentes, mujer, continuó siendo más que consciente que el pensarlo se estaba lastimando. El pelinegro elevó su delicada mano derecha hacia sus mejillas deslizando su dedo índice por la húmeda piel, a la vez que soltaba un suave jadeo al sentir como sus uñas lograban lastimarlo; Leo detestaba tener las uñas largas, odiaba el tener que pintarlas, se sentía incómodo al hacer algún quehacer, pero no podía simplemente negarse, no cuando su madre le veía con tanta admiración.

El tailandés tragó saliva volviendo a colocarse la última camiseta que encontró satisfactoria, por un par de segundos sonrió sintiéndose ligeramente satisfecho por no ver aquellos bultos que se creaban donde deberían existir pectorales, pero como era de esperarse aquel lindo sentimiento se vio cruelmente pisoteado al escuchar los suaves toques provenientes de la puerta, él no tenía que preguntar, no debía siquiera el cuestionar quién había sido el responsable de aquel sonido, porque sabía a la perfección que solo BamBam solía despertarlo.

-¡Lisa llegaremos tarde!-la voz rasposa de su hermano mayor resonó desde el pasillo. El mencionado suspiró girando sobre sus talones para tomar su bolso, me llamo Leo, pensó involuntariamente el muchacho deseando con toda su alma que el mayor fuese capaz de llamarlo por lo que era; un chico.

Leo se dirigió hacia la salida sintiendo como la brisa que se colocaba por su ventana lograba acariciar sus piernas desnuda, su incomodidad fue tal que el pobre tuvo que apretar sus labios para no sollozar, porque se sentía asqueado, un fenómeno de la naturaleza. El tailandés tragó aquel inexistente nudo que se había alojado en su tráquea impidiendo que tuviese siquiera la facilidad de poder respirar, el muchacho se quedó un par de segundos de pie frente a su puerta intentando mentalizarse para actuar nuevamente en aquella falsa vida perfecta que se había montado para satisfacer la felicidad de los demás, para no sentir el rechazo de quienes amaba.

El pelinegro salió de su zona confort topándose de frente con el largo pasillo que daba hacia el descenso de las escaleras, en esta parte era la más complicada para él, el tener que ver como los cuadros se veía un precioso bebé femenino posando con tanta felicidad lo hacían sentirse enfermo. Luego de un par de segundos el muchacho logró encontrar un poco de valentía emprendiendo camino hacia el final de su cruel recorrido sintiendo su corazón galopando con verdadera rapidez, la sudoración no se hizo tardar deslizándose por su espalda mientras que el nerviosismo lograba causar el tener que apretar sus puños. Leo bajó los escalones sintiendo sus piernas temblar, mientras que el sentimiento de estar fatigado le causaba el jadear; el muchacho se ahogaba en su propia mentira, suplicando con un grito de silencio que alguien fuese por su rescate.

Lost Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora