Hey, espera!- Escuchó Davor trás de sí. Al voltear, observó que una meskar desconocida se acercaba a él. Lucía un vestido largo color rojo y adornos dorados en su cuello y frente.
- Discúlpa mi atrevimiento. Sólo quería decirte que, no me pareció bien que te trataran así. Lo lamento. ¿Estás bien?
- Gracias por preocuparte, creo que Sobreviviré.- respondió el profesor.
- Soy Aransha. Luchadora profesional- señaló la desconocida mientras estiraba su mano para saludar.
- Davor Zerek. Es un placer- Sentenció el humano. La meskar se veía un ejemplar fornido, de gruesas extremidades. Típico de una luchadora, supuso el profesor.
- Grrr... Igualmente. Y perdón por mi atrevimiento. Ví lo que pasó y no pude evitar pensar en mi patner. Es humano, como tú. Y no podría tolerar que alguien lo tratara de ese modo.
- Lo entiendo. Gracias nuevamente. Supongo que en cierto modo, lo merezco.
- Mira, no sé lo que pasó entre tú y ella, pero es claro que tú pareja, está dolida. Si realmente la amas, ten paciencia. Ya lo superará. Te lo digo por experiencia. - Davor la miró sorprendido. Nunca imaginó encontrarse en aquél lugar con otra hembra emparejada con alguien de su especie.
- Espera. Ahora te recuerdo. Tú eres la luchadora que peleó con Ziranna el otro día en el torneo.
- Grrr... Así es. Ella es muy fuerte, aunque estuve a punto de ganarle- sentenció la meskar, mientras bebía un sorbo de vino de su copa.
- Ya veo.
- Te noto triste por esta situación, Davor. Si quieres hablar, estoy disponible para ti.
- Te lo agradezco Aransha, pero no quisiera empeorar las cosas con Ziranna.- Respondió el humano.
- Grrr... Je je. Se nota que llevas poco tiempo con tu patner y desconoces el comportamiento amoroso de las hembras de nuestra especie. Ella no se afectará por qué tú y yo hablemos.
- Uh?
- Ven conmigo. No te arrepentirás- Señaló la meskar mientras jalaba a Davor hacia un lugar más despejado del prado. El profesor, resignado, decidió acompañarla, aunque no estaba seguro del todo. Se arrimaron a una banca dónde ambos se sentaron.
- ¿Quieres que te traiga una copa Davor?
- Eres muy amable, pero estoy en servicio.
- ¿Que? ¿Acaso eres una especie de policía o algo asi?
- Ehh... No - se apresuró a decir Davor, al sentir que casi comete el error de revelar su condición de agente. - Sólo que no deseo beber. Gracias.
- Entiendo. Tu patner tuvo buen ojo al elegirte. Eres un ejemplar bien parecido.- Sentenció la meskar con una sonrisa.
- Lo mismo puedo decir de mi congenere. Eligió a una hermosa meskariana.- Respondió el profesor devolviendo el cumplido.
- Y dime, Aransha, tu pareja humana también te hizo sufrir?
- Bueno, sí. Y también tuve ganas de romperle el cuello con mis manos. Pero con el tiempo, ambos lo superamos. A veces, creemos tener todo bajo control, en especial nosotras las hembras. Muy marcadas por nuestros ciclos.- Sentenció Aransha mirando al cielo nocturno. -Pero la verdad es que, después del cortege, seguimos siendo tan inseguras como antes. Sobre todo al principio. Tu meskar está aprendiendo a conocerse. Es todo un proceso. Solo te sugiero que no te rindas. La recompensa será mayor- agregó, cerrandole un ojo.
- Aransha. Ziranna es la única mujer que he amado. No he podido perdóname por lo que le hice. Cometí un error y la lastimé.
- Si no te perdonas tú, ¿Cómo esperas que ella lo haga? No existe el meskar perfecto, ni el humano perfecto. Todos somos vulnerables. Yo tuve muchos machos durante mi cortege e incluso después de el. Me ganaba la vida en un burdel, divirtiendo a los hombres por dinero. También a humanos. Los de tu especie siempre me causaron repulsión. Los despreciaba, por creerlos inferiores en todo. Eso fué lo que me enseñaron de cachorra y crecí con tal idea. Hasta que lo conocí a él.
- Vaya- asintió Davor con asombro.
- Perdona. No quiero aburrirte con mis asuntos.- Expresó la meskar un tanto avergonzada.
- Oh no. De ninguna manera. Continúa por favor.
- El apareció en un momento difícil de mi vida. Era uno de los tantos tipos que concurría al burdel a vernos luchar para luego pagar por nuestros servicios. Tu me entiendes. No acostumbrada a hacerlo, pero esa vez, acompañó a un amigo suyo. Ahí lo vi por primera vez. Recuerdo haber sido coqueta con él después de una sesión de lucha y unos tragos. Me encantó su actitud tímida.
Luego, estuve en problemas con unos acreedores. Debí huir por mi seguridad y él me dió refugio en su hogar. Fué por casualidad que me encontró, herida y golpeada. Ninguno esperaba nada del otro, pero nos hicimos amigos. Pasó el tiempo. Nos veíamos esporádicamente. El me propuso cambiar la lucha en el burdel por la lucha deportiva profesional. Movió unos cuantos hilos e hizo los contactos necesarios por mí. Entrené duro y así llegué dónde estoy. Nunca me pidió nada a cambio. A él no le atraían las meskar. Continuó con sus amoríos humanos, con mujeres y yo por mi parte, mis aventuras con machos de mi especie. Pero poco a poco, nos fuimos encariñando. Llegó un momento en que ya no podíamos dejar de vernos. Salí de mi cortege. Le enseñé el amor meskariano y no pudo dejarlo más. Y yo tampoco pude resistirme a sus embates. Aprendimos a complementarnos en todo, con tiempo y paciencia. Ahora, pese a todo, a mi pasado, a mis costumbres, a su humanidad repulsiva, nos armamos con tanta fuerza como no puedes imaginarlo. No concibo mi vida sin él. Y el tampoco sin mí. No porque me lo haya dicho, sino porque puedo sentirlo.
- Aransha- Interrumpió Davor de pronto- Y después de emparejarse, ustedes han sido fieles el uno al otro?
- Bueno, si te refieres a tener sexo con otras personas, tanto el como yo, caímos en algunas tentaciones al principio, debo reconocerlo. Pero fueron experiencias que también nos ayudaron a madurar nuestro amor. Nos enseñaron a ponernos en el lugar del otro. Ahora, que han pasado algunos años, puedo decir que vivimos a plenitud esa fidelidad que tanto idealizan ustedes los humanos. Así que, aunque seas bien parecido, y yo una magnífica ejemplar, no tendrías ninguna posibilidad de estar conmigo Davor ja jaja- Remató Aransha con una carcajada.
- Je je je. Gracias por lo de bien parecido. Pero descuida, no tengo intenciones de seducirte- dijo sonriendo el profesor.
-Grrr hablando en serio, Davor, el amor de ustedes es muy jóven. Llevan poco tiempo juntos. Se nota que la amas. Lo veo en tu mirada. Pero no basta la atracción. Hay que construir esa relación. Dale tiempo. Y ten paciencia. Todos nos equivocamos, pero lo importante es lo que sentimos dentro. Ella lo sabe. Y trata de no morir estrangulado en el intento. Je je je...- Remató la meskar antes de ponerse de pie. Davor, ensimismado, reflexionaba en silencio sobre el testimonio de la desconocida.
- Me parece que tienes razón. Gracias por tus palabras Aransha. Me ayudan bastante.
- Oh. No hay de que pequeño. Prométeme que no te rendiras- señaló con emoción.
- Te lo prometo.
- ¿Me permites?- señaló la hembra mientras abría sus brazos.
- Por supuesto- respondió el humano con una sonrisa. Aransha envolvió a Davor en un reconfortante y cálido apretón. Hace tiempo que no recibía un abrazo meskariano con tanta generosidad. Y en verdad, lo necesitaba.
- Gracias por tus palabras. Una última pregunta. Por casualidad viste dónde fue ese grupo de meskar que se encontraba al lado de aquél pilar?
- Hmmm? Me parece que ingresaron al salón principal.
- Muchas gracias. Adiós.
- Adiós Davor- dijo la meskar, para luego pensar. -Tal vez debería...

ESTÁS LEYENDO
Ciudad del Canto
General FictionZiranna, la hembra meskariana y Davor, el macho humano, inician una nueva vida juntos en Ciudad del Canto. Pese a la armonía alcanzada entre ambas especies, las turbulencias del pasado vuelven a levantarse, poniendo en peligro la estabilidad de la c...