La tarde se sentía agradable pese al clima normalmente frío de la ciudad. Davor había llegado temprano a casa después de visitar al padre de Sarah. Mientras arreglaba las hojas de las plantas que Ziranna mantenía en torno a la casa, el profesor pensaba en las palabras del señor Kort. No lograba asimilar el profundo rencor que algunas personas aún albergaban por los sucesos del pasado entre ambas especies. Mientras cavilaba sobre aquello, el vehículo de Ziranna se acercó a la entrada aparcando en el lugar de siempre.
- Davor! Por fin te encuentro. ¿Todo está bien?- Señaló la meskar mientras le daba al humano un apretado abrazo y un cariñoso beso en los labios.
- Si. Disculpa que no te haya avisado que salí temprano. Aproveché de cumplir una promesa que le hice a Sarah, la alumna que se fugó.
- ¿Fuiste a hablar con su padre?
- Sí
- ¿Y cómo salió la conversación?
- Bueno. Hablamos sí. Pero veo difícil que la chica y ese meskar puedan estar juntos. Traté de razonar con el tipo. Pero fue imposible torcer su opinión. Es más, tuve la impresión de que mi relación contigo le generaba cierto grado de repulsión.
- Hmmm... Es muy triste que haya gente que piense así.
- Ziranna. ¿Cómo sigue Rodas?- Preguntó de pronto el profesor, tratando de cambiar el tema.
- Eh... Bien. Se está recuperando rápido. Según los doctores, en unas tres semanas podría dejar el hospital. Es un chico fuerte, como todo meskar policía.
- Me alegro-remato el maestro. Ziranna notó cierta inquietud en su partner. Se le acercó y con ternura tomó su cara entre las manos.
- Davor, ¿de verdad estás bien?
- Ehh... Bueno, tal vez un poco cansado, ya que me vine caminando desde la casa de Sarah.
- ¡Que! Pero amor, sabes que debes cuidar tu pierna... - Le respondió Ziranna.
- Sí, lo sé, pero... Tenía muchas cosas en la cabeza y quería despejarme un poco. Caminar me hace bien- Señaló.
- Grrr... Te entiendo. ¿Sabes? Te propongo algo. Por qué no tomamos una ducha juntos y nos relajamos. Luego prepararé algo rico de comer. ¿Te parece?- Dijo Ziranna, mientras acariciaba tiernamente el rostro de su amado.
- Lamento no haber estado contigo estos días. Te extrañé mucho... -Agregó. Davor, conmovido por el gesto de su pareja, sonrió sintiendo que sus palabras alivianaban, el peso de su corazón.
- Gracias mi amor. Tu sabes cómo subirme el ánimo siempre.
- Grrr... Bueno. Espero subirte otras cosas también- replicó Ziranna riendo
- Eres una pícara bola de pelos.
- Oye! De pelos sí. Bola no. Ni que fuera Narel Grrr... -Al oír ese nombre, Davor no pudo evitar avergonzarse, pues tenía muy presente lo que había ocurrido entre ellos la noche anterior. Algo que el propio Davor no estaba muy seguro de como manejar aún.
Se adentraron en la casa. Ziranna se desprendió tranquilamente de su uniforme, quedando completamente desnuda. Davor hizo lo mismo ingresando juntos al cuarto de baño. El agua que escurría por sus pieles, los acariciaba con suavidad. El humano comenzó a frotar el cuerpo de la meskar mientras le aplicaba una loción jabonosa.
Ziranna hizo lo mismo, aunque el poco espacio disponible no les permitía maniobrar con mucha libertad. En un descuido de ambos, la hembra resbaló quedando sentada en piso, arrastrando a Davor sobre ella.
- Grrr. Lo siento. ¿Estás bien amor?
- Si. Aquí estoy demasiado bien- Replicó éste, mientras iniciaba un embate amoroso de besos y caricias que poco a poco fueron entusiasmado a la meskar. La pareja cayó presa de la tentación, de verse y sentirse desnudos. Davor conquistaba a la gigante una vez más incursionado sobre ella, mientras la hembra se dejaba vencer por su ardiente elegido. El frescor del agua, escurría por los cuerpos haciendo más placentero el momento.Tras el éxtasis del nuevo affaire, y después de secarse, Ziranna se colgó un delantal de cocina y comenzó a preparar una merienda y tintos para ambos. Davor ya se había acostumbrado a los gestos amables de la meskar, que le hacían sentir tan especial. Tras unos minutos, Ziranna se desprendió del delantal y se arrimó a la cama con la bandeja de alimentos y bebidas. Juntos, compartieron la cena, casi en silencio, pues el hambre hacía estragos a esa hora. Tras reposar calmadamente sobre el lecho, Davor sintió la necesidad de sacarse la espina que atormentaba su corazón. En un momento dado, logró reunir todo el valor que necesitaba para confesarle a su amada, lo acontecido la noche anterior.
- Ziranna. Debo decirte algo.
- ¿Si? Pequeño.
- Bueno... Ayer, Narel y yo, dormimos juntos y... Yo... Me acosté con ella. Lo siento. - Ziranna, con una mirada inquisitiva, permaneció en silencio esperando que el macho continuara.
- Ehh... Ya... Y?
- Pues dormimos juntos.
- Supongo, si ambos pasaron la noche aquí- respondió la meskar.
- Ziranna ¿no lo entiendes? Narel y yo hicimos el amor!- Soltó finalmente Davor pensando que el mundo se le venía encima.
- Si. Lo sé- respondió tranquilamente la hembra mientras saboreaba un último bocado.
- ¡Que! ¿Lo sabías? Narel habló contigo, ¿verdad?
- Pues no. Hace días que no la veo.
- Entonces como lo sabes? - preguntó un sorprendido humano.
- Por el olor. Lo supe desde que te abrace cuando llegué.- Davor no salía de su asombro. Temeroso, se bajó de la cama, quedando de pie frente a ella. Un mar de pensamientos inundaba su cabeza, y aunque intentaba calmarse, no lo conseguía. Tras unos instantes de silencio, Ziranna finalmente señaló.
- Y ella te trató bien?
- Eh..? Ziranna! Yo...
- Espera Davor. No me digas que eso es lo que te tiene angustiado.
- Creo que si, y lo siento.
- ¿Acaso no lo disfrutaste? - Preguntó la meskar con curiosidad. Davor pensó que se estaba burlando de él. Guardó silencio sin saber que decir. Su sensación de culpa aumentaba más y más. La meskar, al percatarse de aquello, se arrimó a Davor de un salto.
- Oye. Que ocurre. ¿Por qué te angustias?
- Ziranna, estás bromeando? Te traicioné con Narel y me siento pésimo por eso.
- ¿Traición? Yo no lo siento así. Es parte del tankut.
- ¡Que! Pero que dices...
- A ver Davor. Narel y yo teníamos un acuerdo, el tankut. Y es esperable que suceda esto entre ustedes. No estoy enojada, ni herida, ni me siento traicionada por tí. Pensé que lo habías entendido cuando te lo expliqué.- Tras estas palabras, el profesor quedó con la boca abierta, incapaz de decir algo. Ziranna, percatandose de su estado, tomó la iniciativa.
- Muy bien. En la cultura de ustedes, esto sería un acto deplorable- Dijo de pronto la meskar. Poniéndose de pie frente al profesor.
- Mírame Davor. Observa este cuerpo- señaló, mientras mostraba todos los atributos físicos, haciendo poses con sus brazos y piernas.- Dime... ¿Que tiene Narel que no tenga yo? Grrr...- El humano miraba atónito aún sin poder decir palabra.
- Grrr.... Responde!- Exclamó con un rugido y mostrando los dientes. Davor se sobresaltó.
- Eh yo...
- Grrrrrr...
- Tu eres...
- Grrrrr.... ¡Cómo pudiste hacerlo Davor! ¿Acaso no te gusta lo que ves?
- Eh...
Luego de un instante, Ziranna se cruzó de brazos y se quedó mirando a Davor con una semi-sonrisa. El humano excitó sus sentidos al contemplarla completamente desnuda posando para él. Sin embargo su estado de confusión era demasiado como para ordenar sus ideas.
- Ay Davor. ¿Esperabas que te hiciera una escena de celos o te estrangulara por lo que hiciste? Soy una meskar. Y ya te he dicho que nosotros vivimos el amor y la sexualidad de manera distinta a ustedes. Lo que quiero decir es que no tienes que sentirte mal, ni culpable. ¿Eso es lo que te atormentaba amor?
- No puedo creer lo que está pasando- balbuceó el profesor torpemente.
- ¿No puedes creerlo? Está bien. Entonces pongámoslo de este modo: Solo te perdonaré por haberme sido infiel con Narel si ahora vienes hacía mi, y me seduces nuevamente. Me lo debes, macho promiscuo.
- ¡Que!
- Grrr... Ven acá!- Exclamó Ziranna, mientras agarraba a Davor y, como si de un torneo de lucha se tratara, lo alzó bruscamente sobre si, volteandolo y dejándolo caer sobre el lecho. Posteriormente, la hembra se ubicó encima, para lamerle tiernamente el rostro, y más.
-Yo... Debí... Nacer... Meskar. Debí nacer meskar!- Soltó Davor en voz baja, mientras Ziranna le lanzaba una mirada seductora.
- No... Te prefiero humano!-Remató para luego continuar el ritual de lamidos y caricias con su pequeño gran amor.
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Ciudad del Canto
Fiksi UmumZiranna, la hembra meskariana y Davor, el macho humano, inician una nueva vida juntos en Ciudad del Canto. Pese a la armonía alcanzada entre ambas especies, las turbulencias del pasado vuelven a levantarse, poniendo en peligro la estabilidad de la c...