Las llamadas

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Tras despedirse de Ziranna, Davor le indicó al meskariano conductor dirigirse a casa de Arquenes. Pensó que la grabación estaría en mejores manos con él. Tras arribar, le pidió al chófer que lo esperara, pues no tardaría en regresar.
- Hola Davor. Pasa hijo.
- No Arquenes. Gracias. Ha sido un día pesado y quiero regresar al hotel para descansar. Solo vine a darte tu encargo. Aquí está la grabación- dijo el humano mientras le entregaba un pequeño dispositivo el electrónico de audio.
- ¿Estuvo todo bien? No me llamaste después.
- Un meskar me sostuvo del cuello, casi ahogandome, lo de siempre, tu sabes.
- Grrr... Rayos... Lo lamento Davor.
- Descuida. Al menos resolví mi situación con Ziranna.
- ¿De verás? Es una gran noticia- respondió el meskar, tomándole el hombro.- ¿Seguro que no quieres pasar?
- No. Enserio.
- De acuerdo. Revisaré ésto y te informaré después.
- Espero que haya grabado algo. No fue fácil dejar el micro en las ropas de ese sujeto.
- ¿No lo revisaste?
- No. Estuve ocupado con Ziranna. Lo siento.
- Está bien. Pero... Si... Volviste con ella... ¿Por qué vas a tu hotel?
- Hmmm... No quiere recibirme en su casa todavía. Y no quisiera hablar más del tema ahora. Te veo después.
- Oh... De acuerdo pequeño. Que descanses.
- Gracias. Y Arquenes... Tienes un hijo bastante desagradable.
- ¿Lo viste?
- Sí y... Recordé cuando te golpeó y lo encaré.
- Davor! Te dije que él no fué.
- ¡Pero no hizo nada por impedirlo!
- Eso no es asunto tuyo! Lo resolveré con él en su momento. Pudiste haber puesto en peligro tu misión.
- Lo siento viejo. Te dije que yo no era el indicado para esto. Adiós.- Dijo finalmente el profesor, antes de dar la vuelta y subirse al transporte que lo esperaba afuera.


*

La ciudad lucía hermosa por la noche. De alguna forma, Davor sentía que no lo había apreciado. Normalmente el cielo gris impedía ver las estrellas gran parte del año. Mirando por la ventana del vehículo, observó algo de la vida citadina nocturna. Meskar y humanos compartían los paseos y los espacios públicos libremente. No entendía como había gente tratando de impedir esta convivencia, con atentados y secuestros. Al ver a la multitud mezclada, que paseaba tranquila por las calles, apreció una sensación de unidad, como si ambas razas gritaran en sus corazones el deseo de estar juntas. Misma sensación que sintió al contemplar a los alumnos de su colegio por primera vez. Colegio al que mañana debía renunciar, para recobrar la confianza de Ziranna. Supuso que Linette lo entendería.
Tras una media hora de recorrido, el transporte llegó a la entrada del hotel donde se hospedaba. Luego de pagar al chófer, se dirigió directo a su habitación. Se tendió en la cama y cerró los ojos. Trató de no pensar en nada por un rato. Poco a poco el sueño fue venciendolo, hasta casi desvanecerse. En es instante, su comunicador sonó repentinamente.
- Habla Davor.
- Hola Davor. Soy Linette.
-¡Linette!- dijo el profesor, sentándose de un salto en la cama.
- Quería hablar contigo, si puedes.
- Linette, es tarde. Prefiero hacerlo mañana.
- Davor, solo quería ofrecerte una disculpa por lo que pasó.
- No eres la única culpable Linette. Creo que ambos nos equivocamos. Pero mejor hablamos mañana en el colegio. He tomado una desición.
- Está bien Davor. Nos vemos mañana.
- Adiós Linette- concluyó el profesor antes de colgar.
- Ufff... Linette. Por qué tuvo que pasar esto- decía Davor mientras pasaba una mano por su cara. Segundos después, el comunicador volvió a sonar.
- ¿Diga?
- Hola pequeño je je je.
- ¡Ziranna!
- Sí, soy yo. Perdona si te desperté.
- No. Acabo de llegar al hotel. Antes pasé a ver a Arquenes para entregarle la grabación. Así que está bien.
- Bueno... Sé que estoy media borracha todavía creo. Seguramente no pienso con claridad, y mi voz debe oírse algo tonta. Pero... No pude evitar llamarte. No me disculpé contigo por la forma en que te traté esta noche. Lo siento Davor.
- Creo que merecía tus insultos.
- No digas eso.
- Pero, sabes, me dió mucha alegría que aceptaras hablar conmigo.
- Dime la verdad Davor. Fuiste a esa recepción por mí o por la Agencia.
- No niego que tenía muchas ganas de verte. Pero no tenía pensado ir.
- Ya veo. Bueno yo...¿Sabes que? Te lloré mucho y te extrañé.
- Y yo, a tí Ziranna.
- Y como está guapa meskariana te extraña tanto... Quiere que mañana empaques tus cosas, porque irá a buscarte para que duermas abrazadito con ella. Te quiero de vuelta a mi lado, amor.- Al escuchar estas palabras, Davor no pudo evitar sonreír. Permaneció un rato sin decir nada.
- Que pasa, Davor- se escuchó del otro lado.
- Nada, es que es la primera vez en mucho tiempo que me llamas "amor". Espero que no sea sólo porque estás un poco bebida.
- Grrr... Tal vez sea por eso... Ja ja ja. Pero recuerda, que es el elixir de la verdad.- Luego de un rato, Davor agregó
- De todas formas la pasé bien contigo esta noche. Sin contar con el apretón que me dió en el cuello ese colega tuyo claro.
- Nuevamente me disculpo por eso amor. No sé que me pasó...
- Olvídalo Ziranna. Me basta con saber, que a pesar de todo, me sigues queriendo.
- Te equivocas mi amorcito... Yo te sigo amando.
- Cierto. Igual yo amor.
- Davor. Hay otra cosa que quiero decirte. Cuando te conocí, viniste a la ciudad a ejercer como maestro en el Colegio del Canto. Traías un paraguas destartalado y un portafolio lleno de sueños y esperanzas de quedar contratado allí. Recuerdo tu carita de ilusión cuando te aceptaron. Sé que te costó mucho conseguir ese puesto. Davor, no quiero que renuncies al colegio.
- Ziranna, que estás diciendo.
- Lo que oyes amor. Deseo que sigas trabajando allí. Estás dispuesto a renunciar. Con eso pruebas que eres capaz de sacrificar lo que más quieres por mí. Quédate.
- Pero Ziranna, lo que pasó con Linette...
- Sabrás cómo manejarlo. Confío plenamente en tí. Sé que no me defraudaras denuevo. Ah... Y hablo en serio. No porque esté borracha.
- Ufff...
- Que ocurre Davor. ¿No te sientes capaz de manejarlo?
- No es eso Ziranna. Es que no sé por qué me otorgas tanta confianza.
- Por qué así ama una meskar. ¿Qué tan genuino sería mi amor si no confiara en ti? Cuando te escogí, no creas que pasé por alto tu condición de humano. Y acepté las consecuencias. Pero lo que siento por tí es tan fuerte, que no puedo hacer otra cosa más que confiar. Si no lo hiciera, no sería amor meskariano.-Davor, conmovido por aquellas palabras, sólo atinó a responder- Gracias, por amarme tanto.
- Grrr... Te noto extraño.
- No. Estoy felíz. Es todo.
- Mañana lo estarás más, cuando vaya por ti. Te amo Davor Zerek.
- Te amo Ziranna.
- Que duermas bien.
- Eso no podrá ser, si no estás conmigo- respondió el profesor.
- Entonces te mando un beso. Y ten paciencia, hasta mañana.
- Hasta mañana Ziranna- respondió Davor antes de colgar definitivamente el comunicador y acomodarse para dormir. La noche había sido más larga de lo esperado.

*

Cuando Arquenes empezó a escuchar lo que el dispositivo había grabado, no tuvo dudas de que Valtar, ya no era el muchacho que él había criado.


Ciudad del CantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora