Capítulo 2. Golpes Del Pasado

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La meskar rival era una luchadora fornida, cuyo cuerpo podría calificarla perfectamente en la clase peso pesado. Sin embargo, eso no intimidó a Ziranna, quien, siendo de la categoría media, tenía cierta experiencia con rivales de mayor calibre. El pelaje de su contrincante era de un marrón oscuro sin matices. La meskar policía supuso que éste, no sería un encuentro fácil.

 La meskar policía supuso que éste, no sería un encuentro fácil

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- ¡Peleen!- Sentenció finalmente el árbitro, que como era habitual, resultó ser un humano versado en estas lides. Ambas meskar se pusieron de pié y comenzaron a rodear en círculos el centro de la lona. Se miraban mutuamente estudiando cada una de sus reacciones. La competidora marrón-oscuro mostraba sus dientes, tratando de intimidar a su rival, pero ésta permanecía inmutable.
- ¡¡Vamos Ziranna!!  Gritaban sus colegas del cuartel con fuertes rugidos. Narel y el profesor hacían lo mismo. De pronto, las meskar se arrojaron una contra otra quedando en medio de la lona forcejeando y rugiendo. La fuerza de ambas era similar. Ziranna hacía grandes esfuerzos por no ceder al impulso de la rival. Pero, poco a poco, ésta la hizo retroceder. Intentó frenarla, usando todo el empuje de sus piernas, pero rapidamente se percató que era inútil. Entonces, en un repentino cambio de estrategia, desplazó a la meskar levemente hacia un costado con la fuerza de sus brazos, y usando la propia inercia, la empujó hacia el borde de la plataforma. La contrincante trató de frenarse a tiempo, pero no lo consiguió, saliendo impulsada afuera.
-¡Punto! ¡A sus lugares!- Sentenció el juez, al tiempo que los parciales de Ziranna saltaban de alegría en el público.
- ¡Que bien! Usó la propia fuerza de su rival para sacarla del cuadrilátero. No te parece genial Davor!- comentó Narel.
- Ehhh... Así es -dijo el aludido con entusiasmo, aunque sin comprender mucho los pormenores de la competencia. Desde los hombros de Arquenes, trataba observar a Ziranna, aunque aveces se le atravesaba uno que otro espectador. Por su parte, el viejo meskar, no parecía estar atento al desarrollo de la pelea. Su mente, aún estaba ocupada con aquel luchador que había visto unos minutos atrás.
- ¡Peleen! Gritó nuevamente el árbitro y ambas meskar se pusieron de pié para luchar. La hembra marrón oscuro intentó tomar por sorpresa a Ziranna arremetiendo con todo su cuerpo, pero la guardiana hábilmente eludió el ataque con un rápido movimiento de piernas. Giró sobre si misma y con la cola, golpeó fuertemente la espalda de su contrincante, lanzándola nuevamente fuera de la lona.
- Grrrr! Muy bien Ziranna- exclamó Rodas, el meskar jefe del escuadrón de guardias, que también se encontraba en las graderías.
- ¡Así se hace!- Gritó a su vez Narel dándole un abrazo a Arquenes y haciéndolo tambalear.
- Perdón, es que me emocioné-
- No te preocupes hija, solo que no vayamos a descalabrar aquí al profesor si se nos cae- replicó Arquenes, al tiempo que el humano, por las dudas, se aferraba con más fuerzas a su cabeza. Ziranna miró a su entrenador extrañada. Esperaba encontrar más resistencia de su competidora, pero éste, con su larga experiencia en este deporte, le señaló con un gesto que no se confiara. Las meskar tras una nueva orden del árbitro, volvieron a ponerse de pie. Ziranna esperó que su rival tomara la iniciativa. Esta, no tardó en actuar, embistiendola una vez más. La guardiana aguantó en principio el embate pero esta vez, la meskar marrón estaba decidida a no perder el punto. Tomó a Ziranna de la cintura y la levantó por los aires tratando de tumbarla. Al no lograrlo, se dejó caer hacia atrás llevando a su oponente consigo. Ziranna cayó boca arriba, y para no perder el punto, se levantó rápidamente. Pero en ese instante, la hembra marrón hábilmente desde el suelo, le dio una fuerte patada en el rostro que la descolocó. Aprovechando el momento, volvió a conectar un golpe de pie en la cabeza de Ziranna, quien sintiendo el trompazo, se levantó tambaleándose. Rápidamente su rival se alzó frente a ella y le propinó un par de puñetazos que terminaron por tumbarla.
- ¡Punto! A sus lugares.- Dijo el juez del encuentro. Ziranna, que quedó de rodillas en la lona, sintió como todo le daba vueltas. Por un instante recordó con temor, la sensación que le producía la droga que Roniee le inyectaba de forma camuflada. Movía la cabeza de un lado a otro, tratando de recuperarse.
- Ziranna, ¿estas bien?- Preguntó el entrenador Borak desde el borde. Pero esta no respondió. Sus amigos en las graderías comenzaron a preocuparse al ver que no se levantaba.
-Grrrr... Algo le pasa a Ziranna- dijo Narel con tono de angustia. El profesor Zerek trataba de estirarse para ver mejor.
- Ziranna, hija, pediré tiempo
- No entrenador, ya estoy bien- respondió ésta mientras se ponía de pie.
- ¿Puede seguir?- Preguntó a su vez el árbitro.
- Sí señor- Respondió la meskar. Tras lo cual, volvió a tomar su posición en la plataforma.
- Uff... Menos mal que pudo sobreponerse - expresó Narel aliviada.
Sin embargo, Davor comenzó a inquietarse. No estaba acostumbrado a presenciar este deporte y temía por el bienestar de Ziranna. Arquenes, por su parte, seguía ajeno a los acontecimientos.
-¡Peleen! Se escuchó en la lona, al tiempo que ambas competidoras reanudaban la lucha.
- No me voy a dejar vencer. Me queda solo un punto para ganar- pensaba Ziranna para sí mientras miraba fijamente a su rival. Las hembras nuevamente se movían en torno al centro. No deseaban cometer errores. La tensión era evidente. De pronto, la meskar marrón oscuro comenzó a atacar con golpes de pierna que Ziranna bloqueó con sus brazos. En un descuido de su rival, la guardiana logró atrapar una de sus patas cortando sus movimientos.
- Se acabó- se dijo Ziranna, mientras se volteaba rapidamente para embestir con el cuerpo. Su contrincante trató de zafarse encaramandose con desesperación en su espalda, pero al dejarse caer hacia atrás con su rival encima, Ziranna obtuvo el punto que le faltaba para ganar el encuentro.
- Grrr... Si! Gritaban sus compañeros con los brazos en alto mientras se dirigían a la plataforma para saludar a la vencedora.
- Grrr... Lo logró Davor! Lo Logró! Gritaba Narel al tiempo que daba otro efusivo abrazo a Arquenes. Ziranna se sentía extasiada pero feliz. La meskar marrón oscuro, se acercó para saludarle.
- Rayos, había escuchado que eras una luchadora de temer. Fue una buena pelea. Soy Aransha.
- Un placer, soy Ziranna. Eres fuerte. Me pusiste en aprietos je je.
- Espero no haberte golpeado muy duro.
- Grrr... Tranquila. Estoy bien.
- Felicidades. Nos vemos.
- Adiós- dijo Ziranna mientras se despedían con un abrazo.
- Hija, ¿estás bien? - Inquirió a su vez el entrenador Borek.- No me gustaron esas patadas en tu cabeza.
- No se preocupe, no fueron tan fuertes- respondió la meskar.
- Precisamente, porque no fueron tan fuertes, me inquieta que casi te hayan hecho perder el sentido. Ya hablaremos de ello. Por ahora relajate hija. Fue una buena pelea.
- Gracias entrenador.
Rodas y el resto del cuerpo de guardias, finalmente subieron a la lona para felicitar a Ziranna.
- Bien hecho Guardiana. Nos diste un gran susto. Pero lo hiciste muy bien como siempre.
- Gracias Rodas.
- Tomate el resto del día, con tu patner.
- Oh Davor- exclamó de pronto la meskar, recordando al profesor que también había venido a verla.

                                                                                       *

Hijo, vas a tener que se disculparme, pero debo irme- Dijo Arquenes mientras ponía a Davor en el suelo.
- Grrr. Lo lamento.
- Tranquilo grandulón. Dime, ¿pasa algo?
- No... No es nada serio. Te veo después- Señaló el meskar al tiempo que se alejaba de las graderias, dejando al profesor sentado en la butaca. Éste al mirar hacia el costado, vio que Narel también se había ido hacia la plataforma.
- Vaya, solo espero que no me aplasten aquí- pensó.

                                                                                    *

¡Ziranna! - exclamó Narel mientras le daba un fuerte abrazo.- Gracias a los dioses estas bien.
- Si gracias amiga. ¿Y Davor?
- Se quedó con Arquenes.
- Que extraño no los veo.
- Ehhh... Es cierto. Yo tampoco- respondió Narel mirando a las gradas.

                                                                                  *

Los pasillos que daban a los camerinos de los luchadores estaban poco iluminados. Mientras avanzaba, Arquenes sentía como su respiración se agitaba. Al llegar al final del corredor, ingresó a uno de los amplios sectores donde los deportistas se cambiaban. Dentro, se encontraban tres luchadores. Uno de ellos, un meskar alto y fornido, se quedó mirándolo con curiosidad.
- ¿Buscas a alguien?
- Sí- respondió Arquenes de manera fría.- Pero no a ti.

                                                                                     *

- Hola guapo... - Sintió de pronto Davor que alguien le susurraba por un costado.
- ¡Ziranna!- Exclamó al tiempo que se colgaba de su cuello dándole un beso en los labios.
- Espera, estoy toda sudada.
- Ja ja ja... No me importa, mujer. Me alegro que hayas ganado... - Señaló el profesor mientras volvía a besarla.
- Oh, Davor, lamento haberte dejado sólo-  dijo Narel mientras se acercaba a ellos- Creí que estabas con el señor Arquenes.
- Sí se encontraba conmigo, pero tuvo que irse. Lo noté extraño.
- Bueno, voy a los vestidores, tomaré una ducha y me cambiaré. Regresaré y luego vamos festejar mi triunfo ¿Les parece? Rodas me dio el resto del día
- Excelente idea-, respondió Narel con entusiasmo. 
- Me parece bien- dijo el profesor.
- Davor yo te cargaré, no te preocupes je je je- Dijo de pronto Narel.
- Gracias. Te lo encargo amiga- Sentenció Ziranna antes de irse a los vestidores. El humano solo se encogió de hombros.

                                                                                           *

         
En el camerino de los machos, Arquenes aguardó hasta que saliera el último de los deportistas. Este, tenía el pelaje café. Medía unos 10 centímetros más que el propio Arquenes y era de contextura robusta. Un certero representante de la categoría peso-pesado. Cuando se plantó frente al viejo meskar, le quedo mirando fijamente. Ambos se examinaron por un largo rato. Luego, el luchador espetó.
- En que puedo ayudarle.
- No necesito tu ayuda muchacho. Te vi pelear y lo haces muy bien. Te felicito.
- Gracias.
- Busco a alguien, como tú.
- Y?
- Alguien que supongo, puedes ser tú. 
El meskar, extrañado, comenzó a hartarse.
- Oiga, tengo cosas que hacer, si me disculpa, debo irme- dijo, mientras se encaminaba a la salida.
- ¿No saludarás a tu padre?- Sentenció finalmente Arquenes. El luchador se detuvo en seco. Petrificado, guardó silencio. Su olfato confirmaba algo familiar en el viejo extraño. Pero ni siquiera volteó a verlo. Tras respirar profundamente, el meskar dijo con voz firme: - Yo no tengo padre - para luego abandonar la habitación. El viejo Arquenes quedó en silencio, sólo. Como el frío metal de una daga hostil, esas palabras calaron hondo en su ser.
-Oh Valtar- suspiró Arquenes. Embargado por la emoción, derramó algunas lágrimas en la penumbra de ese vestidor, aunque sin tener certeza clara del porque. Mientras tanto, afuera, el torneo continuaba y los luchadores seguian dando lo mejor de sí para superar a sus rivales.

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